CRÍAS DE ASTIZ

Las viudas del ARA San Juan, víctimas del espionaje ilegal en la era Cambiemos

 

El 15 de enero de 2018 a las siete y media de la tarde se celebra una misa en la Base Naval de Mar del Plata. Todo parece íntimo, cercano. Los familiares del ARA San Juan prenden velas y piden por sus seres queridos. Lo que no saben, sin embargo, es que están siendo espiados. El dato recién sale a la luz en el grueso expediente que se investiga en la fiscalía federal de dicha ciudad a cargo de Daniel Adler.

Según se desprende de informes a los que accedió El Cohete a la Luna y que se mantienen en estricta reserva, los agentes usaron ese día la palabra “desconcentración” como si fuera un partido de fútbol o una marcha, aunque se trataba de una misa breve e informal.

Uno de los informe de inteligencia sobre los familiares del ARA San Juan dice notarialmente: “Concurren 150 personas entre familiares y amigos a la misa por los dos meses. Desconcentran hacia las 21 horas, quedan fuera de la base 100 personas”.

Horas antes se había realizado el primer acto oficial por el hundimiento del submarino en el Concejo Deliberante local. Allí se declaró la solidaridad con los parientes de los 44 tripulantes que en todavía guardaban la expectativa de hallarlos con vida.

Esta semana se conoció que los agentes de inteligencia habían fichado, con precisión quirúrgica, a los familiares, a sus amigos y allegados a través de fotos y redacción de informes. Hay otro dato de cabal relevancia para la pesquisa: una foto tomada en el Concejo desde el lugar donde estaban sentados los familiares. “Ese dato indica que ya estaban infiltrados –dice Valeria Carreras, abogada querellante–. Y dicha imagen es reveladora porque marca que hay alguien mezclado entre ellos, sentado allí, haciendo espionaje”.

La imagen remite a las épocas de dictadura y a un viejo mecanismo de la Armada: el uso gradual de la empatía para ganarse la confianza de personas atravesadas por un dolor. Carreras incluso invoca la siniestra figura de Alfredo Astiz.

–Es imposible no hacer ese paralelo. Porque estamos hablando de gente entrenada para hacer inteligencia. Gente que posa con actitudes angelicales, apoyando buenas causas, y por detrás pasa información.

 

 

Alfredo Astiz infiltrado en una reunión de exiliados en París en 1978. Foto suministrada por el historiador argentino Gabriel Périés, también resaltado en la imagen.

 

 

Desde la fiscalía de Adler informaron que continúan el camino de la denuncia que Cristina Caamaño, interventora de la Agencia Federal de Investigación (AFI), hizo en septiembre. La hipótesis apunta en rigor a probar el espionaje ilegal. Hasta el momento declararon siete testigos y se acumularon pericias que confirmarían lo que se encontró en tres discos de la delegación AFI de Mar del Plata.

Los testigos confirmaron que eran ellos los que aparecían en las fotos de los discos. “La inteligencia es instrumental a todo gobierno. El problema es cuando se hace de forma ilegal, sin orden judicial. Y aparentemente no vemos que haya existido nada de eso”, apuntan desde la fiscalía.

Las pruebas acumuladas son contundentes. Hay todo tipo de informes. Por poner un par de ejemplos: de un mismo evento existen muchos informes de inteligencia; de una misma familia hay varias personas investigadas. Algunos adelantan que los familiares “peticionarán”, “marcharán”, “reclamarán”. Más que familiares, en efecto, habría que hablar de mujeres. No existe un solo hombre espiado. La inteligencia de la AFI macrista, cuya actividad parte de la querella relaciona en coordinación con la Armada, se concentró en ellas.

¿Por qué el foco solamente en las mujeres?

Para Carreras es la historia de la lucha social en Argentina la que orienta una posible respuesta. “Las mujeres no se detienen ante nada y no paran de luchar. Está la experiencia de las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo, las Madres del Dolor, las Madres del Paco. Al mismo tiempo los agentes saben que son más accesibles para sacarles información, por cómo confían, por cómo charlan y se dan ante los demás. Pero son inclaudicables y no frenan hasta el final. Les han temido y por eso se ensañaron. Y es algo que no podemos permitir más”, explica.

En el caso de las viudas del ARA San Juan, además la pesquisa orienta el vínculo con mujeres de dos buques anteriormente hundidos: Repunte, en junio 2017, y Rigel, en junio de 2018. La inteligencia de hecho se focalizó en el Colectivo “Ningún Hundimiento Más”. Fueron ellas las que se acercaron a los familiares del ARA y con su activismo previo les enseñaron cómo organizarse, cómo reclamar, cómo armar petitorios, cómo comunicarse con los medios.

 

 

“Ningún Hundimiento Más” aportó su experiencia y padeció el espionaje ilegal.

 

 

“Tienen que hacer la marcha cuando pase un mes”, le había dicho una mujer del Colectivo a la esposa de un tripulante del ARA. Esa manifestación fue especialmente vigilada por los agentes.

La abogada Lorena Arias, compañera de Valeria Carreras en una de las querellas –que representa a 26 familiares de 21 tripulantes– es también hija de Horacio Airala, maquinista desaparecido del pesquero Repunte. Arias y otras mujeres se convirtieron en representantes de primera línea en su reclamo de justicia: iban a visitar a los diputados, presentaban proyectos para mejorar la seguridad de buques y submarinos. Cuando un año después ocurrió lo del Rigel se movieron rápidamente. Y apenas los televisores anunciaron el hundimiento del ARA San Juan la experiencia acumulada ya era extraordinaria.

A todas ellas en conjunto también las espiaron. “Si para el macrismo eran peligrosas, imaginate lo que pensarían de grupos como Quebracho”, ironizó una fuente de la investigación.

El perfil de las esposas de los tripulantes del submarino es el de mujeres jóvenes, sin experiencia previa en marchas ni en reclamos de justicia, mujeres de provincia que viajaron a Mar del Plata para acompañar a sus maridos en la Armada, con sus hijos a cuestas.

–Personas solas, con pocos recursos, que estaban lejos de sus familias y amigos. Así que carecían de contención. Crecieron con eso de que sus maridos se iban a navegar y volvían –agrega Carreras.

Dice que ellas no se sorprendieron cuando la AFI confirmó el espionaje ilegal. Ya habían hecho denuncias anteriores, como lo contó El Cohete en su edición anterior. Lo que sorprende tal vez es que las mujeres no quieran aparecer como querellantes en el juicio por el hundimiento de la nave. “La Armada es como su familia”, dicen sus parientes cercanos.

La fiscalía mientras tanto se encuentra identificando los nombres de los agentes. Hay algunos que están individualizados, como un hombre famoso entre las mujeres porque se ofrecía a sacar fotos de calidad en un dron. Y era el único que lo hacía.

Según Carreras hay otro episodio que conecta directamente con la misa en la Base Naval. En febrero del 2018 los familiares viajaron desde Mar del Plata hacia Buenos Aires para encontrarse con el ex Presidente Mauricio Macri. El traslado fue en un micro de la Armada y luego los llevaron a comer al emblemático Edificio Libertad. De allí, finalmente, a Casa Rosada.

“Fue un doble mensaje: les damos de comer y las vamos fichando. Ninguna de ellas había pisado ese edificio nunca antes”, acota Carreras. Los informes adelantan además el listado de cosas que pensaban plantearle a Macri, hasta el pedido de una recompensa por la aparición del submarino. Curiosamente lo primero que hizo aquella vez fue ofrecer la recompensa antes de que ellas hablaran.

Lo que se desprende del espionaje ilegal en sede judicial es que la mayoría de los que hicieron las tareas de infiltración fueron hombres. Personal contratado entre 2018 y 2019 que incluyó cerca de quince agentes de la AFI y un número aún no determinado de la Armada. Agentes que se hicieron pasar por falsos periodistas, brujos que decían tener visiones sobre el submarino, falsos estudiantes de periodismo y de sociología y otras almas bien intencionadas que sólo se ofrecían a ayudar desde el corazón. La mayoría intimó con los familiares durante un tiempo y se hizo humo con el paso de los meses.

La abogada detalla el modus operandi: “Detectamos que se acercaban primero por las redes sociales haciendo posteos en los muros del ARA. Incluso posteaban cosas como que Macri y Aguad eran la peor peste y cosas así para hacerse los amigos. Y cuando desaparecieron los buscamos y descubrimos que eran perfiles falsos de Facebook”, advierte.

La otra novedad que revela el expediente es que la inteligencia comenzó con un primer informe del 20 de noviembre, pocos días después de la desaparición del submarino. “Desde el vamos empezaron a investigar a los familiares para tenerlos en la mira”, precisa una fuente de fiscalía.

La frutilla del postre es el nexo empresarial. Durante el operativo por el Coloquio de IDEA de 2018 se incluye un informe sobre los familiares del ARA, sospechados de querer “interceptar a Macri y Vidal” en su camino al tradicional evento empresarial.

Sin escapar de su asombro los investigadores identificaron un patrón de inteligencia: los agentes tomaban fotos, luego pinchaban los teléfonos y finalmente acopiaban material de prensa y de redes sociales sobre los familiares, en lo que se conoce como “cyberpatrullaje”.

La máxima ambición de las querellas es llegar a los altos dirigentes. Y que la Justicia analice la cadena de mandos para poder imputar a Mauricio Macri –que en una entrevista reciente sugirió que fueron agentes sueltos que espiaron por las suyas– y al ex ministro de Defensa, Oscar Aguad.

 

 

 

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