Aislarse sin techo

¿Cómo viven la pandemia las personas en situación de calle?

 

María ya no aguantaba más, pero fueron sus amigas las que la terminaron de convencer. Ya no podía vivir con una pareja que la violentaba casi a diario. Pocos días antes del viernes 20 de marzo, cuando el Presidente confirmó el aislamiento obligatorio, juntó algunas cosas y se fue. El horizonte de vivir a la intemperie se convirtió en el mal menor, como le ocurre a muchísimas mujeres en situación de calle: mejor no tener techo a estar en casa con un violento. Pero la cuarentena que impuso el coronavirus agravó la situación de las más de 7.000 personas que viven en la calle. Los consejos y recaudos para cuidar la higiene y la salud son imposibles de cumplir, por eso se presentaron varias iniciativas para mitigar el desamparo de estas miles de personas, como María, que finalmente consiguió una vacante en un parador municipal.

La actividad en paradores y comedores es difícil de adaptar a las medidas de aislamiento y distanciamiento social. Una de las primeras sugerencias que impartió el gobierno porteño  fue que se debía dejar de dar la comida para comerla en el lugar (amontonados) y pasar a entregarla como vianda. “Fantástico, ¿y las bandejas de plástico quién nos las va a dar?”, pregunta Constanza Guillén, referenta de comedores de CABA. Hay comedores que están cerrando, que no entregan comida, y se llenan los comedores que sí sostienen la entrega. “Solo en una hora y media vinieron 300 personas a un comedor", explicó Guillén. ¿Qué hace el gobierno de Rodríguez Larreta para contener esta situación?

La Justicia de primera instancia intimó al Ejecutivo local a que informe en cinco días (desde el 19 de marzo) qué medidas tiene previstas en la emergencia sanitaria producida por el Covid-19 para las personas en situación de calle y en riesgo. El Juzgado n° 13 en lo Contencioso Administrativo y Tributario intimó al gobierno de la Ciudad de Buenos Aires a que remita los actos de creación y modificación del Programa Buenos Aires Presente, del Plan Prevención del Frío y Plan Prevención del Calor y el Programa Atención para Familias en Situación de Calle, así como los que dan cuenta de sus tres últimas afectaciones presupuestarias.

Los paradores en los que duermen casi 2.000 personas (hay 10 pertenecientes al gobierno de la Ciudad y un número similar de gestión asociada) no encuentran la manera de adaptarse a las indicaciones de aislamiento e higiene. Las personas en situación de calle no pueden lavar varias veces al día sus manos y utensilios, ni llamar al 108 si tienen síntomas ni poseen certificado que indique el motivo por el cual salieron de su domicilio, porque no tienen. De las 7251 personas en situación de calle según el Censo Popular de 2019, 5412 no tienen acceso a paradores, es decir que duermen en la vía pública, por lo que el riesgo para su salud es aún mayor.

Además de que las condiciones en la vía pública y en los paradores no son las adecuadas para transitar la pandemia, el 38,1 % tienen afecciones de salud y, de hecho, los problemas declarados con más frecuencia están vinculados con dificultades respiratorias, condición que genera mayor vulnerabilidad frente al coronavirus. Por añadidura, el 10% de las personas en situación de calle tienen más de 60 años, grupo etario que presenta la tasa más elevada de mortalidad por Covid-19. En la calle viven personas que huyeron de contextos violentos, que fueron expulsadas del mercado laboral, personas con consumos problemáticos y daños en la salud mental.

Para todxs ellxs, el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat porteño lanzó el 10 de marzo un modelo de Declaración Jurada que debe firmar toda persona que solicite ingreso a un establecimiento de atención a personas en situación de calle. El formulario incluye preguntas vinculadas con viajes recientes a Asia o Europa, y el domicilio del solicitante. "Otro país/¿Cuál?" El viaje del que venía María no era precisamente de vacaciones en Europa. Además de tragicómico, el intento del gobierno porteño es ineficiente, apunta al control de la circulación de la población en situación de calle, pero no a garantizar su acceso a condiciones adecuadas de higiene.

Varias organizaciones como la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) junto con el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), el Centro de Estudios Metropolitanos (CEM), Hábitat para la Humanidad, la organización La Boca Resiste y Propone y el Ministerio Público de la Defensa de la Ciudad de Buenos Aires, presentaron una nota al gobierno de la Ciudad advirtiendo la falta de políticas públicas adecuadas para las personas que viven en situación de calle en relación con la circulación del virus Covid-19. Solicitan que el Gobierno de la Ciudad suspenda los desalojos, garantice soluciones habitacionales alternativas si los albergues no alcanzan, agilice los subsidios habitacionales y flexibilice los requisitos, obligue a los establecimientos que reciben a personas en situación de calle a garantizar las medidas de higiene necesarias, adopte medidas específicas de cuidado y prevención para quienes no se acercan a los albergues y permanecen viviendo a la intemperie.

“La cuestión del aislamiento no existe, no puede haber cuando estás sin techo, ¿cómo hacés distanciamiento cuando en los centros conviven 100 ó 120 personas? ¿Qué pasaría en las ranchadas si una sola persona estuviera enferma?”, pregunta Horacio Ávila, de Proyecto 7, organización integrada por personas en situación de calle. Desde este espacio junto con otras organizaciones se solicita al gobierno de Rodríguez Larreta que adelante el Operativo Frío (un programa del Gobierno que dura de junio a agosto) y que habiliten lugares para higiene, entre otras cosas.

Daniela, integrante de No Tan Distintas (organización feminista de Mujeres en Situación de Vulnerabilidad Social) lo llama la paradoja del aislamiento: “¿Cómo se aislarían si no tienen donde vivir?” La situación de las organizaciones, como las nucleadas en la Asamblea Popular por los Derechos de las Personas en Situación de Calle, era una antes del viernes 20 y es una nueva después. La restricción de circular incluye a quienes acompañan a personas en situación de calle, que habitualmente pasan horas reclamando y esperando el auxilio para quienes no tienen los medios para solicitar ayuda al Estado.

“Estuvimos más de 6 horas esperando y al final tuvimos que acompañarla nosotras aunque para eso están el BAP (Buenos Aires Primero) y el 108”, cuenta Daniela. “Una de las causas de la situación de calle de las mujeres y disidencias es la violencia de género”, agrega, como es el caso de María, a quien acompañaron hasta el parador para mujeres Azucena Villaflor en Constitución porque “no podía seguir estando bajo el mismo techo con el agresor y en esta política de aislamiento social necesitaba un lugar donde estar”. 

Las personas en situación de calle pasan el tiempo y duermen en todas las superficies de la ciudad. Algunxs duermen en las guardias de los hospitales públicos, como el Argerich, donde el 4 de marzo agonizaba el primer muerto por Covid-19 en el país: Guillermo Gómez. Según La desidia, escrita por Luciana Bertoia la semana pasada en este portal, esas personas luego transitaron por el merendero Darío Santillán (México 640) y el comedor de Chacabuco y México, pudiendo portar el virus y transmitirlo a otras personas. Por eso estos espacios cerraron sus puertas y empezaron a entregar viandas.

Los ya escasos lugares que dan amparo en la intemperie fueron forzados a restringir ese paliativo de la precariedad. Una lógica que se repite en varios espacios, por ejemplo, en la Escuela 12 del Bajo Flores, el Gobierno de la Ciudad mandó la mitad de las viandas, 375 para 800 niñxs. “La vianda por estas dos semanas será sánguche de "jamón" (con comillas porque está muy lejos de serlo) y queso: un día mandan uno por niñe, al otro día dos (refuerzo dicen). Eso es lo que van a comer les pibis por 15 días mientras se sostiene la suspensión de clases”, escribió la docente Sofi Vallero en redes sociales.

 

 

 

 

 

 

En la Legislatura porteña, desde el Frente de Todxs se presentó el 19 de marzo un proyecto de ley con propuestas. La iniciativa, firmada por Cecilia Segura, Laura Velasco, Victoria Montenegro, María Bielli y Manuel Socías, establece la emergencia por el plazo de un año a los servicios socio-asistenciales dirigidos a personas en situación de calle y riesgo de situación de calle. Además dispone la puesta en marcha y fortalecimiento de programas y dispositivos como el Operativo Frío; la ampliación, apertura y mantenimiento de lugares de alojamiento con personal de enfermería capacitado; provisión de elementos de higiene, profilaxis y material informativo; prioridad en el acceso a alojamientos y programas para mayores de 60 años, embarazadas, niñas, niños y adolescentes y personas con discapacidad o con alguna enfermedad cardiaca, respiratoria o diabetes; y un aumento del 100%, facilidades de gestión y asignación en 48 horas para el subsidio habitacional, entre otras medidas.

Solo en la Ciudad de Buenos Aires viven 7251 personas en las calles para las que la reclusión no es una opción. Para ellas todavía no hay un plan. Sin techo es imposible aislarse.

 

 

 

 

 

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