Armenia-Azerbaiyán, otra vez

Luego de dos días de ataques brutales, acordaron un alto el fuego

 

Mientras Armenia y Azerbaiyán cruzan acusaciones mutuas, las solidaridades de altos estamentos argentinos van en una sola dirección. La Embajada de Armenia en la Argentina comunicó que cuando comenzaba el martes 13, “Azerbaiyán lanzó una agresión militar a gran escala en varias direcciones desde la frontera”, con un bombardeo intensivo que alcanzó a cinco ciudades y aldeas cercanas.

Según la versión de la Embajada de Azerbaiyán, los armenios plantaron minas para provocarlos. También niegan haber atacado a civiles: “Es una desinformación más divulgada por la parte armenia”, afirmaron, y les endilgaron que su “negativa a retirar las fuerzas del territorio de Azerbaiyán viola obligaciones en virtud de declaraciones trilaterales y acuerdos”.

El mismo día, la Cancillería argentina manifestó la “profunda preocupación” del gobierno, a la vez que hizo un llamado a los “dos países amigos a un cese inmediato de la violencia, reiterando la firme convicción de que el camino hacia una solución necesariamente requiere los canales de la diplomacia y la negociación por medios pacíficos”. La postura argentina concita más atención este año, ya que preside (por primera vez) el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, un organismo de 47 Estados que tiene por objeto fortalecer la promoción y protección de los derechos humanos en el mundo.

El ex canciller argentino Felipe Solá posteó en sus redes que “hubo un ataque en gran escala de Azerbaiyán a Armenia. Se informan numerosas víctimas militares y civiles. Está vigente un alto el fuego precario. No hay lugar para otra guerra en el mundo. Todos deben involucrarse por la paz”. Su referencia a que “no hay lugar para otra guerra” no puede disociarse del cercano conflicto entre Ucrania y Rusia, histórico árbitro del Cáucaso Sur, donde se ubican a estos dos países en renovado enfrentamiento.

 

 

 

 

La Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados expresó su “solidaridad por la agresión sufrida contra el territorio soberano por parte de Azerbaiyán”. Al pie de la carta dirigida al embajador armenio Hovhannés Virabyan, compartieron sus firmas el diplomático Eduardo Valdés (Frente de Todos), en su condición de presidente de la Comisión, con la de su vice, la libanesa Soher El Sukaria (PRO), máster en Relaciones Internacionales.

 

 

 

 

La oposición partidaria hizo propia la cuestión. Hernán Lombardi se refirió a “la agresión sufrida hoy por Armenia”, al tiempo que valoró que “la paz siempre es un bien supremo a ser defendido”. Con el mismo tono, se sumaron correligionarios desde sus bancas provinciales bonaerenses.

En el Senado nacional, el bloque de la Unión Cívica Radical expresó su “solidaridad con el pueblo armenio y su preocupación por la escalada bélica (…) La pérdida de vidas en estas operaciones que violan los principios de las Naciones Unidas es un nuevo llamado de atención a los países del mundo en medio de los crecientes niveles de conflicto global. Llamamos a trabajar en pos de la paz y la concordia”.

 

 

 

Preocupación mundial

Conocido el recrudecimiento del conflicto, viajó a la región Toivo Klaar, representante de la Unión Europea, que ocupa el lugar de arbitraje que tuviera Rusia. El diplomático postuló quelos combates a lo largo de la frontera entre Armenia y Azerbaiyán y los intensos bombardeos reportados deben detenerse de inmediato. La UE está en estrecho contacto con las partes para contribuir a la desescalada”.

 

 

Mandatario de Azerbaiyán, Ilham Aliyev.

 

 

El estado de situación motivó que la titular de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, se aprestara a viajar este fin de semana a Armenia como muestra de apoyo –según informó Europa Press– al término de una reunión del G7 a la que asistirá en Berlín.

Esa toma de posición está dada a partir de motivos evidentes: por un lado, la fuerte denuncia del país que sufriera el primer genocidio del siglo XX, respecto de que es Azerbaiyán la que inicia la violencia; por el otro, actuar como contrapeso ante la posición rusa.

El cálculo político no es patrimonio de ningún país. Por caso, Turquía (que sigue negando el genocidio con que segó la vida de un millón y medio de armenios hace un siglo) es aliado de Azerbaiyán en su intento de quedarse con la región de Nagorno Karabaj, la que disputan desde hace tres décadas, cuando colapsó la Unión Soviética. El gobierno turco especula con que la Rusia de Vladimir Putin pierda predicamento en la región para ganarlo ellos.

 

 

Primer Ministro armenio Nikol Pashinyan (Foto: EFE).

 

 

 

Derrotero

La historia del sufrimiento armenio es una afrenta a la humanidad toda. Como expresara María Clara Albisu en El Cohete a la Luna, “el plan sistemático del gobierno de los Jóvenes Turcos para el exterminio del pueblo armenio fue el plano sobre el que se basaron el resto de los genocidios del siglo XX”.

Una segunda etapa determinante en el devenir de la nación estuvo ligada al régimen soviético, como hilvanaron Federico Muiña y Héctor Barros también en El Cohete. A partir de que surgieran las Repúblicas Socialistas Soviéticas de Armenia, Georgia y Azerbaiyán, la región de Nagorno Karabaj fue entregada a la jurisdicción azerí por parte de su aliado Stalin, lo que sorprendió a los armenios, que no tenían capacidad de respuesta a tan pocos años de haber sobrevivido al genocidio.

Nagorno Karabaj es una región del Cáucaso Sur que abarca cerca de 4.400 kilómetros cuadrados (equivalente a la quinta parte de Tucumán, o dos conurbanos bonaerenses), aunque con sólo ciento cincuenta mil pobladores (la mitad de los que habitan Berazategui). Tres cuartas partes de ellos son armenios cristianos.

Medio siglo después (1988), cuando el Parlamento de Nagorno Karabaj vota unirse a Armenia, la violencia entre las comunidades hace huir a los azeríes, mientras los armenios sufren matanzas y deben escapar del otro lado de la frontera. Hacia 1991, por referéndum, gana la independencia la autoproclamada República de Nagorno Karabaj (o Artsaj, su nombre armenio). La comunidad internacional no los reconoce porque los considera una región de Azerbaiyán. La guerra se prolongó hasta 1994, durante la cual Armenia se quedó con otros territorios del enemigo.

Azerbaiyán siempre planeó recuperarlos y en algo avanzó durante el enfrentamiento de cuarenta días en 2020, lo que no los disuade de pelear ahora, todo lo contrario. Para conseguirlo, no trepidan en avalar matanzas, como por entonces ilustró el juez Miguel Rodríguez Villafañe en su nota “No más genocidios contra armenios”, publicada en este sitio.

Por entonces, los combatientes muertos ascendían a 6.500, aunque el total de víctimas desde los tiempos de la caída del Muro de Berlín es tan alto como la cantidad de desaparecidos en la Argentina.

Esta semana, en dos días, los enfrentamientos dejaron un centenar y medio de muertos, en una proporción de dos a uno, con mayor perjuicio contra los armenios. En tres ciudades armenias, resultaron dañadas ambulancias, dependencias y 192 edificios residenciales (60 destruidos), de acuerdo a estadísticas proporcionadas por el viceministro de Administración Territorial e Infraestructura, Vache Terterian, que en la Argentina fueron reproducidas por Sardarabad, el periódico de la comunidad.

 

 

 

Foto: Nane Petrosyan/Radio Pública de Armenia.

 

 

El miércoles 14, la Embajada de Azerbaiyán compartió la declaración de su país respecto de que entregarán los cuerpos de los soldados armenios “que cometieron actos de sabotaje contra la integridad territorial en nuestro país”, según le informaron a la Cruz Roja.

Ese día, el argentino Jorge Bergoglio, en su rol de Papa Francisco, se refirió a la escalada y durante una misa en Nur-Sultan, Kazajstán, pidió por la paz.

El jueves 15, el Ministerio de Defensa Armenio informó que no se registraron incidentes importantes en la frontera compartida con Azerbaiyán hasta las 11 de la mañana. El secretario del Consejo de Seguridad, Armen Grigorian, agregó que las partes habían llegado a un alto el fuego “gracias a la participación de la comunidad internacional”.

De todos modos, en Buenos Aires, la Mesa Interjuvenil de la Comunidad Armenia (MICA) y las Instituciones Armenias de la República Argentina (IARA) plantearon movilizarse el viernes en la tarde hacia la Cancillería con la consigna “Fuera Azerbaiyán de Armenia”.

Para este domingo 18, varios fieles convocaron a sumar sus rezos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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