¿Y quién cuida a los que nos cuidan?

El 5,7% de los contagiados del AMBA o 16.100 personas son trabajadores de la salud

 

Todavía quedan muchos meses por recorrer de la pandemia por Covid-19 y el personal de salud es fundamental para sobrellevar esta situación.  

Al comienzo de septiembre la voz del personal sanitario logró colarse en la agenda diaria de los medios de comunicación y las redes sociales. Hicieron falta situaciones extremas desde lo físico y lo sanitario, comunicados institucionales y una gota que rebalsó el vaso: la habilitación de encuentros sociales al aire libre sin regulación, y la luz verde a bares y restaurantes. 

“Veo con mucha preocupación la apertura y la actitud de mucha gente. Vos podés tomar la decisión de abrir algunos comercios, pero que la gente se amontone... Fue una medida prematura por parte del gobierno de la Ciudad, porque se podría haber organizado mucho más. No se había preparado para esa apertura, no se hicieron las bajadas de línea con los protocolos”, dice Cristian Acosta, licenciado en enfermería de Terapia Intensiva e integrante del Consejo Directivo de la Asociación de Enfermeros de la Ciudad.

Según los informes que provee Google, al domingo 6 de septiembre, en la Comuna 14 (Palermo), la movilidad en parques estaba 19% abajo en comparación a números previos a la cuarentena, mientras que aumentó un 20% en zonas residenciales. En la Comuna 6 (Caballito), la movilidad en parques estaba un 10% por debajo y un 20% arriba en zonas residenciales. Las estaciones de transporte permanecen en un 50% por debajo del valor de referencia previo a la cuarentena.

El AMBA ya no es el único núcleo de la pandemia en Argentina, pero sigue siendo un eje importante. Desde el gobierno de la provincia de Buenos Aires insisten en que es importante disminuir la circulación porque la meseta actual de los casos es muy alta. Eso no está por el momento en los planes del gobierno porteño. El último ASPO decretado rige hasta el 20 de septiembre. 

En la Argentina una noticia va tapando a la otra con una velocidad asombrosa. Esta semana no fue la excepción y la voz del personal de salud volvió a quedar en segundo plano. Sin embargo, el agotamiento, los meses trabajados y las condiciones de stress psíquico y físico no se han desvanecido.

Nicolás Kreplak, viceministro de salud de la provincia de Buenos Aires, informa en su cuenta de Twitter los fallecimientos del personal de salud. Sobre la situación actual, explica: “En estos días, en el AMBA, estamos en cierta meseta de casos, pero esto ya lo hemos vivido hace unas semanas. Después vinieron las marchas y las aperturas, que hicieron que suban los contagiados. Ahora se vieron imágenes más preocupantes en bares”.

 

 

I

Valeria Urueña, médica de guardia en el Hospital Ramos Mejía hace más de seis años, está de licencia por un cuadro prolongado, luego de haber dado positivo de Covid-19. “De los compañeros que estuvimos jodidos, soy la única que está viva. El resto tuvo síntomas leves o murieron. La mayor parte de los contagios del personal de salud tiene mucho que ver con exposición prolongada en el espacio laboral”. 

Urueña dio positivo el 4 de agosto. El 6, la internaron por una neumonía y tres días más tarde la dieron de alta. Desde entonces, estuvo en la casa con síntomas como fatiga y taquicardia, pese a que el último test le dio negativo. “Me pongo el barbijo y no me la banco más de hora y media”. Tengo que volver el lunes. Por ART ya tendría que haber vuelto, pero no estoy en condiciones de bancarme la exigencia física de una guardia”, agrega.

Al jueves 10 de septiembre, el 5,7% de los contagiados del AMBA eran personal de salud y equivale a 16.100 personas. En los últimos siete días se confirmaron los contagios de más de 2.000 trabajadores de salud en el AMBA. La ocupación de camas de terapia intensiva está por encima del 65%, un número que no es garantía de nada en medio en este contexto.

 

 

II

Cristian y Valeria son personal de salud, son pareja y ya se recuperaron de Covid-19. Estuvieron seis días internados al mismo tiempo y con neumonía. “Tuvimos que dejar a los chicos con una tercera persona y es duro. Estamos todos muy expuestos. Nos enfermamos por eso también, por el stress, por la exposición, la mayoría tenemos dos o tres empleos. También por el hecho de estar circulando todo el tiempo, cansados y sin dormir”, explica Cristian. El 1 de agosto los dieron de alta en el hospital y a los tres días ya habían vuelto a las tareas habituales.

Trabajar con el stress de la pandemia ha llevado a crisis emocionales, angustia y ataques de pánico, según cuenta el propio personal de salud. En muchos casos, los refuerzos que llegan a los hospitales públicos en CABA renuncian a la semana por las malas condiciones de trabajo. 

La lógica individualista, los defensores de la anticuarentena y la quema de barbijos agravan los problemas de uno de los colectivos más importantes durante esta pandemia.

 

 

 

 

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