La abuela Yenia

Ojalá todos tengamos a alguien que sea nuestra Patria

Un mundo recobrado, de Laura Bondaversky.

 

Salgo del cine y camino a casa, desde el Obelisco a Boedo, unas cuantas cuadras. Hace frío, el viento helado me pega en la cara y lo necesito.

La película empieza en una montaña nevada, que no es la mía, pero se vuelve cercana. La historia en sí, es difícil definir adónde empieza, o dónde termina… Estas historias son así, como rompecabezas incompletos que entre todos intentamos armar, y a medida que se configuran algunos pedazos sueltos va quedando a la vista el contorno y cuánto falta por completar. Por cada respuesta, se abren como ramas diez incógnitas nuevas, y quizás de eso se trate, de convivir con la incertidumbre, de abrazar lo que no se sabe y de seguir haciéndonos todas esas preguntas, sabiendo que probablemente nunca se van a contestar.

Las historias se completan unas a otras. Los caminos se entrelazan en una trama donde lo colectivo nos atraviesa y nos hace perder el límite, entre la vida de la autora y la mía, entre mi historia y la tuya, entre un país y otro, entre un vos y un yo aislados. Hay un sentido que hacemos juntos y lo encontramos porque lo estamos buscando. Sabemos que en el ejercicio aparecerán como revelaciones decantadas algunas certezas, contundentes y sutiles, que serán más potentes que cualquier respuesta de clausura a las apuradas.

 

 

Es así que hoy fui al cine a ver Un mundo recobrado y me metí en un submundo, que quizás ya no existe, donde una montaña nevada se superpone con otras y un mismo frío atraviesa la historia. Ahí conocí a Yenia, esta mujer rusa que podría haber sido mi abuela, pero que fue la abuela elegida en el exilio de Laura, y quedé conmovida con ellas, que es otra forma de decir nosotras, y con todo lo que se moviliza y transforma a través del arte.

Camino por la calle, pero alrededor hay un bosque. Las ramas sostienen la espuma de nieve escarchada. La montaña es nuestra. Viajamos en trineo, nos deslizamos sobre un manto blanco inmenso, que trasciende el tiempo presente y el pasado.

Ojalá todos tengamos a alguien que sea nuestra Patria. Ojalá podamos ser también la Patria de otros. Ojalá atesoremos y seamos atesorados. Ojalá tengamos compañerxs que nos sepan cuidar en la vida. Ojalá sepamos qué hacer cuando las cosas se pongan pesadas.

 

 

 

* Las próximas funciones de Un mundo recobrado, de Laura Bondaversky, están programadas para los domingos 3 y 10 de agosto, a las 19, en Cine Arte Cacodelphia.

 

 

 

 

 

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