No existís, nos interesa Milagro

En Jujuy crujen las farsas mientras se aceleran los juicios contra Milagro Sala

 

Se trata de una de las escenas más esperadas en la larga persecución a Milagro Sala. Lo denunciaron cada uno de los actores desde hace tiempo, pero las palabras se escucharon en una audiencia pública y oral. Uno de los implicados del caso conocido como la Balacera de Azopardo denunció al malísimo juez Pablo Pullén Llermanos por extorsión. Dijo que fue a visitarlo a la cárcel y le obligó a denunciar a la dirigente social.

"Me preguntó cómo estaba. Le respondí: ‘Acá me ves’. Yo tenía todo el ojo morado".

—Esto te pasa por no colaborar —le dijo Pullén. Y agregó:

—Vos sos nadie para nosotros. Nos interesa la negra Milagro.

 

Pablo Pullen Llermanos, el precursor del doctor Glock. La extorsión como sistema

 

Fabián Ávila está siendo juzgado en un debate oral que comenzó el 7 de marzo. Lo acusan por el intento de homicidio a Alberto "Beto" Cardozo. Lo mismo ocurre con la dirigente social. Beto Cardozo también está detenido, perteneció a la red de organizaciones que acompañaron a la Túpac, pero en este caso aparece como víctima. La abogada de Milagro Sala, Elizabeth Gómez Alcorta apenas escuchó la declaración de Ávila en la audiencia disparó un twitter que decía: Escándalo.

Los hechos que se investigan en este caso ocurrieron el sábado 27 de octubre de 2007. Beto Cardozo estaba dentro de un auto en el barrio San Francisco de Álava, ex Azopardo. Dos hombres bajaron de un auto y le dispararon. Una niña de 11 años recibió un disparo en medio de la balacera y Beto la trasladó al hospital. Una de las personas que disparó fue Ávila. La otra persona lleva los nombres del primer dictador de la Junta Militar, Jorge Rafael Paes. Ávila fue detenido. Páes permaneció prófugo hasta 2016. Lo detuvieron. Y consiguió un sobreseimiento luego de acusar a Milagro de ordenar la matanza. Ávila también habló de eso. “Hubo arreglos entre Páes y el juez Pullen Llermanos —dijo en la audiencia—: por eso yo estoy acá”.

El abogado de Cardozo, José Cabezas, solicitó en la audiencia del miércoles una medida contra el fiscal Diego Cussel, quien pidió el sobreseimiento de Jorge Rafael luego de la declaración.

En tanto, Milagro Sala declaró esta semana en el juicio conocido con el nombre de Pibes Villeros. “Me culpan de extorsión. Sé de donde viene la mano. Los denunciantes están apretados por este gobierno para declarar en mi contra”. La lideresa de la Túpac perseguida por el gobierno de Gerardo Morales tuvo que volver a decir que ni ella ni sus compañeros robaron nada. “Nosotros nunca nos juntamos para organizar delitos, nosotros sólo construimos”.

Al mismo tiempo, el contador Morales celebraba su matrimonio pachamamero con Tulia Snopek, quien aún discute su divorcio del abogado tucumano Carlos Marti Coll.

 

Tulia Snopek y uno de sus dos maridos.

 

Milagro enfrenta estos días el final del juicio oral de esa causa. El Ministerio Público de la Acusación sostiene que la Túpac era una organización criminal que se conformó para cometer delitos, y acusa a Milagro de asociación ilícita, extorsión y fraude al Estado. Lo mismo ocurre con otras 30 personas, cooperativistas y ex funcionarios. La fiscalía dice que las cooperativas cobraron 29 millones de pesos para viviendas que no se realizaron, pero como dijo Milagro la acusación arrastra problemas desde el primer día. Por un lado, porque los acusados no saben de qué defenderse dado que faltan elementos de prueba para definir datos básicos del modo, tiempo y lugar en el que supuestamente ocurrieron los hechos. Por otro, porque las obras que les exigen no se hicieron porque detuvieron a la gente. Y finalmente, lo más grave de todo, es que durante el juicio gran parte de los supuestos testigos se dieron vuelta: muchos de ellos debían acusar a Milagro supuestamente por coacción, pero cuando se presentaron a declarar ni siquiera sabían para qué habían sido citados.

Cabe recordar que este es el juicio que realizan tres juezas promovidas para constituir un tribunal especial destinado a perseguir a Milagro, sin la calificación suficiente en sus exámenes, y ascendidas después de la llegada al Ejecutivo de Morales.

Milagro decidió no hablar en el comienzo del juicio. Recién lo hizo esta semana. Frente a las juezas, dio cuenta de la historia de la Túpac y de los primeros pasos que dio la organización para armar las copas de leche producto de la crisis más absoluta pero también primer pivote para organizarse. “En ese momento Jujuy era primero en desnutrición infantil, primero en deserción escolar y éramos primeros en desocupación”, dijo. Y describió el trabajo social de la organización sin ningún tipo de ayuda o recurso del Estado.

Dijo que las 57 cooperativas asociadas a la organización hicieron todo tipo de trabajos: cordón cuneta, pavimento, núcleos húmedos y construcción de viviendas en distintas localidades de la provincia. Además, construyeron “26 polideportivos con canchas de básquet, fútbol, sala de primeros auxilios con silla odontológica, atención médica y clínica”. Construyó fábricas en distintos puntos de la provincia, centros educativos y otras actividades. Y también aclaró la relación entre la Túpac y el cordón de organizaciones nucleadas en la Red de Organizaciones Sociales para entender las autonomías. Y el rol de Mabel Balconte, antigua diputada del Frente Unidos y Organizados de Jujuy que acusa a Milagro de extorsión desde que el gobierno la amenazó con detener a sus hijos. “La Red se formó —dijo Milagro— porque a las organizaciones que eran chicas no les daban nada, entonces nos juntamos. Decíamos que si la Túpac tenía para comer los otros también debían tener para comer. En la cuestión económica, la Red era independiente, manejaba su plata. Teníamos una comisión de capacitaciones, una de bolsones y una de finanzas". Mabel Balconte y Emilio Cayo, explicó, integraban esa comisión y eran los encargados de pagar a las distintas organizaciones en la sede de la ODIJ (Organización de Desocupados Independientes de Jujuy).

Criticó el proceso de Justicia. Con juezas que no permitieron la intervención de testigos que llegaran de afuera de la provincia. Ni de expertos que pudieran explicar en términos de verdad, y ya no sólo de Justicia, de qué se trató la construcción de ciudadanía de la Túpac. Pero Milagro criticó también haber llegado a esa instancia sin saber exactamente de qué se la acusa, una de las fallas centrales de la causa, como se dijo, denunciadas desde el primer día por abogados de todos los imputados.

“No entiendo la acusación", dijo ella. "No tiene fecha, no tiene día, no se entiende de qué hechos concretos se me acusa".

Hubo otra referencia sobre el estado de indefensión. El 30 de agosto, el Tribunal decidió excluirla del proceso judicial. Para entonces, el maligno juez Pablo Pullén Llermanos la había sacado del hospital en el que estaba en pijama para llevarla a la fuerza a la sala de juicio. Milagro protestó. Pero ni siquiera la dejaron llegar a la sala de audiencias. Las juezas la sacaron del lugar por desobediente. Una situación que se extiende hasta ahora y sobre la que llamó la atención incluso el Ministerio Público de la Acusación al advertir en distintas audiencias el problema que esa exclusión podía generar en términos de nulidades. Ella ahora respondió: "Además, desde el 30 de agosto cuando me apartaron de la sala —dijo— me fue difícil tener contacto con mis abogados durante las audiencias”.

Por último, también abrió fuego sobre otros actores de la justicia. Dijo que durante el primer año de detención, la llevaron a una audiencia en la que el juez Isidoro Cruz, el fiscal Gustavo Araya y el defensor oficial David Troncoso le ofrecieron denunciar falsamente al ex gobernador Eduardo Fellner, a cambio de mejorar las condiciones de detención. “Me dijeron que declarara que le dábamos plata de la Túpac a Fellner para que se la dieran a Cristina", un mecanismo también denunciado por otros acusados. "Como me negué —agregó—, a la semana siguiente detuvieron a mi marido”.

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