Venganza trava

Si una trava va a la universidad cambia su vida, pero si van muchas cambia toda una sociedad

 

En los años '90, ya en plena democracia, la vida de las travestis-trans tenía como único sustento, como única opción, el trabajo sexual en la calles. Éramos detenidas cuando salíamos a comprar el pan. Pasaba en los barrios, en el centro, en cualquier espacio público y más aún cuando estábamos paradas en una esquina por las noches. Éramos violentadas, abusadas, encarceladas y sufríamos condenas desde 7 hasta 30 días de arresto solo por existir. Hasta que en el año 1998, escuchando a Nadia Echazú y Lohana Berkins, entendimos que debíamos organizarnos, reclamar y luchar por nuestros derechos.

Nos acercamos al colectivo Arcoiris que por aquellos años era la única organización LGBT que existía en la ciudad de Rosario. Pero muchos de sus integrantes nos dieron la espalda y hasta dejaron de ser parte con el argumento de que las trans no debían juntarse con las lesbianas y los gays, sino hacer algo separadas. Acusaban al colectivo de estar muy travestizado por nuestra presencia y no era así. Muchas cosas absurdas. Otres integrantes sí nos acompañaron y nos dieron un espacio, como les abogades Pedro Paradiso Sotile y Mariana Antonelli.

El mismo año, cansadas de todo lo que nos estaba pasando, decidimos hacer una denuncia pública a la Comisaría 5ta, al comando de moralidad pública y a toda la Policía. Esa denuncia la hicimos colectivamente en radio, televisión y periódicos. A los dos días, el jefe de la policía de la Unidad Regional II de ese momento, Benedicto de Matías, por los mismos medios declaró que las travestis-trans teníamos que ser desterradas junto a los drogadictos, los asesinos y los malos policías. Por nuestra parte hicimos llegar las declaraciones al Ministerio de Seguridad de la Provincia de Santa Fe. El jefe y otros policías más fueron destituidos. Ese momento se transformó en un antes y después para la lucha de todo el colectivo travesti  y la continuamos. 

El año 2004, con el asesinato de Sandra Cabrera (militante por los derechos de las trabajadoras sexuales), se pone a la policía y sus prácticas en la mira de la sociedad y las detenciones cesan un poco, para nosotras fue un respiro. En 2010 finalmente llega la derogación de estos códigos de moralidad.

Ese mismo año se forma Comunidad Trans Rosario, la primera organización de travestis y trans que nos convocamos para militar juntas. Sus fundadoras fueron Michelle Mendoza, Miya Vargas, Celeste Castro, Alejandra González, Laly y tantas otras, con las que comenzamos a militar el matrimonio igualitario, ley de identidad de género, la fertilización asistida y ya en 2016 el cupo laboral trans de la ciudad de Rosario. 

Comunidad Trans tuvo una participación al comienzo del armado y luego la Miya Mendoza junto a organizaciones sociales lo llevan al recinto Concejo Municipal y se aprueba finalmente el Cupo. Estas leyes ganadas desde el 2010 hasta hoy son fruto de la lucha de muchas organizaciones, pero también sé que el único gobierno que tuvo la decisión y la voluntad política para que sea posible fue el peronista de Néstor y Cristina.

Así llegamos hasta hoy. El martes presentamos el cupo laboral travesti-trans Alejandra González en la Universidad Nacional de Rosario. El nombre del cupo es el de una integrante de nuestra querida Comunidad Trans, una hermana, amiga. Una compañera que amábamos, quien tenía convicciones firmes, que desempeñaba su trabajo como no docente en la Facultad de Ciencias Bioquímica y Farmacia y que falleció el año pasado y se convirtió así en una más de la lista espantosamente negra que confirma el promedio de vida de las compañera travestis y trans, ese promedio de vida que es de 32 a 35 años.

El cupo fue creado por nosotras, las travas, y nos acompañaron el Ateneo John William Cooke, agrupaciones estudiantes como La Masotta, Febo Asoma, Oktubres, más activistas independientes. Obviamente de la mano del nuevo rector, Franco Bartolacci, y la Decana de la Facultad de Psicología, Soledad Cottone, que se comprometieron e hicieron todo lo posible para que esto sea una realidad. 

Históricamente la población travesti ha sido excluida. La activación de este cupo va a lograr que compañeres ingresen a trabajar y cambien su forma de vida. Van a poder proyectarse de otra manera, en definitiva, van tener una vida mejor. Creemos que es una discriminación positiva transitoria pero necesaria, un avance en materia de derechos hasta que la sociedad y el Estado puedan emplear a compañeras naturalmente.

Son estas instituciones las que tienen que dar el ejemplo, por eso quiero festejar los ingresos a la UNR de las compañeras Morena García en el Área de Internacionalización, de Laly en la Facultad de Psicología, de Jakie en el Área de Sexualidades y Diversidad y de quien escribe en el Área de Ciencia y Tecnología. Son espacios de gestión producto de la decisión de compañeres que creyeron en nosotres y que entendieron que la lucha es con las travestis adentro. Haber estado sentada en un salón principal de la sede del rectorado de la universidad hablando de cupo y de trabajo, tanto para mí como para mis compañeras es un gran orgullo, de lucha colectiva y de años de militancia y activismo y sobretodo de amor. Porque como dijo Lohana Berkins: el amor que nos negaron es el impulso para cambiar al mundo. Porque a la cárcel no volvemos nunca más.

Si una trava va a la universidad le cambia la vida, pero si muchas travas van a la universidad cambia toda una sociedad.

 

 

 

 

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