Urnazo social suizo

Con el 58% de apoyo, los votantes helvéticos tomaron en marzo una decisión histórica

 

A partir de 2026, las personas que se benefician de una jubilación suiza también tendrán derecho a recibir un aguinaldo, sea que residan en el país o en el extranjero.

Con el 58% de apoyo, los votantes helvéticos tomaron el primer domingo de marzo una decisión social que los sindicatos consideran “histórica”. La victoria fue doble, ya que el mismo domingo 3 de marzo un 75% del electorado derrotó una iniciativa impulsada por jóvenes de derecha para elevar la actual edad jubilatoria, y sin distinción de género, de 65 a 67 años.

 

Tres años de militancia sindical y social

La Iniciativa popular “Vivir mejor durante la jubilación”, a favor de una 13ª mensualidad del Seguro de Vejez y Supervivencia, tiene una larga historia y se introdujo formalmente en mayo de 2021 por la Unión Sindical Suiza (USS) con la adhesión de 137.550 firmantes, es decir, un tercio más de los 100.000 necesarios que establece la Constitución suiza. Las fuerzas políticas con representación parlamentaria que la apoyaron fueron el Partido Socialista y Los Verdes.

 

Militantes sindicales festejan el domingo 3 de marzo la victoria en las urnas. Foto: Syndicom.

 

Las campañas a favor y en contra de dicha iniciativa fueron intensas desde el momento mismo de su lanzamiento. Los sindicatos, las fuerzas progresistas y las asociaciones de pensionadas/os se convirtieron en los principales promotores del “sí”. Paradójicamente, importantes sectores de base de los partidos de centro y de derecha se sumaron al voto positivo, desconociendo así la orientación de sus respectivas jefaturas.

Prueba evidente de que el aumento aprobado para las personas pensionadas trascendió fronteras políticas tradicionales y superó sensibilidades regionales, ya que, en general, la Suiza francesa vota más a la izquierda que la Suiza alemana. Además, de que se encarnó en las reivindicaciones más anheladas de la ciudadanía helvética.

El argumento principal de los promotores de la iniciativa aprobada fue que los jubilados necesitan más apoyo debido al aumento del costo de vida y que la pensión ya no cumple la misión constitucional de garantizar un mínimo de subsistencia. El artículo 41 (Objetivos sociales) de la Carta Magna establece que toda persona debe estar asegurada contra las consecuencias económicas de la edad. Por su parte, el 112 (Seguro de Vejez, Supervivencia e Invalidez) determina que las pensiones deben cubrir las necesidades básicas de forma adecuada. Nada de esto ocurre en la actualidad debido al encarecimiento significativo, entre otros, de dos rubros esenciales: el alquiler de vivienda y el seguro médico obligatorio.

 

La referencia mundial

Un análisis del periódico suizo en línea Die Republik sostiene que el criterio más significativo para evaluar un sistema de pensiones es la tasa de reemplazo o sustitución salarial. En otras palabras: la pensión no debe ser muy inferior al salario percibido durante los años de trabajo, de lo contrario el nivel de vida se verá seriamente comprometido.

Según dicho análisis, “el nivel exacto de la tasa de reemplazo se puede evaluar de diferentes maneras y depende del nivel salarial antes de la jubilación. Un punto de referencia razonable para una buena tasa de reemplazo salarial es por lo menos el 60% [del salario promedio]”.

¿Dónde se ubica hoy ese nivel de reemplazo entre pensión y salario para los pensionados en los 38 países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE)?, se pregunta Die Republik. En un modesto 50,7%. ¿Y en Suiza, si ignoramos las pensiones privadas, que de hecho sólo benefician a las categorías salariales más altas? La respuesta es contundente: en un 39,9%. En Alemania, la tasa de sustitución salarial es del 43,9%; en Francia, 57,6%; en Austria, 74,1%, y en Dinamarca, 73,1%, casi el doble que en Suiza. Y concluye que “la mayoría de los demás países de la OCDE son mucho más generosos con sus pensionados que Suiza. La Confederación Suiza, el cuarto país con los salarios más altos, ocupa el décimo lugar desde abajo en la comparación de la OCDE en lo que respecta a la sustitución de salario”.

Publicado antes de la votación del 3 de marzo, el análisis de Die Republik sostenía que, de ser aprobada, como finalmente lo fue, la decimotercera mensualidad de la pensión anual “sería la primera Iniciativa Popular exitosa en la historia de la Confederación Helvética para impulsar un proyecto de ampliación de la política social por parte de los sindicatos en las urnas”. Y argumentaba: “Algo fundamental en la estructura política suiza parece estar cambiando. Esta votación puede ser un punto de inflexión política trascendental”.

 

Afiche de la campaña: "Nuestra pensión no nos alcanza".

 

 

¿Cómo se paga?

Tras esta inapelable victoria sindical en las urnas, a la pensión del Seguro de Vejez y Supervivencia (AVS, por sus siglas en francés) se le añadirá, anualmente, un aguinaldo. El texto ratificado el 3 de marzo prevé que sólo se incrementarán las pensiones de vejez. Las de supervivencia para personas que han enviudado o que son huérfanas, así como las del seguro por invalidez, se seguirán abonando doce veces al año.

Este aguinaldo beneficiará a unas 2.500.000 personas pensionadas, de las cuales cerca de 800.000 viven fuera de Suiza. Esta última cantidad incluye ciudadanos suizos emigrados que, aun cuando trabajan en el exterior, siguen aportando a la Caja de Pensiones helvética, así como a extranjeros que trabajaron toda su vida en Suiza y que al llegar a los 65 años regresaron a sus países de origen. También incluye a ciudadanos suizos que han trabajado en su país natal pero que, al jubilarse, se radicaron en otros países donde el costo de vida es menor que en la misma Suiza.

El gasto anual de la AVS le representa al presupuesto nacional unos 50.000 millones de francos suizos (más de 56.000 millones de dólares). En el presente, aproximadamente un 66% de este importe proviene del aporte de empleados y empleadores; un 20% es cubierto por fondos del Estado, y el resto se recauda mediante una participación en los beneficios del Impuesto al Valor Agregado (IVA) y el impuesto a los juegos de azar.

Este aguinaldo, o mes suplementario de pensión pública, le representará el erario nacional algo más de 4.000 millones de francos suizos anuales (unos 4.600 millones de dólares) a partir de enero de 2026. Un acalorado debate político-parlamentario de fondo sobre cómo financiarlo ya comenzó el día siguiente a la votación. Los sectores empresariales intentarán hacérselo pagar a los asalariados. Los sindicatos, por su parte, apuntan a un aporte compartido entre los dos sectores.

Como el texto de la iniciativa no especifica cómo se cubrirán estos costos adicionales, le corresponderá al Parlamento encontrar la fórmula. Las posibles opciones son un aumento de las contribuciones de trabajadores y empleadores, un incremento del IVA o, incluso, una combinación de diversas opciones.

Además de estas opciones, hay propuestas para usufructuar beneficios del Banco Nacional Suizo, así como para aplicar gravámenes a las grandes empresas multinacionales con sede en Suiza. Debate por demás interesante ya que deberá lidiar con numerosas maneras de concebir el Estado social y la redistribución del ingreso. Es decir, la forma en que se debe cortar y servir la torta presupuestaria nacional.

 

Justicia social y redistribución de la “torta”

La Unión Sindical Suiza (USS), principal confederación de los/las trabajadores/as del país, fue el motor esencial de la campaña a favor del aumento de las pensiones. Al conocerse el resultado de la votación, la USS declaró que “el sí a la iniciativa de una decimotercera pensión constituye un avance importante para los jubilados de hoy y de mañana”. Y explicó que dicho aumento “compensará la pérdida de poder adquisitivo y mejorará las pensiones de las mujeres y de los hogares de bajos ingresos”.

Para la central sindical, la votación de la semana pasada muestra claramente que el Consejo Federal (Poder Ejecutivo colegiado), la mayoría del Parlamento y los empresarios “han ignorado durante demasiado tiempo el problema de las pensiones”, realidad que obligó a promover esta Iniciativa Popular. En palabras del senador nacional Pierre-Yves Maillard, presidente de la USS, “este resultado demuestra que nuestra democracia funciona”.

La intensa campaña llevada a cabo a favor de la 13ª mensualidad mantuvo en vilo al país, en particular las últimas semanas. El nivel de participación ciudadano –un 58% concurrió a las urnas— constituye un porcentaje muy alto para Suiza, muy por encima de la participación promedio en un país donde se vota cuatro veces por año para decidir propuestas nacionales, cantonales o municipales. Tan pronto como se conoció el resultado, la USS exhortó al Gobierno y al Parlamento a que tomen las medidas necesarias para definir la nueva fórmula a más tardar en diciembre de 2025. 

En medio del torbellino causado por la pérdida permanente de su poder adquisitivo, las personas jubiladas con pensiones suizas experimentarán una mejoría a partir de 2026. Resultado de las urnas, producto de la obstinación constructiva y solidaria de los sindicatos y en el marco de un ejercicio democrático que premia hoy esta Iniciativa Popular. De todos modos, ya se anuncian nuevas batallas políticas. El próximo junio, por ejemplo, el pueblo suizo deberá decidir en las urnas si está dispuesto a tolerar nuevos aumentos anuales del costo del seguro médico, o aprobar una iniciativa para limitar el costo de la prima mensual a un 10% del ingreso que cada mes recibe cada habitante. De prosperar esta nueva iniciativa, la Suiza social podrá pegar un grito de victoria y el año 2024 pasará a la historia por estas nuevas conquistas populares.

 

 

 

 

 

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