Una señal para el FMI

Histórica movilización de gremios y movimientos sociales de cara al 25S

 

Buscaban una señal para mostrarle al mundo, para mostrarle al FMI, y la señal es ésta, dijo Hugo Yasky, primer orador en Plaza de Mayo. Y la señal es la foto del paro, añadió el secretario general de la CTA en alusión al cuarto paro al gobierno de Mauricio Macri convocado por la CGT, que comenzó doce horas antes con el impulsado por las dos CTA y con la manifestación que contó medio millón de movilizados frente a la Casa Rosada. Arriba del escenario, ubicado de espaldas al corazón político de este país, con el Presidente de gira en Estados Unidos, se reunieron por primera vez representantes de los gremios sindicales, las dos centrales de los Trabajadores Autónomos, la Corriente Federal de la CGT y dirigentes de los movimientos sociales. Hubo diez oradores. Y el No lo soñé de Los Redondos —la frase que abre el estribillo de Ji ji ji— con muchas ganas de pogo y aire que transformaba a la marcha, por momentos, en asamblea multitudinaria.

"Es la primera vez que somos capaces, que nos animamos, a convocar con esta amplitud —dijo Yasky—, pero hay que decir que no va a ser la última". Fue el primero de los dirigentes en tomar un micrófono que fue caracterizando uno a uno los retrocesos de este país, mientras nombraba las luchas más simbólicas: Atucha, Astilleros Río Santiago y los maestros y maestras en Moreno. Exigió que se caiga el modelo económico, como dijo Pablo Micheli. Llamó a la oposición para que deje de jugar a oficialismo, especialmente de cara a la ley de Presupuesto. Y el armado también convocó a construir unidad y articulación en un plan de lucha, de una y mil marchas, o de uno y mil paros, con la Constitución en la mano porque "no somos golpistas" —como dijo Sergio Palazzo, de Bancarios—, para cambiar en 2019 a Cambiemos. Sonia Alesso alertó a tener cuidado con el que se vayan todos. Y explicó que detrás del hostigamiento sobre las bases, que no va contra los dirigentes, lo que se busca es quebrar las tramas de solidaridad.

 

Foto: Gerardo Sosa

 

Desde el escenario también hablaron Daniel "El Tano" Catalano de ATE Capital que leyó una carta de Milagro Sala. Alejandro "Coco" Garfagnini de la Tupac Amaru. Esteban "Gringo" Castro de la CTEP. Daniel Menéndez, de Barrios de Pie. Juan Carlos Alderete (CCC) y Lola Berthet de Actores. Pablo Moyano encabezó la columna de Camioneros con Omar Plaini de Canillitas y Mario Manrique, secretario adjunto de SMATA. Hubo intendentes de la provincia de Buenos Aires. Diputados. Estuvieron Luis Zamora, Horacio Pietragalla, Felipe Solá, Cristina Álvarez Rodríguez y Fernando Espinoza.

Me fundí con la imprenta en el año 2000 y quedé con la casa hipotecada. Cuando asumió Kirchner, al año y medio, me llamaron y pude pagar la hipoteca, por eso siempre digo 'San Néstor'. Haciendo cuentas en dólares, me di cuenta que estaba pagando lo mismo que me habían prestado. Néstor Hugo Patricios es el segundo del gremio de kiosqueros monotributistas. En la esquina de 9 de Julio y Avenida de Mayo se acerca a Luis Zamora, desesperado, para pedirle una mano para su gremio: somos 110.000 kioskeros en todo el país, de Jujuy a Tierra del Fuego, y en los últimos dos años, 10.000 cerraron. Dice rápido que el kiosco va sabiendo de la crisis en el mismo momento que golpea porque los laburantes de los barrios llegan contando monedas y volvieron a pedirles fiado, fideos y arroz, para llegar a fin de mes.

Son pasadas las dos de la tarde y las banderas avanzan desordenadas por la Avenida de Mayo y las dos diagonales. Los movilizados reúnen a movimientos sociales y las columnas convocadas por las centrales gremiales. Trabajadores ocupados y desocupados, dice Estela Díaz de la CTA para explicar la cartografía que explica esta nueva marcha. Por Avenida de Mayo avanzan banderas verdes y blancas de ATE, de Desarrollo Social, atrás la bandera del ANSES, y por las laterales se acercaban las de otras reparticiones del Estado. Estaban las banderas de las dos CTA y el móvil aéreo de CTERA con docentes de distintas provincias. Y banderas rojas de las organizaciones territoriales. Por Diagonal Sur llegó la CGT con Camioneros y la Corriente Federal. Y por Diagonal Norte, las agrupaciones de la CTA de la provincia de Buenos Aires. Por ahí entraron SUTEBA Moreno y la Escuela 49, que explotó el 2 de agosto y de la cual una y otra vez habló la Plaza. El escenario mencionó y aplaudió lo que sucede en el Oeste del conurbano, con un embrión de organizaciones sociales y corrientes gremiales de trayectorias diversas que mantiene la ciudad enlazada.

Que suenen los tambores, que se escuche en el Norte el rugir de este pueblo, dijo el escenario. Que se escuche a este pueblo que se planta y dice basta. Que se sienta que estamos viniendo de todos los sindicatos y de todos los gremios de la Patria, decía cuando comenzó el paro de 36 horas. Para entonces, una mujer extendía un puesto de venta de dulces como desde hace seis meses, en cada marcha, y no porque no tiene trabajo, dice, sino porque el dinero no alcanza. Una abogada laboralista que esperaba a su columna enumeró un listado de diez llamados por semana de gente desesperada, que quiere entender qué puede hacer porque acaba de perder el trabajo.

 

Foto: Gerardo Sosa

 

La policía estuvo varada detrás del vallado de la Catedral. Y durante la mañana desatada en el Puente Pueyrredón para impedir el ingreso de las organizaciones nucleadas en la CTEP. Cuando le tocó hablar, el Gringo Castro pidió aplausos para los docentes de Moreno, habló de la lucha de Atucha que defiende soberanía, pero agradeció especialmente a los trabajadores de Río Santiago, que también construyen soberanía pero que cuando se enteraron de lo que pasaba en el Puente Pueyrredón vinieron a hacer el aguante como lo hacen siempre, y como lo vamos a seguir haciendo.

Una embarazada pasó con la remera levantada. En la panza donde a Corina de Benis le tajearon el no a las ollas, ella escribió Macri Gato. El escenario dijo que hay que frenar a la Casa Rosada. Y un pibe respondió: Pará, que me pongo fuerte y me meto adentro. El escenario mencionó la unificación de los hospitales de Ciudad de Buenos Aires y dos mujeres en la calle hablaron del decreto de Horacio Larreta. Hagan rugir esta plaza, con las manos con la voz, es hora de defender nuestros derechos, dice la voz cuando llegan más columnas. Y suena el Indio Solari.

 

Foto: Gerardo Sosa

 

"El Presidente debe tener las rodillas entumecidas por estar mucho tiempo de rodillas" ante quienes "ven a la Argentina, a Brasil y a la región como el patio trasero" del mundo, dijo Yasky en el arranque. "Vamos a volver como hicimos después del 55, como hicimos después del '76 con la dictadura genocida —agregó—, siempre el pueblo vuelve, vuelve en esas mujeres Madres y Abuelas, que nos enseñan el camino". Siguió Pablo Micheli. Dijo que escuchó a Macri decir que estaba dispuesto a competir. Juro que me dio vergüenza ajena, explicó. "La clase media entró en default, las familias entraron en default, no saben cómo afrontar el pago de tarifas, de gas, de luz, de agua y darle de comer a los pibes".

Dos hombres revolvían la basura buscando latas de lo que sea. Las levantaban con un palo. Las apretaban con los pies. Y las guardaban. Eran las mismas latas que se vendían momentos atrás. Como si no hubiese tiempo de nada. El tacho también se hacía escuchar a su modo: EL HAMBRE NO SE PARA CON REPRESIÓN. LUCHA Y RESISTE, llevaba escrito. Un camarógrafo de la CNN acomodaba el cuello de un reportero como buscando algo de compostura para trasmitir el espanto. Micheli decía que hay que preparase, que tal vez hagan falta uno y mil paros. Que habrá que hacer nuevos esfuerzos para generar articulación y tolerancia. "O se cae este modelo económico o estos tipos dejan el gobierno".

Una persona pasó con un cartel: Juicio y Castigo a Mauricio Macri. La combie de Hebe de Bonafini y las Madres de la Asociación había quedado estacionada en plena Avenida de Mayo. Hebe le escribió una carta a la Asamblea General de Naciones Unidas ante la participación de Mauricio Macri. "Si dice que hay trabajo, no le crean", empieza. Sigue con la comida. Si dice que los niños y niñas comen, no le crean. Termina diciendo: Siempre miente.

 

Foto: Gerardo Sosa

 

El escenario siguió. Coco Garfagnini explicó que no era él sino Milagro Sala la que tendría que estar en ese lugar. Caracterizó el proceso de resistencia de dos años y medio en la calle, a través del cual las organizaciones forjaron un proceso de articulación inédita con movimientos sociales y el movimiento sindical que no negocia. Un proceso que definió como proceso de unidad en expansión. No sé si está en Nueva York o en dónde, pero en Argentina seguro que no está, dijo sobre Macri. Y llamó a la oposición a plantarse: Llegaron con el voto de la oposición, no con el voto de Cambiemos. Nos piden gobernabilidad y algunos se las dan, pero después nos estigmatizan y reprimen.

También dijo: A este pueblo le costó mucho la democracia. Aumentan las tarifas y también aumentan los comedores. Esta Plaza es una gran asamblea. Nosotros tenemos propuestas: construir un millón de viviendas o suspender las importaciones. Pero sabemos que no van a hacer ninguna de esas cosas, por eso llamo a frenar el presupuesto: tienen que frenar ese presupuesto de hambre y seguir la organización para el G20 que viene a fin de año. Tenemos la economía manejada por el FMI y van a venir acá a sacarse fotos.

Entraron a la Plaza las agrupaciones de la Izquierda Socialista. Nora Cortiñas se sentó en una silla. Integrantes de la agrupación Nadia Echazú denunciaban a través de un comunicado que registran el peor nivel de muertes entre la población trans: 60 en lo que va del año, en una población con promedio de vida de 40 años, igual que en la Edad Media. Un grupo de colectiveros agitaba banderas. Pasaron Agustín Rossi y Martín Sabbatella.

 

 

Sergio Palazzo llamó a consolidar un plan de lucha. "Hasta aquí llegó el ajuste del gobierno de Mauricio Macri, hasta aquí llegó el ajuste de la derecha argentina, porque hay un pueblo unido que salió a la calle a decir basta", dijo. "Mañana todos los gremios confluyen en un paro que va a ser histórico. Mientras nuestro Presidente pone la mirada en el sector financiero, nuestro pueblo pone la mirada en la Plaza de Mayo hoy y mañana, castigando con un paro que vuelve a decir basta a estas políticas". Habló de los trabajadores. De cómo les cambiaron las caras. De hombres y mujeres que no saben cómo esperar los treinta días para inventar qué darle de comer a sus hijos. Que se dejen de joder con el presupuesto, dijo. Y enseguida explicó que este gobierno da respuestas a los agroexportadores cuando se las tiene que dar y da respuestas al sector financiero, pero no da respuestas al sector de los trabajadores, sino que da palos. Si hace falta una y mil marchas, uno y mil paros, los haremos, pero si no dan respuesta hay que intensificar un plan de lucha que reúna a todos los sectores organizados por la vía democrática, porque no somos golpistas. Y como dicen ellos, vamos decir ahora nosotros que si se puede cambiar a Cambiemos en el 2019.

Sonia Alesso volvió a explicar esa idea que la atraviesa desde hace tiempo. Estamos acá por convicción política, por defensa de nuestra clase. No nos están reprimiendo a los secretarios generales o a los líderes, están tratando de impedir algo tan básico como la solidaridad. No quieren que nos duelan los despidos. No quieren que nos duelan los vendedores ambulantes reprimidos por la policía. Vienen por cada uno de los que peleó, quieren un pueblo sumiso, arrodillado. No quieren que nos preocupen las ollas populares. Pidió un aplauso a los que luchan todos los días. Recordó a las pibas del movimiento de mujeres que salieron a pelear la ley de interrupción del embarazo, dijo que hay una nueva generación en una nueva época que no se rinde. ¿Qué le duele a la oligarquía? Un pueblo que no se rinde.

Unidad. Articulación. Uno y mil paros. La agenda de los próximos meses: presupuesto y G20. Todos saben, sabemos, que efectivamente todo va a ponerse peor. Pero acá hubo además un mensaje para ahora y hacia afuera. Una Plaza. Una señal.

 

 

 

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