Churrasco procesado

Extraditado desde Francia, el represor Mario Sandoval quedó detenido en Campo de Mayo.

Logró durante años evadir a la justicia, pero su suerte no duró para siempre. El lunes, Mario Alfredo Churrasco Sandoval llegó a Ezeiza, extraditado desde Francia. Ex oficial de la Policía Federal Argentina (PFA) e integrante del grupo de tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), Sandoval llegó a ser consejero en inteligencia económica de Nicolás Sarkozy. El viernes a última hora, el juez federal Rodolfo Canicoba Corral lo procesó por el secuestro del estudiante Hernán Abriata y ordenó que continúe detenido en la Unidad 34 de Campo de Mayo.

El vuelo de Air France tocó tierra poco después de las 10 del lunes. Sandoval llegó custodiado por un comisario y un inspector. Delgado, con unos anteojos de marco bien fino y una boina calzada hasta las orejas, Sandoval caminaba mirando hacia abajo. Llevaba puesto un buzo gris y una campera púrpura mientras los fotógrafos registraban su llegada en el aeropuerto.

En el juzgado 12 – vacante desde la partida del juez Sergio Torres a la Corte Suprema bonaerense y subrogado por Canicoba Corral --, le tomaron declaración indagatoria el martes 17, pero se negó a hablar. Con la prueba reunida, el magistrado decretó su procesamiento y le trabó un embargo por 1.500.000 pesos.

La reconversión

Sandoval nació el 31 de agosto de 1953 en el partido de Avellaneda. Según surge de la causa, Sandoval ostentó entre 1975 y 1976 el cargo de subsinspector en la Superintendencia de Seguridad Federal. Varios detenidos lo recuerdan como Churrasco o Churrasquito dentro de la ESMA. Lo definen como intelectualmente superior al resto de los represores que ahí operaban. Lo recuerdan siempre peinado hacia atrás, morocho y generalmente vestido con traje.

En su legajo como integrante de la Policía Federal Argentina (PFA), figura que reportaba al Departamento de Asuntos Políticos de la Superintendencia. También tiene una recomendación por procedimientos anti-subversivos, fechada el 17 de noviembre de 1976, poco más de dos semanas después del secuestro de Abriata.

Sandoval se fue de la Argentina en 1985, justo cuando comenzó el juicio a las tres primeras Juntas. Vivió y trabajó en Francia desde 1989. En 1997, obtuvo la nacionalidad francesa. En 2008, la periodista Nora Veiras escribió sobre su recorrido que lo había llevado a ser asesor de Sarkozy y también a estar vinculado a los paramilitares en Colombia. Desde París escribió artículos varios para páginas de amigos y familiares de los represores presos hasta poco tiempo antes de su detención. Siempre firma como Profesor Mario Sandoval.

 

Un largo trámite

El 6 de marzo de 2012, el juez Torres pidió la indagatoria de Sandoval por crímenes cometidos en la ESMA y requirió su captura internacional. Lo acusaba por más de 500 delitos. El 22 de marzo de ese mismo año, dictó su procesamiento con prisión preventiva, para empezar el trámite de extradición.

El 19 de octubre de 2017, la Cámara de Instrucción del Tribunal de Apelaciones de Versalles sostuvo que podía prosperar la extradición únicamente por el caso de Abriata. En ese caso, Sandoval estaba directamente mencionado, además Francia no quería abrir la puerta de los tribunales a los delitos de lesa humanidad – temiendo que no pudiera cerrarla para sus propios funcionarios. El 11 de diciembre, el gobierno galo anunció que había sido detenido y sería extraditado a la Argentina.

En caso de que el juez encontrara elementos para acusarlo por otros casos o se presentaran nuevas víctimas que lo reconocieran, debería pedir una ampliatoria de la extradición y pedir autorización a Francia, que aceptó extraditarlo únicamente por este caso.

 

La víctima

Hernán Abriata era estudiante de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y estaba casado con Mónica Dittmar. Los dos tuvieron militancia en la Juventud Universitaria Peronista (JUP). Fue secuestrado en la madrugada del 30 de octubre de 1976 en su departamento de la calle Elcano 3235.

Antes habían ido a la casa donde vivían sus padres, sus hermanas y los hermanos de Mónica. Pusieron una bomba en la puerta y entraron. Al padre de Hernán, Carlos, le pusieron una capucha y le esposaron las manos. Lo tiraron en la parte trasera del auto y le ordenaron que los llevara hasta el departamento donde vivía el joven matrimonio.

Un oficial que se presentó como Sandoval de Superintendencia Federal le dio a entender a Mónica que él estaba a cargo del operativo. Le mostró, de hecho, una credencial plastificada con su foto y un sello de la PFA.

-- ¿Por qué se lo llevan? – le preguntó la chica.

-- Por una denuncia de la Facultad.

Después del secuestro, la familia no tuvo más noticias suyas. Según figura en la causa, recibieron una carta y un llamado telefónico. Tres sobrevivientes de la ESMA, que habían sido secuestrados el 16 de diciembre de 1976, compartieron cautiverio con él en un altillo dentro del edificio de la avenida del Libertador al que los represores llamaban “capuchita”. Uno de ellos fue Carlos Loza, compañero inseparable de la familia Abriata a la hora de reclamar la extradición de Sandoval.

Un hombre – probablemente un guardia de la ESMA -- se acercó a Mónica en la calle, le llevó una carta y le mostró que en el auto estaba su familia. Le dijo que, si alguien sabía de ese encuentro, todos correrían peligro. Cuando la muchacha estaba en la farmacia que le pertenecía a la familia, dos chicas pasaron por ahí y preguntaron por Hernán. Le dijeron que habían estado detenidas con él en una quinta, que pensaban que podía estar en zona norte. También fue Carlos Loza a ver a la familia cuando fue liberado, pensando en encontrarse con Hernán.

En 2017, encontraron una inscripción en la pared de Capuchita que decía “Mónica te amo” y tenía las iniciales HA.

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