Hijos de Rodríguez Peña

Un gobierno funcional al capital financiero

 

En octubre de 1805, en la Batalla de Trafalgar, la armada de la coalición del Reino Unido, Austria, Rusia, Nápoles y Suecia, dirigida por el almirante inglés Horatio Nelson (quien murió en ese combate), derrotó a la flota franco-española y, de esa manera, Inglaterra quedó como reina de los mares.

William Beresford, que bajo las órdenes del comandante en jefe del Ejército británico, el duque de Wellington, realizó la campaña contra Napoleón Bonaparte en Egipto, fue ascendido a general del Regimiento 71 Highlander y destinado a la toma del Virreinato del Río de la Plata. Desembarcó en lo que hoy es Quilmes, el 25 de junio de 1806, sin la menor resistencia de las autoridades españolas. Es más, el virrey Rafael de Sobremonte huyó a Córdoba con el tesoro público y fue reemplazado en el Cabildo de Buenos Aires por Saturnino Rodríguez Peña, quién recibió a las tropas invasoras y juró e hizo jurar a los demás funcionarios por el rey Jorge III de Inglaterra e Irlanda.

Saturnino Rodríguez Peña y los prósperos comerciantes porteños, quienes contaban con los más importantes permisos de vaquería y que comerciaban en contrabando con los ingleses desde hacía varios años, en 1804 se habían sumado a la logia masónica “Southern Cross” (Estrella del Sur) y, al producirse la invasión inglesa, se relacionaron rápidamente con los ocupantes, convencidos de que Gran Bretaña, dueña de los mares tras Trafalgar y en plena revolución industrial, era la potencia a la que debíamos subordinarnos [1].

Pero el pueblo de Buenos Aires y de Montevideo se organizó desde el principio para expulsar a los invasores y, tras una serie de refriegas, vencieron a los ingleses en la Plaza Mayor (hoy Plaza de Mayo), denominada ese día Plaza de la Victoria. Los rioplatenses se apoderaron de 26 cañones y de las banderas del regimiento 71. Estas insignias británicas fueron expuestas en la iglesia de Santo Domingo de Buenos Aires con la inscripción: “Del escarmiento del inglés, memoria, y de Liniers en Buenos Aires, gloria”.

Beresford fue detenido y enviado a prisión a Luján. Unos meses más tarde de la rendición y detención, Saturnino Rodríguez Peña y Aniceto Padilla lo sacaron de la prisión y lo llevaron por el río hasta el puerto de Tigre y de allí escapó al imperio de Portugal en Brasil (aliado a Inglaterra).

 

 

Los neocolonialistas

Observamos atónitos como el Presidente Javier Milei trata de patriotas a Luis Caputo y a Santiago Bausili. Ambos son socios en Anker Latinoamérica, con sede en Manhattan, Nueva York, Estados Unidos, cuyos principales clientes son BlackRock, Vanguard, Fidelity, Franklin Templeton, PIMCO, etc. Dichos fondos son a su vez accionistas y/o financian a las 720 empresas que en la Argentina constituyen la AmCham (Cámara de Comercio de los Estados Unidos en nuestro país), entre ellas hay 25 firmas que están entre las 100 que compraron 24.679 millones de dólares en la gestión de Cambiemos entre diciembre de 2015 y octubre de 2019 [2] y que no pueden demostrar en sus balances contables de dónde detrajeron los fondos para adquirir esa suma, por un lado, y, por otra parte, cuál fue el destino final de los dólares comprados.

El ministro Luis Caputo y su equipo participaron en la convocatoria de más de 400 operadores de fondos de inversión, de pensión, de bancos, de compañías de seguros, etc., realizada en Washington el jueves 18 de abril de 2024, organizada por JP Morgan y AmCham, que llevó como título “Argentina: estabilización, regulación y crecimiento sustentable”.

 

 

En esa convocatoria, Caputo les aseguró que van a seguir garantizando una tasa de interés mayor que la devaluación del dólar a los efectos de que traigan dólares para pasarlos a pesos y que tendrán un seguro de liquidez (cláusula puts) que les permite pasarse a pesos cuando ellos decidan [3].

Esa es la razón por la cual el Presidente Milei, el lunes 22 de abril de 2024, realizó una cadena nacional de 15 minutos flanqueado a la derecha por Caputo y a la izquierda por Bausili, en un mensaje a esos más de 400 operadores de los capitales internacionales reunidos en Washington, donde fijó como objetivo configurar una matriz exportadora (minerales, energía, alimentos) en desmedro del mercado interno: “Una primera etapa que vendrá determinada por la combinación de sectores que se expanden por la corrección de precios relativos, como son la minería, el petróleo, el gas y el campo”.

Pero para garantizar el ingreso de dólares requiere en lo inmediato: a) generar el carry trade armado por la dupla Luis Caputo-Santiago Bausili, con el freno del dólar tras una brutal devaluación no bien iniciado el gobierno de Javier Milei, y b) limitar severamente la creación de dinero y provocar una profunda recesión, para obligar a los ciudadanos de a pie a vender sus ahorros (deshacer los plazos fijos y vender sus posiciones en dólares) para poder vivir y a las empresas locales para poder financiar el stock de mercaderías que no venden.

Del 7 de diciembre de 2023 (último día hábil del anterior gobierno) al lunes 22 de abril de 2024, con una inflación acumulada en torno al 81% en ese lapso, la Base Monetaria —que es la cantidad de dinero emitida y puesta en circulación por el BCRA— creció solo en un 30,18%, de esa manera disminuyó sideralmente la liquidez en el mercado financiero local. Esto se trasladó a los ya de por sí exiguos préstamos personales y comerciales que sólo se incrementaron en el período referido en un 28,4%, significando el imperceptible 3,9% del PIB, de allí que familias y empresas deben vender “sus ahorros” por la falta de dinero y de crédito.

 

 

La falta de financiación directa del BCRA al Tesoro de la Nación se reemplaza concediéndole a los exportadores y a los capitales que ingresen al mercado único y libre de cambio (MULC) el beneficio de comprar títulos del Tesoro, que es, a la vez, la principal causa por la que la deuda bruta de la Administración nacional aumentó en 32.731 millones de dólares, desde los 370.673 millones de dólares de diciembre de 2023 a los 403.404 millones de dólares al 31 de marzo 2024.

La exigencia de alcanzar el superávit financiero fiscal a cualquier costa es para comprarles los dólares a los que los ingresen al circuito económico legal (carry trade, debajo del colchón, exportaciones, etc.) para pagar las obligaciones externas, pero la mayor parte se realiza con nuevas deudas. De allí que el superávit financiero del primer trimestre de 2024, base caja, fue de 1,13 billones de pesos (equivalente a unos 1.000 millones de dólares), que incluye el pago de intereses de la deuda por 2,74 billones. Pero el aumento de la deuda fue por 32.731 millones de dólares.

Dicho superávit financiero del 0,2% del PIB (1,13 billones de pesos) es menor que la deuda que tiene el Estado nacional con las grandes productoras de energía (Pampa Energía, AES Argentina Generación S. A., Central Puerto, Genneia, MSU Energy, Albanesi e YPF) por atraso en los pagos. Sin contar el fuerte ajuste en las transferencias a las provincias y a la población, el freno de la obra pública y la “licuación” de los haberes previsionales y de remuneración al empleo estatal, que superan varías veces esa suma.

Todo el ajuste es para poder realizar los ingentes pagos de la deuda externa y esa es la razón por la que el Tesoro de la Nación ejecuta periódicamente compras de dólares de las reservas del BCRA, para garantizar el pago de los compromisos en moneda extranjera: el 18 de abril de 2024 tomó 27 millones de dólares del Banco Central a cambio de una letra del Tesoro Nacional de igual valor nominal. Mecanismo que había realizado el 25 de marzo de 2024 colocando un título en el BCRA por 9 millones de dólares (paga con títulos de deuda del Tesoro de la Nación que coloca en el BCRA).

Paralelamente, y para sostener el precio de los bonos y que sigan siendo demandados en el carry trade, hace que el BCRA compre por 246.000 millones de pesos; los precios de parte de los títulos que se ajustan por CER (Coeficiente de Estabilización de Referencia, que ajusta por inflación medida por el IPC del INDEC), descendieron como consecuencia de la desaceleración inflacionaria.

Caputo y Bausili, dos expertos “mesadineristas”, aseguran a los acreedores que van a cobrar en tiempo y forma y con tasas mayores a la depreciación cambiaria (carry trade), de allí que todos sus esfuerzos se limitan a los ingresos y pagos financieros, pero se desentienden de la economía real y no les importa que se reduzca el mercado interno, que Acindar suspenda un mes a sus trabajadores, que Longvie despida a la mitad de su personal, que Mabe —la empresa mexicana de electrodomésticos que compró a la local Drean— eche a 200 empleados en su planta de Luque, Córdoba, que Topper despida 117 personas de su planta en Tucumán, etcétera, cuando todavía falta el efecto del tarifazo energético y sabemos que en la recesión se ajusta primero por caída del salario real y después por nivel de empleo.

 

 

En síntesis

El modelo extractivista, agropecuario, financiero exportador impuesto implica desindustrialización, descenso en el nivel de empleo y baja persistente del salario, para empobrecer a la población y aumentar los saldos exportables, por un lado, y, por otra parte, una permanente política de aumento de la deuda pública para que esta sea pagada, en su debido momento, por activos estatales y nuestra riqueza natural.

En 1806 los vende patria se subordinaron al capital inglés, pero nuestro pueblo los tenía identificados y sabía quién era el enemigo de adentro y de afuera y los derrotó en 1806 y en 1807 [4]. Hoy la población votó a un gobierno que es funcional al capital financiero internacional, donde gran parte de esos hijos de Saturnino Rodríguez Peña [5] trabajan y/o invierten el dinero que fugan por no pagar impuestos. Milei dice que Caputo y Bausili son héroes y patriotas.

 

 

 

 

[1] Relato de Ignacio Núñez, cronista de la época, quien escribió: “Los ingleses fueron particularmente distinguidos por las familias principales de la ciudad y sus generales paseaban del bracete por las calles con las Marcos, las Escalada y las Sarratea. Los prelados de las comunidades religiosas, entre ellos el prior de los dominicos, fray Gregorio Torres, presentaron al general Beresford una sumisa laudatoria: ‘La religión nos manda respetar las autoridades seculares y nos prohíbe maquinar contra ellas, sea la que fuere su fe, y si algún fanático o ignorante atentase temerariamente en contra de verdades tan provechosas, merecerá la pena de los traidores a la Patria y al Evangelio’”.
[2] Las empresas que forman parte de las 100 que más dólares compraron y que son miembro de la AmCham son:
Western Union Financial Services Argentina S. R. L.; American Express Argentina S. A.; General Motors de Argentina; Shell Cia Argentina de Petroleo S. A.; Cohen S. A. Sociedad de Bolsa; Monsanto Argentina S. A. I. C. (hoy fusionada con Bayer S. A.); Telecom Argentina S. A.; AES Alicura S. A.; Procter & Gamble Argentina; Acindar Industria Argentina de Aceros S. A.; Industrias John Deere Argentina S. A.; Arcor S. A. I. C.; Chevrolet S. A. de ahorro para fines determinados; Dow Agrosciences Argentina S. A.; Syngenta Agro S. A.; Cnh Industrial Capital Argentina S. A.; Dow Quimica Argentina S. A.; Halliburton Argentina S. A; Minera Argentina Gold S. A.; Colgate Palmolive Argentina S. A.; Embotelladora del Atlantico S. A.; S C Johnson & Son de Argentina S. A. Industrial Comercial; Pfizer S. R. L.; Newsan S. A.; Transportadora de Gas del Norte S. A.
[3] Al 1 de abril de 2024, el total de títulos públicos colocados en el mercado interno que vencen este año suman 22.739 millones de pesos. Los títulos del Tesoro que se renovaron desde el 10 de diciembre de 2023 extendiendo el plazo de vencimiento a los años 2025-2026-2027, mayoritariamente, lo hicieron con la cláusula puts (seguro de liquidez), que les permite a los bancos tenedores de estos ir al BCRA y canjearlos por dinero en efectivo más los intereses ganados a ese día. Diego Chameides, economista jefe del Banco Galicia en Buenos Aires afirma: “Los puts significan que la deuda a largo plazo emitida por el gobierno puede venderse en un día”.
[4] El pueblo de Buenos Aires arrojó piedras, aceite y agua hirviendo sobre las cabezas de los 5.000 invasores. El avance de las columnas británicas se vio severamente entorpecido por las defensas montadas, el fuego permanente desde el interior de las casas. Whitelocke vio como sus hombres eran embestidos en cada esquina. Mediante la lucha callejera, los vecinos de Buenos Aires superaron la disciplina de las tropas británicas. Tras una encarnizada lucha, Whitelocke perdió más de la mitad de sus hombres entre bajas y prisioneros y tuvo que rendirse.
[5] Saturnino Rodríguez Peña fue desterrado y partió a Londres, donde falleció su esposa Gertrudis Amores. En 1814 pudo regresar a Buenos Aires, pero fue arrestado. En 1818 se le dio la libertad para salir del país y fue a Río de Janeiro (imperio de Portugal, aliado a Inglaterra), donde murió en 1819.

 

 

 

 

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