Floreal de Flores

La música que escuché mientras escribía

 

Sus primeras grabaciones son de 1939, a sus 23 años. Tal vez algún hincha de Platense tenga la versión de la marcha del club, por la orquesta de José Otero, cantada por Fabián Conde, uno de los nombres artísticos que utilizó para no enfurecer a su padre, que tenía otra idea para el futuro de  Floreal Ruiz. Los primeros discos dignos de recordarse los grabó en 1942, ya con su nombre real, en la orquesta del pianista Alfredo de Angelis, que a mi modesto entender tuvo más fama que mérito.

 

 

Pero su despegue se produciría al año siguiente, cuando sucedió en la orquesta de Aníbal Troilo nada menos que a Francisco Fiorentino. Fueron cinco años extraordinarios, que compartió con otros monstruos como Edmundo Rivero y Alberto Marino. Troilo hacía maravillas con sus cantores y Floreal es una prueba de ello. Le mejoró el repertorio, le enseñó a hacer las pausas necesarias para dialogar con la orquesta y le dio el sostén del mejor conjunto de los '40, con los arreglos complejos y sutiles de Pantaleón.

 

 

Pero en 1949 dejó a Troilo y firmó contrato con el pianista Francisco Rotundo, que dirigía otra orquesta de tantas, como la de Alfredo de Angelis. La esposa de Rotundo era la cantante Juanita Larrauri, la voz en la versión histórica de Evita Capitana. Por entonces activaba junto con Eva Perón por el voto femenino y dos años después sería electa senadora. Rotundo le ofreció a Floreal Ruiz cuatro veces más de lo que le pagaba Troilo. Escuchalo cantar con la irreprochable formación de Rotundo y decime si no perdió en el cambio. Es gracias a sus años con Troilo que Floreal es recordado como uno de los grandes.

 

 

Al año siguiente del derrocamiento de Perón se incorporó a la orquesta de José Basso, quien había sido el pianista de Pichuco entre 1943 y 1947 y padecía de un exceso de violines, aunque en la línea de bandoneones estaba Eduardo Rovira. Con Basso, Floreal aprovechó lo aprendido en aquellos años comunes en la orquesta de Troilo. Su voz era algo más grave pero no había perdido calidad. Para mi gusto, en la interpretación le faltaba el rigor y la profundidad troileanas.

 

 

En la década del '60 las orquestas no eran estables y su calidad decaía. Aunque recién andaba por sus 50 años, Floreal Ruiz ya no era el mismo. Su voz había perdido potencia y respiraba con dificultad. Entre otros, en esos años grabó con Osvaldo Requena y se nota cuánto le costaba. Su versión de este tango bellísimo de Cobián y Cadícamo es como el cumplimiento de una obligación. Mientras, Troilo hacía milagros con cantores menores o cuyo mejor momento ya había pasado, como Tito Reyes o Roberto Rufino.

 

 

Este Buenos Aires conoce fue compuesto letra y música por Raúl Garello, otro ex bandoneonista de Troilo que dirigía la orquesta que lo grabó. No tuve la suerte de tratar a Floreal, pero estas asociaciones me hacen pensar que todos ellos sentían a Pichuco como lo mejor de sus vidas. Eso es lo que yo siento al escucharlos. Al pianista José Colángelo lo vi muchos años después de la muerte de Troilo. Se sentaba de costado en el taburete, no miraba al teclado sino al público, a lo Nat Cole. Me imagino el coscorrón que le hubiera dado Pichuco por ese histrionismo televisivo.

 

 

La versión que escuchaste es de 1977. Floreal Ruiz murió al año siguiente, apenas pasados los 60.

 

 

 

 

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