Hacia un desarrollo saludable

Entrevista a Javier Rodríguez, ministro de Desarrollo Agrario bonaerense

 

Generar desarrollo agrario saludable en la provincia de Buenos Aires no es tarea fácil, pero parece ser el camino emprendido desde el Ministerio de Desarrollo Agrario por medio del primer programa provincial de Agroecología. También por la existencia de un Observatorio Técnico de Agroquímicos, gestor de un documento síntesis de las investigaciones existentes sobre agroquímicos y su impacto que será presentado antes de fin de año para llevar la discusión a la sociedad. Se verá si la apertura en el debate con quienes padecen las consecuencias de las fumigaciones puja para impulsar una nueva normativa que ordene y sirva de parámetro para los municipios. En tierra bonaerense existe una ley en materia de aplicación de agroquímicos que data de 1991 y no se ha avanzado en una normativa que acompañe los cambios sustanciales producidos en la producción agrícola: la superficie fumigada en 1991 era menor que la actual y también los volúmenes de los agroquímicos utilizados eran menores. Por eso es necesario que una nueva normativa contemple no solamente distancias sino volúmenes utilizados, si en verdad se quiere reducir el impacto que generan en la salud. Aunque el impulso de una nueva ley no parece estar en la agenda del Ministerio, hay un camino distinto que se ha trazado en busca de un desarrollo agrario saludable.

Cuando desde El Cohete hablamos en febrero con el ministro de Desarrollo Agrario bonaerense, Javier Rodríguez, expresó que la idea del Observatorio Técnico de Agroquímicos era recopilar investigaciones existentes sobre su aplicación y sus efectos para llegar a una síntesis. Pasados diez meses, explica que “se hizo un trabajo muy intenso donde se analizaron más de setecientos trabajos de investigaciones que tienen que ver con la forma de aplicación de agroquímicos y sus efectos. A partir de ese análisis se generó un documento síntesis”.

Ese documento fue girado al propio Observatorio “para que opinaran los representantes y referentes de las distintas universidades y del INTA. A partir de eso se está llegando a una versión que era importante poder alcanzar este año y que se va a estar difundiendo de manera generalizada”, expresa en diálogo con El Cohete a la Luna. El documento síntesis posee un análisis de los especialistas y recomendaciones. “La idea es que la difusión generalizada permita el debate entre los distintos representantes de entidades y de organizaciones de la sociedad”, agrega. Cuando se creó el Observatorio, en febrero, su tarea inicial era la recopilación de los trabajos existentes sobre aplicación de agroquímicos y el impacto que producen para luego realizar una convocatoria abierta de debate. Rodríguez señala que ese momento llegó y ahora “el documento se va a poner en discusión”, paso que “para nosotros es fundamental de cara a la implementación de recomendaciones y de medidas”.

Si bien la Argentina produce alimentos para el mundo –aunque su precio en el mercado interno hace que muchos tengan dificultades para alimentarse y el mercado que lo devora todo hizo estragos durante la pandemia–, su modelo de producción genera enfermedades. La problemática de los agrotóxicos en la salud de muchos bonaerenses parece no detenerse, como hemos visto en Pergamino, donde la lucha de algunos barrios es no recibir agua contaminada de agrotóxicos. Cuando desde El Cohete se interroga al ministro sobre la necesidad de una nueva legislación para regular fumigaciones y aplicación de agrotóxicos, su respuesta denota escepticismo: “Nosotros planteamos que fundamentalmente es importante generar las recomendaciones y a partir de analizarlas,  ver si para ello es necesario una nueva norma. Muchas veces se plantea la idea de una normativa pero en algunas situaciones lo único que termina haciendo en concreto es dilatar los plazos para otro tipo de acciones”, señala. Desde su cartera no se busca impulsar una nueva ley de regulación sino insistir sobre “las buenas prácticas”, que a juzgar por el resultado de pueblos fumigados parecen no ser tan buenas, más allá del impulso que se le pretenda dar a las capacitaciones.

 

 

 

 

 

El Colegio de Ingenieros Agrónomos funciona en la práctica de las fumigaciones con el mismo respeto a la salud que el denominado Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires tiene por la Justicia: un “establishment jurídico que postró al país”, lo definió años atrás el director de El Cohete. Aunque se trate de ingenieros agrónomos tienen un mismo modus operandi que aquel colegio porteño ya que son contratados por los propios dueños o arrendatarios de los campos, donde realizan prácticas que están muy lejos de ser buenas. Ingenieros agrónomos que además trabajan en la venta de esos agroquímicos, que siempre debe ser más para asegurar un mejor rendimiento según promocionan para asegurarse mayores ganancias. Han proliferado en la zona núcleo sojera bonaerense distintas empresas puestas por esos mismos ingenieros que se dedican a la comercialización de agrotóxicos, al mismo tiempo que a autorizar las recetas para las fumigaciones.

La provincia que gobierna Axel Kicillof debe ordenar también lo que sucede en distintos municipios, donde incluso hay fallos judiciales que ordenan fumigar a no menos de tantos metros de los pueblos para preservar la salud de ciudadanas y ciudadanos, o bien ordenanzas que establecen límites de distancia. ¿Cómo se ordena todo eso si no existe una nueva normativa? “Nosotros apuntamos a recomendaciones”, responde el ministro Rodríguez.

 

 

 

 

 

 

Agroecología

En junio se creó el primer programa de Agroecología en la provincia de Buenos Aires, que tiene como finalidad la reducción del impacto ambiental de los sistemas productivos. “Estamos muy contentos con el resultado que estamos viendo. Es el primer programa a nivel provincial implementado en el país. Lo que estamos viendo es muy buena respuesta de parte de los productores, de los profesionales y de la sociedad en general”, destaca Rodríguez. El Plan de Promoción de la Agroecología brinda asistencia técnica y apoyo a los productores para que puedan llevar adelante las acciones, procesos y adecuaciones necesarios para desarrollar la práctica agroecológica.

 

 

 

 

El programa está compuesto por el registro de productores agroecológicos y la red provincial de facilitadores en agroecología. Desde el Ministerio de Desarrollo Agrario se busca avanzar hacia la producción de alimentos con alto valor nutricional, de forma soberana y segura. El desarrollo de la producción agroecológica en la provincia es una estrategia para estimular las economías locales, la repoblación de espacios rurales y la generación de empleo. “Nosotros planteamos varias líneas de trabajo. Una de ellas es la red de facilitadores en agroecología, donde generamos una capacitación que a cualquier profesional, productor o especialista, le permite conocer algunos elementos fundamentales de la práctica agroecológica. Tenemos una gran cantidad de inscriptos interesados y se está terminando la tercera camada de facilitadores agroecológicos, que van a permitir acercar el programa a los productores”, explica Rodríguez. Trescientos productores han solicitado ingresar en el registro agroecológico.

 

 

 

 

Hay una idea instalada según la cual la agroecología tiene sustento en la pequeña producción pero no a gran escala, donde el modelo intensivo con mayor uso de fertilizantes, de agroquímicos, es el que produce mayor ganancia. Rodríguez derrumba esa idea: “Nosotros lo vemos como una práctica productiva que está mostrando buenos resultados para los distintos estratos de productores. Para los grandes hay distintas experiencias, para los medianos también, y es muy importante, y para los productores de la agricultura familiar también”. “En los productores de mediana escala hay experiencias sumamente interesantes y las estuvimos observando y analizando en estos meses: producciones tamberas, ganaderas, trigueras que marcan la posibilidad clara de que estas producciones también son rentables”, asegura, y explica que la modificación sustancial en cuanto a los insumos que se utilizan en la agroecología es lo que brinda rentabilidad.

Ante un año que se termina, que incluyó casi diez meses durante los cuales estuvimos sumergidos en una pandemia que hizo estragos, Rodríguez se atreve a realizar un diagnóstico de su área: “La pandemia no frenó a este Ministerio, que empezó a trabajar en muchísimas líneas que no existían y permitió una transformación muy importante. Se trabajó en forma cercana con los productores. Más allá de la importancia del programa de Agroecología, o el Observatorio, también lanzamos el programa de incubadora de cooperativas con 700 productores y que es un acompañamiento para conformar nuevas cooperativas”. También desde Desarrollo Agrario se dictó una resolución que permite que las pequeñas unidades productoras de alimentos en la provincia estén acompañadas por el Ministerio, para que ese productor primario de un frutal o de tomate, por citar dos ejemplos, pueda generar procesos de envasado y comercialización cumpliendo con las condiciones sanitarias y de salubridad general correspondientes pero fomentando desde la cartera la agregación de valor. Desde el área se lanzaron también líneas de financiamiento para el sector agropecuario en forma completa. En resumen, un amplio abanico de acciones, aunque las más importantes y desafiantes serán las de poder consolidar un desarrollo agrario saludable en la provincia de Buenos Aires. ¿Será posible?

 

 

 

 

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