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La Cumbre de la CELAC, Yellen y Richardson: para pensar las posibilidades de la Argentina

 

Alza de los salarios, uso estratégico adecuado de la oferta argentina de materias primas

Entre el lunes 23 y el martes 24 de enero se llevó a cabo en Buenos Aires la VII Cumbre de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Poco antes, la secretaria del Tesoro del gobierno de los Estados Unidos, Janet L. Yellen, exactamente el 17 de enero, emprendió una gira oficial por el continente africano, en el que estuvo hasta el 27 de enero visitando Senegal, Zambia y Sudáfrica. El jueves 19 de enero, Laura Richardson, jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, dio a conocer sus ideas sobre la importancia estratégica que tiene Latinoamérica para su país en un video que grabó para un evento del Atlantic Council, un think tank de viejo cuño en el confluyen intereses de las grandes corporaciones y el complejo militar industrial en torno a la preponderancia geopolítica de los países del Atlántico Norte.

Tres eventos que fungen de colores primarios para pincelar el escorzo del aquí y ahora de las posibilidades de la Argentina para abandonar la semi periferia en dirección hacia el muy minoritario pelotón de países desarrollados. Asunto casi imposible si se considera que desde que se consolidó la dinámica del desarrollo desigual en la acumulación a escala mundial, entre fines del siglo XIX y principios del XX, el único país que logró la hazaña fue Japón, debido a la feliz coincidencia de la descomunal inversión norteamericana y la pelea sin cuartel de los sindicatos nipones, en medio de las singularidades de la situación geopolítica signada por la Guerra Fría.

En verdad, los países con potencial para abandonar el subdesarrollo son muy pocos. Un condicionante y la ley de funcionamiento de la economía-mundo lo explican. La condición necesaria es tener energía y alimentos, porque cuando aumenta el consumo, si no se cuentan ambos en la cantidad necesaria, el crecimiento lo frena la explosión de la balanza de pagos por el déficit comercial en que se incurre. No más de un puñado de países sobre 170 periféricos tienen esa doble dotación. La Argentina la cumple; por ese lado no hay problemas. Así como a nadie se le pasa por la cabeza que la excepción de los emprendedores acabe con el trabajo asalariado porque secaría la plaza de brazos trabajadores, igualmente las relaciones de fuerzas que operan en la economía mundial no albergan ningún temor porque tal o cual país surja del pantano. Es la excepción que confirma la regla tipo Corea del Sur o Grecia, antes de la némesis. El inigualable volumen de China da para otro cantar.

De manera que son las impersonales fuerzas del mercado las que dan cuenta del bloqueo argentino —y del resto de la periferia— mediante la profundización del mecanismo del intercambio desigual que en forma indirecta resulta síntoma del desarrollo desigual. Indirecta, porque directamente los bajos salarios nacionales al adelgazar los mercados ahuyentan las inversiones y la tecnificación y, de rebote, deterioran los términos de intercambio factoriales: cada vez necesitamos más trabajo nacional para comprar menos importaciones. Dado el potencial argentino, además, estos procesos actúan en conjunción con las notables cortedades de la consciencia política en el seno del movimiento nacional. Por ese lado tenemos el gran, gran problema.

Pero de una u otra forma —digamos por omisión o acción— los tres hechos reseñados, con más énfasis en las palabras salidas de la boca de la ambiciosa Laurita, reavivaron las taras regionales en conceptualizar que la voluntad imperialista del dueño de casa es lo que explica principalmente la permanencia en la pobreza del yermo patio trasero de la propiedad.

 

 

De a uno en fondo

La VII Cumbre de la CELAC como culminación dio a conocer un documento conjunto llamado Declaración de Buenos Aires. El canciller argentino, Santiago Cafiero, informó que la Declaración “tiene cien puntos de consenso y once declaraciones especiales, todas fruto del diálogo y el respeto”. También manifestó: “Es el multilateralismo solidario de la forma más vívida, el que practicamos y llevamos adelante. Es vencer la cultura del odio y del descarte y anteponerle la fuerza de la cultura del encuentro". Hay que reconocer que los firmantes no escatimaron buena voluntad y empatía. Por ejemplo, en el punto 9 del documento los participantes de la CELAC dicen: “Resaltamos la importancia de los camélidos, su significativo aporte a la seguridad alimentaria y su contribución para la supervivencia de las poblaciones que habitan en zonas de bajas temperaturas, en condiciones áridas y de sequía, por lo que reafirmamos nuestro compromiso para el éxito de la celebración del Año Internacional de los Camélidos en 2024, de acuerdo a lo previsto por la Resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas A/RES/72/210 de 20 de diciembre de 2017”.

La preocupación por el Altiplano —ámbito por excelencia de los camélidos— llegó hasta ahí, porque en los cien puntos no hay una sola referencia a la muy difícil situación peruana. Tampoco se hace referencia al atentado a Cristina o a la Vice colombiana u otros que ya hubo en la región o los eventos de Brasilia. Eso sí, en el punto 3 —que glosan en el 4— remarcan el “compromiso con la democracia, la promoción, protección y respeto de los derechos humanos, la cooperación internacional, el Estado de derecho, el multilateralismo, el respeto a la integridad territorial”.

Curiosamente, el vocablo deuda externa no figura a lo largo de la Declaración de Buenos Aires, aunque en el punto 12 se informa que se acordó “la realización de una reunión de ministros de Economía y Finanzas en el primer semestre de 2023 en una fecha a determinar con el fin de diseñar una agenda común de América Latina y el Caribe que pueda responder a la actual crisis económica mundial”. Eso en función —según reza el punto 11— de reconocer “la necesidad de que los modelos económicos de los países de la región prioricen el desarrollo productivo con inclusión social y orienten sus recursos disponibles para alcanzar este fin”. Esto en vista de que (conforme el punto 7) se experimenta una “preocupación porque varios países de América Latina y el Caribe emergieron de la pandemia con mayores niveles de deuda pública”. Por tal situación los países de la CELAC se ven compelidos a subrayar “la necesidad de que las instituciones financieras regionales e internacionales, como los Bancos Multilaterales de Desarrollo, mejoren las facilidades crediticias a través de mecanismos justos, transparentes, accesibles y sin exclusiones que contribuyan a que los países que así lo soliciten recuperen con celeridad la solvencia y el acceso a los mercados financieros internacionales, incorporando, para ello, un enfoque de derechos humanos”. Cómo se relacionan tasas y plazos con los derechos humanos, el documento no lo especifica. Por cierto, en los cien puntos la recuperación con celeridad de “la solvencia y el acceso a los mercados financieros” se hace con mucho hincapié en el cuidado del medioambiente.

Este todo-lo-que-puede-dar-la-izquierda-latinoamericana, encima, se tuvo que comer el garrón de ser denunciado por el sesgo y simpatías hacia dictadores que no lo merecen, por el Presidente uruguayo Luis Alberto Aparicio Alejandro Lacalle Pou en su discurso en la CELAC, una alocución articulada con inequívoco espíritu de mayordomo de estancia ordenada y prolija que espera el arribo de los adinerados patroncitos a raíz de la guarida fiscal que está empeñado estratégicamente en consolidar. En los cien puntos no está mencionado el tema guarida fiscal uruguaya.

 

 

Janet Yellen

Estos olvidos, omisiones, melindres de la CELAC contrastan con las acciones por la disputa del poder real de Yellen en África. "Creemos que la comunidad internacional, incluida China, debe proporcionar un alivio significativo de la deuda para ayudar a los países a recuperar el equilibrio", dijo Yellen en Zambia. Respecto de tal agobio, la secretaria general de la UNCTAD, Rebeca Grynspan, advierte (FT, 01/02/2023) que “la deuda pública de los países en desarrollo, excluida China, alcanzó los 11,5 billones de dólares en 2021 (…). En 2021, los países en desarrollo pagaron 400.000 millones de dólares en servicio de la deuda, más del doble de la cantidad que recibieron en ayuda oficial para el desarrollo. Mientras tanto, sus reservas internacionales se redujeron en más de 600.000 millones de dólares el año pasado, casi tres veces lo que recibieron en apoyo de emergencia a través de la asignación de derechos especiales de giro del FMI”. Para Grynspan, “el mundo carece de un sistema eficaz para hacer frente a la deuda (y) esta crisis de desarrollo en estado avanzado con sobreendeudamiento en su núcleo también amenaza con una nueva década perdida para gran parte de la economía mundial (por lo que) sin apoyar a los países para que sean sostenibles, sus deudas nunca serán reembolsables de manera realista”.

Volviendo al discurso de Yellen en Zambia, la secretaria del Tesoro pidió a China que condone 6.000 millones de dólares en deuda que el país tiene con Beijing dado que el 40 % de los pagos del servicio de los pasivos externos de los países más pobres del mundo en 2022 fueron a China. Yellen dijo que la intransigencia de China estaba retrasando una reestructuración más amplia de los 17.500 millones de dólares en deuda externa del país. Sería raro que así fuera puesto que ni Beijing ni Moscú parecen dispuestos a ceder su influencia en África. Qin Gang, el nuevo ministro de Relaciones Exteriores de China, llegó a África una semana antes que Yellen para una gira por cinco países. El canciller ruso Sergei Lavrov se le anticipó por un par de días a Yellen en Pretoria, la capital de Sudáfrica.

Yellen, además de ponderar la vital importancia de los recursos naturales de África, resaltó que en aproximadamente treinta años, los africanos constituirán una cuarta parte de la población mundial. En medio de ese espacio de tiempo, para 2035, proyectó que habrá más africanos subsaharianos que alcanzarán la edad laboral que el resto del mundo combinado. Destacó Yellen que alrededor de 1.700.000 africanos ingresan al mercado laboral cada mes por lo que "el impulso demográfico de África puede alentar el crecimiento económico si, y solo si, se realizan las inversiones adecuadas hoy para crear oportunidades económicas para todos".

 

 

Laurita

Mientras se sopesa cómo la diplomacia argentina puede hacer jugar a favor del interés nacional la búsqueda del “alivio significativo de la deuda para ayudar a los países a recuperar el equilibrio” enunciado por Yellen en África, conforme las relaciones de fuerza que operan en el mundo tal cual es — definitivamente ríspidas y espinosas, con respecto a las que ensueñan a la CELAC—, frente al interrogante de por qué es importante Latinoamérica (la región para la cual fue creado el comando bajo su férula, a fin de resguardar los intereses de su país) la general Richardson se despachó enlistando:

  • "60 % del litio del mundo se encuentra en ese triángulo", (referido a la zona fronteriza formada por el norte de la Argentina y de Chile y el sur de Bolivia) [siendo] "necesario hoy en día para la tecnología".
  • "Las reservas de petróleo más grandes" agregadas las de "crudo ligero y dulce descubierto frente a Guyana hace más de un año". "Tienen los recursos de Venezuela también, con petróleo, cobre, oro" y "los pulmones del mundo" en la selva del Amazonas.
  • "El 31 % del agua dulce del mundo [está] en esta región".
  • La importancia radica en "ricos recursos y elementos de tierras raras".

A los que comparten y animan los sentimientos anti-imperialistas latinoamericanos, el inventario de la general les cayó pésimo y siguen haciendo fila para recordarle a Laurita que su afán de rapiña describe muy bien lo mala muchacha que es. Hablan de resistir el saqueo, de que les impidamos que ejerzan el extractivismo y cosas por el estilo. Ignoramos si la general subjetivamente alberga fervores imperialistas. Si los tuviera, objetivamente no los puede poner en práctica porque no serían necesarios. A los países centrales les basta que los bajos salarios de la periferia les sirvan para comprar materias primas y manufacturas baratas que favorecen a los consumidores de esos países e indirectamente alientan el desarrollo de sus fuerzas productivas al ampliar así los mercados. Una aventura imperialista les saldría muy cara. Cuando los norteamericanos fueron a Irak, las admoniciones morales de que iban a robarse el petróleo estaban en la orden del día. El petróleo les interesaba tres pitos. Lo decisivo era saquear el más importante yacimiento de todos: el presupuesto del Pentágono. Venderle el cuento a la sociedad civil aún traumatizada por el embargo del petróleo de fines de los ‘70, siempre rinde; siempre habrá episodios asimilables a un Leonard Bernstein recaudando fondos para los Panteras Negras y un Tom Wolfe que lo satirice.

La general Richardson dijo lo que dijo por la misma razón. Le importa su presupuesto, entonces tiene que vender que la región es lo más granado geopolíticamente hablando. Los nacionalistas de opereta con el litio, ¿se estarán preparando para recrear los ridículos reproches que le hacían a Arturo Frondizi con el cuento del resguardo “estratégico” del petróleo? En tanto es de esperanzarse con que se haya aprendido lo que la historia enseña, lo de Laurita con el agua dulce bate récords: 31 %. ¿Y con eso qué? Nada. Puro cuento. ¿Pensarán que se embotella? Laurita hizo el truco de hacer olvidar a la audiencia que los océanos contienen el 97 % del agua del planeta con lo que, desalinización mediante, el supuesto problema no es un problema. Desalinizar no es barato, pero lo están abaratando día a día. Hay casi 16.000 plantas de desalinización alrededor del mundo, según la ONU, y la mitad del agua que producen está en Medio Oriente y el norte de África. La sede del reciente mundial en el que los muchachos la rompieron es un buen ejemplo. Qatar, una nación que no tiene ríos, en la que llueve menos de 10 cm al año (en la provincia de Buenos Aires, 80 cm), es uno de los países con mayor consumo de agua per cápita del mundo. El 61 % del agua disponible en Qatar proviene de la desalinización. El restante 39 % se reparte entre agua subterránea (25 %) y aguas reutilizadas (14 %). En Qatar viven casi tres millones de personas. Las previsiones se hicieron para un millón y medio de turistas aunque arribaron bastante menos. Las plantas potabilizadoras abastecieron sin problemas a todos.

En un mundo regido por el valor de cambio y no por el valor de uso, signado por el desarrollo desigual, el recurso estratégico más importante que tiene un país es el de los ingresos promedio de su población. En el caso argentino, el único sentido estratégico que tienen las materias primas (las de siempre y las de ahora) es el de posibilitar sostener el aumento de esos ingresos hasta llevarlos a los de los países centrales y así poder también darle las bases más sólidas a la vida democrática. La pequeña ayuda que puede dar el litio es esa. Por lo visto, lo que necesita una gran ayuda es la consciencia política, porque el salario es un precio político que se determina frontera adentro.

 

 

 

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