Mientras Milei se esfuerza por alcanzar la dependencia para-colonial con Washington, Lula recorre un camino inverso de autonomía heterodoxa, equidad fiscal y justicia social.
Las lecturas exitistas contrastan con la fragilidad subyacente de un gobierno que estaba destinado al fracaso ante la corrida bancaria previa a la elección.
Una política exterior condenada al fracaso. Alineamiento incondicional con los Estados Unidos e Israel, alejamiento de principios históricos y desarticulación de la diplomacia…