El orden de la deuda

El gobierno crea una mentira y se la termina creyendo

 

Cuando comenzó 2025, la Secretaría de Finanzas de la Nación informó que el total de vencimientos de capital e intereses en el año ascendía a 29.319 millones en dólares y 90,1 billones en pesos.

La deuda en pesos tiene distintos vencimientos a lo largo del año, pero desde febrero de 2025 y en forma creciente los plazos son cada vez más corto: en las dos licitaciones de abril el 60% de las refinanciaciones no superan los 60 días de plazo, cuando en 2024 colocaban títulos de deuda en pesos que vencían este año.

El total de la deuda en pesos (de los distintos títulos) al 31 de marzo, convertido en dólares por la Secretaría de Finanzas de la Nación, es de 154.008 millones de dólares. La tasa en pesos de la licitación del 23 de abril último fue para el 60% de las renovaciones del 3,9% mensual (contra 2,8% de marzo). Y en BONCAP (bonos capitalizables, que fue el 40% restante de las colocaciones de títulos de deuda) a enero y a marzo de 2027, de 2,65% y de 2,05% mensual respectivamente. Por ende el total de la deuda en pesos ajustada por esa tasa implica un interés promedio de 4,2 billones de pesos por mes, cuando el gasto mensual de la Administración Nacional (en salud, educación, seguridad, jubilaciones y pensiones, personal de las Fuerzas Armadas, en todo el gasto público) es de aproximadamente 10,1 billones de pesos mensuales. Si no capitalizan no pueden pagar los intereses de la deuda en pesos.

Si contabilizamos la deuda en divisas, que al 31 de marzo asciende a 166.223 millones de dólares y que devenga una tasa mensual promedio de 0,58% anual, implica un gasto mensual en divisas de aproximadamente 1.000 millones de dólares, de los cuales pagan una parte, pero la diferencia también deben capitalizarla y refinanciarla. No pueden pagar los intereses de la deuda y acumulan en un monto que crece en forma exponencial.

 

 

El cuadro financiero y de deuda demuestra la difícil situación. Es cierto que el Banco Central no financia directamente al Tesoro de la Nación, pero la Base Monetaria (que es la cantidad de dinero creado y puesto en circulación por el BCRA) creció con la actual administración mucho más que la inflación y que el incremento de los distintos tipos de cambio, dado que emitió para comprar dólares que después el BCRA no conservó (fuga de capitales). Por ende es mentira que ahogaron la liquidez para que la población que puede no se pase a dólares. Como también es mentira que necesitan más liquidez, por eso proponen que se empleen los supuestos 200.000 millones de dólares que teóricamente tienen en su poder y no declarados los residentes argentinos, al decir de Kristalina Georgieva y Luis Caputo. Esta administración necesita cubrir vencimientos y está ahogada por falta de dólares, que no obtiene ni del flujo comercial ni de inversiones de capital, y que solo recibe por deuda.

Las reservas internacionales, que habían disminuido en 6.300 millones de dólares en el año hasta el 11 de abril, se recuperan con el generoso aporte de FMI del martes 15 de abril por 12.000 millones de dólares. Las reservas del BCRA son positivas por la deuda del Tesoro de la Nación. Deuda bruta que en la gestión de Milei, hasta abril de 2025, se acrecentó en 118.483 millones de dólares, que se emplearon para financiar el déficit fiscal del gobierno de Alberto Fernández de 5,62% del PIB (11,3 billones de pesos en diciembre de 2023), el déficit cuasi fiscal del BCRA (pasivo financiero constituido por pases pasivos, Leliq y Notaliq) por 22,7 billones de pesos, y por la capitalización de intereses que no se pueden pagar.

En 2024 se pagaron intereses de deuda por 8,6 billones de pesos y el superávit financiero final fue de 1,7 billones de pesos, pero se capitalizaron intereses en Lecap y Nocap por 2,7 billones de pesos.

La situación fiscal y financiera se deteriora rápidamente y el superávit financiero del primer trimestre de 2025 fue de $1,3 billones, cuando se pagaron en ese lapso intereses por 3,06 billones de pesos y se capitalizaron en las letras y notas capitalizables (LECAP y NOCAP) y en las LEFI por un total de $ 4,87 billones, suma que supera incluso el superávit primario de $ 4,36 billones.

Igual sucede con la cuenta corriente de la Balanza de Pagos, que es desde julio de 2024 cada vez más negativa, al superar el gasto en los servicios reales (fletes, seguros, royalties o patentes, turismo, comunicaciones, etcétera) y financieros (intereses de la deuda pública y privada, y giro de utilidades al exterior) al cada vez menor superávit comercial.

Sin embargo, el gobierno se muestra confiado en cubrir los pagos de deuda en 2025 a partir de la disponibilidad de dólares. Y el equipo de economía dirigido por Caputo-Bausili asegura que el Banco Central comprará reservas cuando el dólar toque el piso de la banda –hoy en torno a los 1.000 pesos– y que no tiene como prioridad acrecentar las reservas internacionales.

En primer lugar, desde que ingresó el crédito del FMI y en los 13 primeros días hábiles de libertad cambiaria, la demanda de billetes fue superior a los 1.800 millones de dólares, que el BCRA pagó con las reservas, por lo que no solo las mismas no suben sino que descienden.

Pero el “relato” es otro, como afirma el actual director del BCRA Federico Furiase, también miembro de Anker Latinoamérica, como toda la plana mayor de economía de este gobierno: “El Tesoro ya tiene una parte del pago de julio, otra parte de los dólares se la comprará al Banco Central, ya está asegurado, no hace falta ir al mercado. Entonces, tener los dólares para próximos vencimientos nos da la pauta que el Riesgo País va a seguir bajando”. Y agregó: “Obviamente puede haber una cuestión electoral que espera el mercado, pero nunca en la historia la Argentina tuvo superávit fiscal, no hay emisión monetaria, y el Banco Central está recapitalizado con un régimen de flotación cambiaria”, en referencia al esquema dispuesto el 14 de abril pasado tras alcanzar un acuerdo con el FMI.

Lo del superávit fiscal, pese al brutal ajuste del gasto, es mentira, porque no pueden pagar los intereses de la deuda, solo logran abonar una parte con ingresos que superen a los egresos, y esa parte es cada vez menor.

En julio vencen capital e interés de la deuda externa por 4.500 millones de dólares. Obviamente apuestan y acuerdan con los grandes productores, acopiadores y comercializadores de granos para que liquiden sus exportaciones, así como cuentan con la promesa de Scott Bessent de que los Estados Unidos emplearían el Fondo de Estabilización Cambiaria de su país para respaldar al gobierno de Milei.

Lejos quedan los tiempos cuando el secretario de Tesoro de ese país, Paul O’Neill, decía en 2001 los zapateros, carpinteros y demás trabajadores estadounidenses no tienen por qué ayudar a un país permanentemente deficitario (y, debería haber dicho, fugador de capitales).

Y con respecto “al campo”, como les gusta auto referenciarse, el estudio realizado por Javier Llorens demuestra que a pesos constantes el precio de la soja vale hoy un 49% menos que durante la polémica resolución 125. El maíz -34%, el trigo -48%, el girasol -49%, y el sorgo -33%. Y si se reponen las mismas alícuotas suspendidas por seis meses de las retenciones, en julio de 2025, y un dólar a 1.000 pesos, la soja caería a -57%, el maíz -44%, el trigo -55%, el girasol -56%, y el sorgo -43%.

Sin embargo, CIARA-CEC informa que comparando el primer cuatrimestre de 2024 (tras la devaluación de más del 100% de diciembre de 2023) con el corriente año, las exportaciones aumentaron un 34,6% (por un total acumulado de 8.659 millones de dólares).

Obviamente la configuración de los pools de siembra que cotizan en la Bolsa de New York, así como tradicionales empresas y familias como Adecoagro (familia Bosch), el grupo Lartirigoyen, el grupo Elsztain, etcétera, y los grandes acopiadores y comercializadores de granos ADM, Cargill, Louis Dreyfus (LDC), Viterra (fusión de Bunge y Glencore), COFCO, Aceitera General Deheza, ACA, FACA, Molinos Agro (Pérez Companc) representan el 80% de las exportaciones de granos y sus derivados. Estas empresas agroexportadoras antes tenían los puertos y concentraban la producción, pero extendieron su actividad, primero al acopio distribuido en todo el país, y luego al alquiler de campos bajo los esquemas del sistema financiero, por lo que tienen miles de hectáreas bajo este sistema de alquileres, minimizando la inversión en el territorio y generando muy poca mano de obra, porque el trabajo lo contratan. Excepto COFCO (China Oil and Foodstuffs Corporation), una empresa estatal china del sector agroalimentario y de procesamiento de alimentos, todas las demás tienen una parte de la sociedad y/o se financian con el capital de Manhattan.

La estructura de costos del sector agrícola, como consecuencia de la caída de precios internacionales, la sobrevaluación relativa del peso, el encarecimiento de todos los energéticos, el mayor peso del flete, etcétera, hizo desaparecer las tasas de ganancia extraordinarias que tenía el conjunto del sector, hoy reservado a un segmento minoritario. Una de las consecuencias es que la ganancia construida no permite ser portadora de renta para el conjunto de los actores. Esto es: sobran actores para la apropiación de una renta sensiblemente disminuida. De mantenerse esta situación, el efecto es y será devastador: productores medianos y pequeños no propietarios del suelo abandonan su actividad, los fondos de inversión y su cara visible (pooles) acceden por monedas a la propiedad del suelo, parte creciente de los granos no son ni serán producidos en el país sino en Paraguay, Bolivia o sur de Brasil, como lo demuestran los casos de Sancor, Vicentin, y Molinos Cañuelas, que arrastran serios problemas desde hace años, a los que se suman ahora “Los Grobo” y Agrofina, Red Surcos, Campos de avanzada, Lácteos Verónica, Granja Tres Arroyos, etcétera.

 

En síntesis

El gobierno crea una mentira y se la termina creyendo. Con un discurso de mayor capitalismo y de que solo sobreviven los aptos, concentra más la economía en pocas manos, y moviendo los hilos el capital financiero de Manhattan, que financia el endeudamiento porque sabe que lo recupera y con creces. El gobierno paga los vencimientos con nueva deuda, el excedente de dólares que puede llegar a haber no lo usa para fortalecer las reservas del BCRA sino para financiar el carry trade, que implica mayor deuda.

El objetivo final es que la Argentina se siga endeudando y que cancele la deuda externa con la venta de empresas públicas y con recursos naturales. Para ello impulsó la ley 27.742 de “Bases y punto de partida”, que contiene el RIGI y genera un modelo extractivista y financiero.

Pagan la deuda con nuestras empresas públicas y nuestros recursos naturales y se excluye a millones de argentinos. No hay un orden macroeconómico. Si hay una disciplina de endeudar y fugar.

 

 

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