Hogar, dulce Hogar

La Pampa reclama la restitución de un edificio que construyó la Fundación Eva Perón

 

Desde hace cuatro décadas, cuando la última dictadura se lo cedió, el Ejército ocupa el histórico predio de la Escuela Hogar cuya construcción en Santa Rosa financió entre 1951 y 1955 la Fundación Eva Perón. El emplazamiento fue una de las primeras concreciones en la joven provincia, a la que el gobierno de Juan Domingo Perón había otorgado ese status luego de casi tres cuartos de siglo de administración central bajo la figura de “territorio nacional”.

Los 39 años ininterrumpidos que la democracia argentina cumplirá en pocos días y los más de diez de reclamos institucionalizados de varios sectores políticos y sociales pampeanos no han alcanzado aún para lograr la restitución del predio que perteneció a la Escuela Hogar a uso civil, en particular a las órbitas de educación y cultura.

Sin embargo, las solicitudes persisten y en los últimos meses se ha reactivado una vía que incluiría a la Universidad Nacional de La Pampa. Oscar Alpa, su rector en uso de licencia, es el secretario de Políticas Universitarias del gobierno nacional y podría oficiar como un actor relevante para destrabar la histórica demanda de la sociedad pampeana, que siente arrebatado uno de los sitios más representativos de su historia y su cultura. Por otra parte, su ubicación urbana ha pasado a ser céntrica por el crecimiento santarroseño y no es la más adecuada ni cómoda para la brigada mecanizada que la ocupa.

El uso de las instalaciones por parte de una unidad militar reúne connotaciones especiales en una provincia que tuvo como primer nombre el de Eva Perón y en cuyas elecciones sin proscripciones siempre triunfó el peronismo. Además, la sede santarroseña de Radio Nacional fue la única en que se alcanzó a leer la proclama revolucionaria del movimiento liderado por el general Juan José Valle, cuando en junio de 1956 buscó terminar la dictadura que un año antes había derrocado a Perón. Dos décadas después, el personal de la Escuela Hogar fue perseguido por el terrorismo de Estado, que finalmente se apropió del predio y recluyó a la población estudiantil en otro espacio, con la vigésima parte de superficie del original. Buena parte de esta historia la recoge el libro De escuela a cuartel, de Silvia Flores.

 

La Escuela Hogar en 1955. Foto del libro De escuela a cuartel, de Silvia Flores.

 

 

 

 

Radiografía de La Pampa

A través de la Fundación Eva Perón, el gobierno peronista financió la construcción de varios Hogares Escuelas en el interior. Con ellos pretendía mejorar el acceso de los sectores más postergados a la educación y la formación en oficios.

En el que se edificó en Santa Rosa funcionaron una Escuela Nacional de Educación Técnica y el Centro Polivalente de Artes, además de abrirse a la comunidad con la organización de eventos deportivos, una biblioteca, proyecciones de cine, presentaciones teatrales y corales, y juegos infantiles. En sus inicios, el establecimiento se organizó para albergar a estudiantes que cursaban en escuelas previamente existentes en la ciudad, pero luego comenzó a dictar clases propias. Contaba con servicios médicos, lavandería, dormitorios, comedor y pileta. Llegó a dar trabajo a más de un centenar de personas y cobijar a alrededor de 1.000 niñas y niños, que cada año se distribuían en una treintena de divisiones por turno.

 

 

 

 

Además de su significado histórico, el diseño arquitectónico de estilo californiano y los materiales con que fue construida convierten a la antigua sede educativa en un patrimonio edilicio provincial.

Su ubicación también revela características especiales: fue emplazada en una zona de Santa Rosa en que residían familias obreras, en muchos casos llegadas en busca de trabajo desde el oeste pampeano, sometido a una progresiva desertificación por la restricción aplicada por Mendoza al cauce natural del río Atuel. La migración interna resultó en la necesidad de contar con instituciones educativas públicas para hijas e hijos de esas familias, además de las y los estudiantes que recurrían a la capital desde el interior de la provincia, donde por entonces no había ciclos secundarios estatales.

Fue el caso de una hermana y un hermano de la ex vicegobernadora pampeana Norma Durango, que dirigió el Museo Evita de Capital Federal –emplazado en el viejo edificio de la Fundación– y en su paso por el Senado de la Nación reclamó la restitución del predio santarroseño. Su familia vivía en Doblas, una pequeña localidad del interior en que no había escuela secundaria. Continuar estudios medios implicaba pagar una pensión en Santa Rosa o asistir a colegios confesionales, los únicos que hasta entonces ofrecían albergue. Todo cambió con la apertura del Hogar Escuela. “Mi hermano iba a la entonces llamada Escuela Fábrica y mi hermana iba a una Normal, para ser maestra. Vivían en el Hogar Escuela, en un chalecito que se había creado para que Evita residiera allí en sus visitas a la provincia, lo que no pudo hacer porque murió antes de que el predio se pudiese inaugurar”, recuerda Durango a El Cohete.

 

El Cine Escuela Hogar en 1967. Foto diario La Capital, Archivo Histórico Municipal.

 

 

 

 

Las décadas perdidas

En las dos décadas y media que siguieron al golpe cívico militar que derrocó y proscribió al peronismo, la Escuela Hogar –desde 1956 dependiente del Ministerio de Salud y Asistencia Social de la Nación– continuó funcionado en su sede, pero en condiciones de creciente desfinanciamiento. El impacto debió ser compensado por la propia sociedad pampeana, a través de una cooperadora con la que contribuían las familias de los barrios más humildes de Santa Rosa. En las pequeñas localidades del interior, por su parte, vecinas y vecinos impulsaron el surgimiento de escuelas locales que primero fueron comunitarias y más tarde consiguieron ser reconocidas y financiadas por el Estado. “Los habitantes de La Pampa tenían mucha conciencia de la movilidad social que ofrecía la educación”, destaca Durango.

El vaciamiento previo de la Escuela Hogar santarroseña fue la base sobre la que en agosto de 1981 se apoyó la intervención provincial de la última dictadura para ceder sus instalaciones al Ejército, que inició la década encarando un proceso de reestructuración de sus jurisdicciones. En la capital pampeana se planificaba ubicar al comando del nuevo IV Cuerpo, que en 1991 sería disuelto y reemplazado por la nueva ubicación de la X Brigada Mecanizada.

En los primeros meses de la dictadura que finalmente la disolvió, la comunidad de la institución había sido sacudida por la persecución del terrorismo de Estado. Bajo acusaciones falaces, el aparato represivo intervino la dirección del establecimiento y encarceló a su personal, cuyo compromiso era reconocido por la comunidad. El equipo docente fue detenido e incomunicado en marzo de 1978, a disposición del comando de la subzona 14 de la represión clandestina. La acusación era por “subversión económica”, cuando en verdad habían debido ingeniárselas para satisfacer las necesidades de niñas y niños frente al creciente ahogo presupuestario. El hecho formó parte del segundo juicio por crímenes de lesa humanidad en la región, que en 2019 concluyó con condenas a varios represores y el reiterado reclamo de restitución del predio en que funcionó la Escuela Hogar. Dos años antes, organismos de derechos humanos habían realizado allí un acto reparatorio, que debió concretarse en la vereda.

 

El busto de Evita en la Escuela Hogar pampeana.

 

 

 

 

El segundo Hogar

Desde 2003, La Pampa cuenta con una ley de conservación de patrimonio cultural de avanzada, que aseguró a ese fin un piso presupuestario anual del 1% de la obra pública proyectada y creó una Comisión Provincial con participación de instituciones públicas y privadas de la comunidad y potestad de elevar dictámenes vinculantes a la cartera de Cultura, autoridad de aplicación de la regulación. Entre otras funciones, la Comisión tiene a su cargo la inclusión de bienes a proteger en un registro oficial, a solicitud de cualquier persona u organismo.

En 2010, el referente cooperativista Alfredo Carrascal requirió que se incorporase al registro el inmueble de la ex Escuela Hogar, que desde 2004 había sido declarado de interés municipal por el Concejo Deliberante local. Carrascal no pertenecía al peronismo, dato con que quienes reclaman la restitución ejemplifican que se trata de una reivindicación mayoritaria. La Comisión emitió un dictamen en que avaló el pedido y requirió al Ejecutivo pampeano que impulse la restitución del predio a la provincia y se modifique su uso, lo que “constituiría un acto de reparación, memoria y justicia”. El texto señalaba también que “en la memoria ciudadana, el predio apropiado por el Ejército continúa denominándose ‘la Escuela Hogar’ y el espacio que ocupa se ha constituido en un lugar de la memoria” y en “un símbolo de reivindicación de la cultura perdida”.

Por su parte, desde 2016 la entonces senadora nacional Durango manifestó ante la Cámara que integraba la necesidad de restitución, y en el mismo sentido se expresó el Consejo Provincial de la Niñez y Adolescencia. Por esos meses, varias organizaciones que coincidían en la histórica demanda confluyeron en un colectivo que sostuvo el reclamo y organizó un festival cultural al que asistieron antiguos estudiantes de la Escuela Hogar. El colectivo –integrado por organizaciones feministas, de derechos humanos, sindicales, cooperativas y grupos políticos que nutrirían en 2019 el Frente de Todos– impulsó también un acto de reparación hacia el personal directivo perseguido durante la dictadura y a Omar Alejandro Olachea, que pasó por la Escuela Hogar y años más tarde fue víctima del terrorismo de Estado en Córdoba.

Como contrapartida, también en 2017 el ministro pampeano de Seguridad, Juan Carlos Tierno, propuso instalar en el predio una unidad de Gendarmería, fuerza que durante el gobierno de Mauricio Macri estuvo involucrada en un cuestionado peritaje sobre la muerte del fiscal Alberto Nisman y que ese año concretó en Chubut el operativo que concluyó con la desaparición y muerte de Santiago Maldonado. La iniciativa del entonces ministro surgió en el marco de su creciente acercamiento a Patricia Bullrich, que ocupaba el mismo cargo a nivel nacional. Tierno había sido uno de los ministros firmantes del decreto que en diciembre de 2003 reglamentó la Ley de Conservación del Patrimonio Cultural de la provincia. Su proyecto gendarme de 2017 borraba con el codo lo que 14 años antes había firmado con la mano.

Fue una de las tantas manifestaciones de la inclinación de Tierno a la provocación permanente, que lo llevó a ser desplazado dos veces del gabinete provincial y una de la intendencia municipal de Santa Rosa, en la que apenas logró sostenerse durante 87 días de movilizaciones populares en su contra. En la actualidad –aunque oficialmente haya lanzado su precandidatura a gobernador para 2023– persiste en sus intentos de ingresar a la coalición macrista, durante cuyo gobierno la policía a su cargo compró armamento importado con sobreprecios, según denunció la Procuraduría de Investigaciones Administrativas.

La abogada Lucía Colombato, docente universitaria y especialista en estudios sociales y culturales, publicó por entonces un artículo en el sitio web oficial de la Universidad Nacional de La Pampa en el que consideró que el impulso de Tierno para un nuevo uso del predio de la ex Escuela Hogar “puso en debate, una vez más, a las políticas públicas en materia de patrimonio cultural, en tanto va a contramano de las razones que sustentaron su protección como bien patrimonial”. Consultada para esta nota, Colombato valoró que la Comisión Provincial que integra en representación de la Universidad sostenga principios opuestos a los del ex ministro y piense al patrimonio cultural “no como un dispositivo hegemónico de narrativas, sino en clave de derechos”.

Al proyecto de Tierno “lo tomamos pésimo”, sintetiza por su parte Mónica Rodríguez, que integra el colectivo desde que confluyeron en su seno dos organizaciones en que participa: el Foro Pampeano por los Derechos de la Niñez y Adolescencia y la agrupación Mujeres por la Solidaridad, cuyo recorrido había comenzado en 1996. “Buena parte de la ciudadanía pampeana no acompaña los conceptos de seguridad, control y orden que tiene la propuesta política de Tierno”, subraya Rodríguez a El Cohete.

“Puedo dar fe de lo que era la Escuela Hogar, porque a los 13 años llegué a ella desde un barrio periférico de Buenos Aires, como parte de un programa que acercaba a niñas y niños de otras partes del país a conocer La Pampa y les ofrecía alojamiento, comida y pileta”, evoca.

Los reclamos pampeanos para modificar el uso del predio de la Escuela Hogar parecen haber avanzado en los últimos meses, ante la opción de que sus diez hectáreas pasen a la Universidad Nacional de La Pampa, que necesita ampliar sus espacios y podría instalar allí alguna de sus facultades o su biblioteca. La alternativa reúne consenso, porque no excluye la posibilidad de que se comparta con una agenda provincial de actividades y abriría la oportunidad de retornar a un proyecto de inclusión educativa y cultural y así decir adiós a las armas.

 

 

 

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