Estoy enojado conmigo

Decir que hay que dinamitar una villa no parece ser un escándalo, pero lo es

 

Creo conocer un poco América Latina, y eso me permite dimensionar algunas cosas, comentarios, hechos, relativizar datos, etc. No por aquello de “mal de muchos, consuelo de tontos”, por cierto. Pero sí para ubicar.

Me consta de algún lugar donde una salida laboral es ser sicario. Y donde muchos adolescentes saben que su posibilidad de sobrevida es limitada, precisamente por eso. Pero igualmente esperan o una moto, o una “mini-Uzi” de regalo para poder trabajar. Esto dramático no puede negarse, como las brujas, que las hay, ¡las hay!

Y parto de esto para notar la hipocresía de los que ahora se hacen los escandalizados y hasta hablan de “apología del delito” (porque decir que hay pibes que venden droga parece serlo, mientras que decir que hay que dinamitar la villa 1-11-14 es algo normal) porque Axel Kicillof hizo referencia a la venta de droga.

En uno de sus titulares más groseros (¡y hay que superarse a sí mismos!) Clarín del jueves 9 decía que desde las PASO los jueces han comenzado a liberar “presos K” de la “corrupción en el kirchnerismo”. Así deja claro (pretende) que los jueces, que hasta ayer eran probos e independientes, se han “dado vuelta” ante el casi seguro triunfo de les Fernández en las próximas elecciones. Claro que eso podría significar, también, que los mismos jueces antes (de las PASO) fallaban por el color político del gobierno ahora en fuga… pero no lo dicen. Porque es “un dato adquirido” la “corrupción K” (que no han probado aún “ni un cachitito así”).

Y acá vienen mi enojo conmigo. Enojo porque tengo un conflicto entre lo que quiero con fuerza y lo que creo mejor. Es decir, quiero y deseo que todos vayan presos; el 10 de diciembre a las 10 de la mañana. Me encantaría un “Bonadío bueno” (= nuestro). Pero sé que así no debe ser, que no es bueno que así sea. Que ellos lo hagan no implica que debamos replicarlos: “Son nuestros enemigos, no nuestros maestros” dice el dicho que se atribuye a Omar Al-Mukhtar, jefe del anticolonialismo libio hace un siglo, ahorcado por los italianos.

 

Omar Al-Muhtad, arrestado por el ejército italiano.

 

Lamentablemente, para peor, no tengo confianza alguna en el Poder Judicial: los cómplices civiles de la dictadura están todos (o casi) en libertad; los responsables de la hecatombe del 2001, también. E incluso algunos (porque no fueron inhabilitados judicialmente para desempeñar cargos públicos) volvieron con el macrismo como gobernador, ministra o presidente de un banco, por ejemplo.

No quiero que se juzguen judicialmente las políticas aplicadas por esta banda. Porque con este Poder Judicial vergonzoso, los juicios irán según los vientos electorales, y la justicia “te la debo”. Los que deben juzgar políticas son los electores (como –creo– los que deben hacer una “Conadep del periodismo” han de ser los televidentes, lectores, oyentes). Quisiera que todos los medios cómplices y responsables de esta suerte de lavado de cerebro queden en bancarrota, y quisiera que el macrismo y sus adláteres tengan medio voto en las elecciones. Pero no los quiero presos por sus políticas (repito: lo quiero, ¡me encantaría...! pero no). Pero, eso sí, quisiera que no haya un solo hecho de mala política, corrupción, vaciamientos, desvío de fondos, etc… que quede sin ser juzgado. Lamentablemente no tengo confianza en un Poder Judicial que imparta justicia. Juzgar políticas es lo que han hecho “estos” desde el primer día y si hicieran eso, y no me extrañaría de las veletas jurídicas, ahora con los macristas, creo que no habremos aprendido nada. Prefiero un macrista culpable suelto, que un macrista inocente preso (lamentablemente, con rabia, lo digo). Claro que prefiero que ni un culpable quede suelto, pero –como creo que esto implicaría también a muchos del Poder Judicial– creo que lo verán nuestros tataranietos (en los libros de historia).

Pero es precisamente por eso que creo que hemos de mostrar, con todos los medios a nuestro alcance, la atrocidad y los horrores de este gobierno. Es por eso que propuse, oportunamente, un “museo del neoliberalismo”. Para poder mostrar a las generaciones que vienen por qué un “nunca más” también de este modelo político, económico, social, inhumano es necesario. Y urgente. Para que el pueblo juzgue aquello que lamentablemente, con toda probabilidad, no harán los jueces.

 

La semana social

Todos los años se realiza en Mar del Plata, organizada por la Comisión Episcopal de Pastoral Social, la Semana Social. Este año (junio 2019) se centró en el tema del trabajo.

Una de las expositoras fue la teóloga laica Emilce Cuda. Acompañó su ponencia con videos. En el primero de ellos destacó (partiendo de una realidad en el Conurbano) cómo en muchos casos la venta de droga es una salida laboral para muchos pibes.

Pero parece que nadie saltó ni protestó. Pero cuando Axel dice algo parecido (mucho menos que lo que dijo Emilce) hay que hacerse los escandalizados. Acá el video de Emilce Cuda (especialmente a partir del minuto 7).

 

 

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