Estado endeudado, especuladores ricos

El Cohete a la Luna y el Instituto Argentino para el Desarrollo (IADE), que edita la mejor revista en la materia, Realidad Económica, acordaron la reproducción recìproca de su material.

 

El gobierno de los Kirchner tenía, mientras vivió Néstor, una ley de hierro: los subsidios a la producción (gas, luz, combustibles, etc.) debían ser financiados por los derechos de exportación (retenciones). En el año 2015 la administración nacional tuvo un déficit fiscal de $ 240.000 millones, al tipo de cambio de cierre ($ 9,60 por dólar) significó el equivalente a unos U$S 25.000 millones, que es la suma total que financió el subsidio a la energía y al transporte. Ese déficit fue costeado con una mayor emisión monetaria, emisión que fue absorbida vía crecimiento económico y demanda de dinero local, y una parte derivó en inflación al convalidar el aumento de los precios que le impuso el mercado (eufemismo para denominar las grandes empresas formadoras de precios como Aluar, Techint, las cementeras, aceiteras, Molinos Río de la Plata, Arcor, Unilever, etc.)

El gobierno de Cambiemos no solo disminuyó los subsidios (convalidando un incremento en el precio de las tarifas energética y de transporte), sino que incurrió en un déficit fiscal mayor y agravó la situación al financiar ese mayor déficit básicamente con deuda externa. Entonces la deuda creció y crece exponencialmente y hubo y hay que pagar más por los intereses que la misma devenga. Esto es tan así que según la Cuenta Ahorro-Inversión del año 2017, se incrementó el pago de intereses en un 71,3% (siendo el ítem del presupuesto que más creció) con respecto al año 2016.

 

CUENTA AIF SECTOR PÚBLICO NACIONAL
(Base caja – en millones de pesos)
Acumulado anual Variación anual
2017 2016 %
RESULTADO PRIMARIO -404.142 -343.526 17,60% -60.617
INTERESES 224.907 131.260 71,30% 93.647
RESULTADO FINANCIERO -629.050 -474.786 32,50% -154.264
Fuente: Ministerio de Hacienda de la Nación
 

 

 

Y continúa cuando en enero de 2018 observamos que los intereses pagados totalizaron $ 29.818 millones frente a $ 9.143 millones de enero de 2017 (incremento del 326%).

Semejante dislate hace que, paradójicamente, mientras el gobierno reduce el gasto primario (antes del pago de los intereses de la deuda) mediante la fuerte reducción de los subsidios (que comparando enero 2018 con enero 2017 se incrementó en términos nominales solo 1,9%), se frenaron los gastos sociales, la inversión pública (se gastó menos en viviendas, transporte, agua potable y alcantarillado), y el resultado es un déficit total mayor.

El problema es que al endeudarse, las obligaciones en su mayor parte están en dólares u otras divisas, por ende, la inflación licua  la deuda  y los compromisos en pesos (hace que sea menor el pago), pero no en moneda extranjera.  Y es peor, porque desde fines de diciembre 2017 a fines de febrero 2018 el dólar se incrementó en un 8% (tipo vendedor de $ 19 a $ 20,5) y, al valer más en pesos cada divisa, hace más caro el servicio de la deuda en nuestra moneda, que es con la que se recaudan los ingresos al Fisco.

Los dólares tomados por la Administración Nacional en deuda externa son entregados al Banco Central (BCRA),  que a cambio de ellos le transfiere pesos al Tesoro de la Nación. Con esos pesos  se paga a los trabajadores estatales, a los contratistas, a los proveedores, etc. Pero a su vez el BCRA, al ser Banco de bancos por la ley 24.144 de su Carta Orgánica, vende esos dólares a las entidades financieras que se lo solicitan (siempre a tipo de cambio oficial). De este modo  el déficit fiscal del sector público nacional  (en pesos) del año 2016 fue equivalentea unos U$S 31.000 millones, el de 2017 equivalente a U$S 33.500 millones  y el de 2018 será equivalente a U$s 35.461 millones según la ley de presupuesto de la administración nacional 2018. En gran parte esos déficit se financian con deuda externa (y una parte menor con Adelantos Transitorios al Tesoro). Como resultado esa parte del endeudamiento termina en manos de los que compran dólares a las entidades financieras y cambiarias del sistema, que a su vez se los compran al BCRA.

En síntesis, la deuda en divisas se la queda el Estado nacional, que debe pagarla sin saber su valor y con el riesgo latente de una corrida o un fuerte y sistemático sinceramiento del valor de la divisa, y dichos dólares quedan en poder de los que se los compraron al BCRA, repitiendo la triste historia que venimos viendo desde Martínez de Hoz: especuladores ricos y Estado endeudado.

 

El futuro inmediato

El déficit fiscal de la Administración Nacional Argentina es el equivalente al 7% del PIB y se financia en su mayor parte con deuda externa. El déficit de la cuenta corriente (las importaciones de bienes y servicios y el pago de los intereses de la deuda externa más el giro de utilidades de las empresas extranjeras a sus casas matrices en el exterior) es de un 4,5 del PIB. Esto hace que el endeudamiento externo crezca todos los años. La administración de Macri necesita colocar deuda por U$S 35.000 millones para el año 2018. Le han prestado sumas un poco menores en  2016 y 2017, pero los malos resultados fiscal y comercial y la falta de inversión y crecimiento del PIB permiten alentar dudas respecto de la continuidad de los préstamos de los grandes bancos a la Argentina de Macri. Máxime considerando que al asumir Jerome Powell la presidencia de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED), anunció que iba a realizar una política de suba de tasas de interés ante el crecimiento del PIB esperado para 2018; y al hecho de que temen que se financie a tasas bajas para comprar títulos y acciones y generar de esa manera una nueva burbuja bursátil y financiera.

El gobierno de Cambiemos no puede financiarse permanentemente con deuda y permitir que se incremente año tras año. El país no crece. Una simple proyección lineal sobre la base de la situación en que nos encontramos permite aseverar que el PIB al final de mandado constitucional de Macri (diciembre de 2019) va a ser menor en un 5% que el del año 2011, dejando a un país endeudado (con dólares que se fugaron en poder de los ricos que los compran) y con un mayor déficit fiscal y comercial que presionará más sobre el valor del dólar.

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