Universidad, divino tesoro

Movilizaciones en Estados Unidos contra el genocidio en Gaza y el apoyo de Biden a Israel

 

No sólo en la Argentina el sector universitario ha tenido un rol protagónico al liderar las protestas que hicieron del recorte presupuestario a las universidades públicas el eje en torno al cual se encolumnaron sectores golpeados por las draconianas políticas de ajuste instrumentadas por el Presidente Milei, al que se sumaron la mayoría de las fuerzas políticas y la opinión pública.

En Estados Unidos, desde California hasta Nueva York, tuvieron lugar protestas estudiantiles en más de 40 campus que exigen que sus universidades dejen de invertir en empresas o instituciones que se benefician de la ocupación israelí, el fin del apoyo militar del gobierno a Israel y un cese inmediato del fuego. La policía ha detenido a cerca de 600 estudiantes y profesores en el país. Según la mayoría de los medios de comunicación estadounidenses, no se veían movilizaciones tan importantes en las universidades de ese país desde la guerra de Vietnam.

Las protestas más visibles se iniciaron el 17 de abril, en el campus de la universidad de Columbia, en Manhattan, donde los estudiantes instalaron algunas docenas de carpas, banderas palestinas y carteles que decían “Columbia financia el genocidio” o “Mientras lees, Gaza sangra”. Con esos actos los estudiantes buscaban, además de las exigencias señaladas, que otras universidades del país se plegaran a sus demandas, lo que se ha expandido como fuego en un bosque.

 

 

Los conflictos al interior de las universidades no han sido menores. La Universidad del Sur de California suspendió su principal ceremonia de graduación después de una gran polémica en torno a la decisión de cancelar el discurso de Asna Tabassum, su estudiante con mayor rendimiento académico, quien había expresado su apoyo al pueblo palestino. El gobernador de Texas, Greg Abbott, ha dicho que no permitirá centros antisemitas en las universidades. Lo que no entiende Abbott es que las protestas no son antisemitas, sino que buscan frenar el genocidio a la población palestina.

Para desactivar la protesta, la dirección de la Universidad de Columbia contactó a la policía, que detuvo a estudiantes bajo la acusación de allanamiento de morada a la institución privada. Varios fueron suspendidos. Algunos temen que puedan ser expulsados. Lo mismo ha ocurrido en Yale y en otros prestigiosos centros de estudios. Ante estas circunstancias, la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU) ha publicado el viernes una carta abierta dirigida a los rectores de las universidades en la que manifiesta que la policía armada en el campus puede poner en peligro a los estudiantes y su presencia debe ser sólo una medida de último recurso. Asimismo, insta a las autoridades universitarias a resistir la tentación de silenciar a estudiantes o profesores porque voces poderosas consideren que sus puntos de vista son ofensivos. En cambio, llama a defender la misión central de la universidad, que es fomentar el debate y el disenso con el fin de preparar a los futuros líderes en la construcción de una sociedad pluralista.

 

 

En este escenario, y en un claro acto de injerencia en la política interna, Benjamín Netanyahu publicó un mensaje en donde condenó las acciones de los estudiantes y la falta de reacción adecuada por parte de las autoridades universitarias. Señaló que “multitudes antisemitas” habían tomado las principales universidades y denunció que “piden la aniquilación de Israel y atacan a estudiantes judíos”. Calificó las manifestaciones de “horribles” y agregó que “recuerdan lo sucedido en las universidades alemanas en los años ‘30”. Si bien los medios indican que hay algunas fricciones con estudiantes judíos, no es lo predominante. Las protestas pro-palestinas han traspasado los campus de las universidades y muchos judíos se han plegado en las calles, en especial en Nueva York, donde marchan con la consigna Not in our name (no en nuestro nombre).

 

Alimentar el genocidio

Las manifestaciones tienen lugar en un contexto en el que el Presidente Biden finalmente promulgó, el miércoles, un suplemento de la legislación para la seguridad nacional de Estados Unidos, que incluye un paquete de 95.000 millones de dólares de ayuda exterior para Ucrania, Israel, la región del Indo Pacífico (léase Taiwán) y una “Ley de Paz a través de la Fuerza del Siglo XXI” que incluye, entre otros, la imposición de sanciones a los puertos y refinerías que reciben y procesan petróleo iraní; faculta al Poder Ejecutivo a confiscar y transferir activos rusos congelados en Estados Unidos a Ucrania; y le otorga a la matriz china de TikTok, ByteDance,  considerada una “aplicación controlada por un adversario extranjero”, nueve meses para vender la empresa de redes sociales a capitales estadounidenses ante la preocupación de que China pueda acceder a los datos de sus ciudadanos o vigilarlos con la aplicación.

El proyecto de ley había permanecido durante meses estancado por el bloqueo de legisladores republicanos, por lo que un emocionado Biden dijo que la aprobación hará que Estados Unidos y el mundo sean más seguros y permitirá que continúe el liderazgo del país en el mundo. Se trata de una inversión en nuestra propia seguridad, señaló, porque cuando nuestros aliados son más fuertes, nosotros también lo somos. Dijo también que su compromiso con Israel es férreo y que siempre se asegurará de que Israel tenga lo que necesita para defenderse contra Irán y los terroristas que ellos apoyan. Parece no ver que el gobierno israelí está aniquilando a la población palestina civil en Gaza, donde ha dejado 35.000 muertos y 80.000 heridos, en su mayoría mujeres, niños y ancianos. Tampoco ve la continua expansión de los asentamientos israelíes en Cisjordania, en sí mismos una violación del derecho internacional, donde desde el 7 de octubre último los colonos judíos han asesinado a 450 civiles palestinos, de los cuales 112 son niños.

Biden dijo que el paquete incluía mil millones de dólares de ayuda humanitaria adicional para el “pueblo inocente de Gaza, que está sufriendo mucho por las consecuencias de esta guerra que Hamás empezó”. Añadió que se asegurará de que esa ayuda llegue a los palestinos en Gaza sin retrasos, a pesar de la política deliberada de trabas que impone el gobierno de Netanyahu a la llegada de ayuda humanitaria, incluido el asesinato de 196 colaboradores de las Naciones Unidas y los siete miembros de la organización World Central Kitchen, entre otros. El secretario general de la ONU, António Guterres, ha denunciado los obstáculos que impone Israel al suministro de ayuda humanitaria a los gazatíes, que están al borde de la inanición.

El mismo día que Biden promulgó esa ley, las autoridades sanitarias de Gaza terminaron de contabilizar los 392 cadáveres hallados en fosas comunes dentro del complejo médico Nasser, uno de los edificios civiles tomados por el Ejército israelí, que aseguró que debajo de las instalaciones había una base de operaciones de Hamás en donde presuntamente encontrarían a algunos de los 133 rehenes israelíes, hipótesis que resultó errada. Luego de varias semanas de asedio en las que no se permitió el acceso de miembros de ningún organismo internacional, los militares israelíes autorizaron el ingreso a las autoridades sanitarias de Gaza y a los palestinos que buscaban a sus parientes, a los que encontraron en estado de descomposición, muchos con las manos atadas a la espalda. El portavoz del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, reveló que algunos de los cuerpos que habían sido desenterrados para cumplir con el proceso de identificación tenían marcas de tortura.

Por su parte, Stéphane Dujarric, portavoz del secretario general de la ONU, manifestó la necesidad de llevar a cabo una investigación “creíble e independiente” para reconstruir los hechos y encontrar a los responsables, para lo cual se necesita “un alto al fuego inmediato”. Para curarse en salud, las Fuerzas de Defensa de Israel han dicho que cualquier intento de culpar a Israel por enterrar a civiles en fosas comunes es categóricamente falso y es un mero ejemplo de una campaña de desinformación destinada a deslegitimar a Israel.

 

Dinamitar la paz

Días antes del descubrimiento de las fosas comunes, Estados Unidos vetó en el Consejo de Seguridad la admisión de Palestina como miembro de pleno derecho a la ONU. El proyecto de resolución que había sido propuesto por Argelia en representación de la Liga Árabe obtuvo 12 votos a favor, más las abstenciones del Reino Unido y Suiza. El secretario general había dicho a los miembros del Consejo que las recientes escaladas en Oriente Medio hacían aún más importante apoyar los esfuerzos hacia una paz duradera entre Israel y un Estado palestino plenamente independiente, viable y soberano.

Para que un proyecto de resolución sea aprobado, debe contar con al menos nueve votos a favor y ningún veto de sus miembros permanentes (China, Francia, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos). Palestina, que es observador permanente en la ONU desde 2012, había presentado una solicitud al secretario general el 2 de abril, pidiendo que se reconsiderara su petición de 2011 para convertirse en Estado miembro de la ONU.

Para Guterres, “no avanzar hacia una solución de dos Estados no hará sino aumentar la volatilidad y el riesgo para cientos de millones de personas en toda la región, que seguirán viviendo bajo la amenaza constante de la violencia”. Para el embajador adjunto de Estados Unidos, Robert Wood, el veto de Estados Unidos “no refleja oposición a la condición de Estado de Palestina, sino el reconocimiento de que éste sólo se conseguirá mediante negociaciones directas entre las dos partes”.

El gobierno israelí está decidido a acabar con los palestinos. El 22 de abril el jefe de la Dirección de Inteligencia de Israel, Aharon Haliva, presentó su renuncia al aceptar su responsabilidad por las fallas de su sección el pasado 7 de octubre durante la incursión de las Brigadas al Qassam, el ala militar de Hamás, que causó la lamentable muerte de 1.200 personas y el secuestro de 200 rehenes. La noticia sobre la dimisión del jefe de la Inteligencia israelí tuvo lugar un día después de que sus Fuerzas de Defensa anunciaran la aprobación de los planes para continuar sus operaciones en el sur de la Franja de Gaza en el marco de su ofensiva militar contra el enclave palestino que concentra la población.

En uno de sus múltiples ataques a la infraestructura civil, un proyectil israelí impactó en diciembre un sector de la clínica de fertilidad más grande de Gaza, FIV Al Basma, donde destruyó más de 4.000 embriones y mil muestras más de esperma y óvulos no fertilizados almacenados en dicho centro. Los embriones contenidos en esos tanques eran la última esperanza para cientos de parejas palestinas que se enfrentaban a la infertilidad.

Ante la vista y paciencia de Estados Unidos y Occidente, el gobierno de Netanyahu viola sistemáticamente el Convenio de Ginebra de 1949 relativo a la protección debida a las personas civiles en tiempos de guerra, que prohíbe el asesinato de civiles, castigos colectivos, movimientos forzados de civiles y ataques a la infraestructura civil como hospitales y escuelas.

El veto del gobierno estadounidense y la aprobación de la ayuda militar a Israel le pasará la factura a Biden en las elecciones de noviembre, pues fue precisamente el voto de los jóvenes que posibilitó su triunfo en las últimas elecciones. Su inalienable vínculo con Israel, en momentos en que continúa sus ataques sobre Rafah, zona sur de Gaza donde ha sido confinada la población palestina, debilita sus posibilidades electorales.

La opción a Biden no es mejor: el ex Presidente Trump está siendo juzgado en una Corte de Manhattan por su presunta participación en un plan de pagos para silenciar a sus supuestas amantes, una ex actriz de cine para adultos y una modelo de Playboy, antes de las elecciones de 2016. El juez Juan Merchán le ha ordenado a Trump comparecer en el tribunal de Manhattan mientras dure el proceso. El magnate aún enfrenta otros tres juicios penales en tribunales federales y en Georgia, por delitos más graves como interferencia electoral, conspiración y mal manejo de documentos clasificados después de dejar la Casa Blanca. Es la primera vez en la historia que un ex Presidente de Estados Unidos enfrenta un proceso penal.

Ninguno de los dos Presidentes hubiera imaginado que, desde el seno de las más prestigiosas universidades, el conflicto entre Israel y Palestina se trasladaría al territorio estadounidense.

 

 

 

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