La cuestión mapuche

No se soluciona un problema territorial con el Código Penal en la mano

 

Casi como un dèjá-vu de los cuatro oscuros años cambiemitas marcados por la doctrina de seguridad nacional de Patricia Bullrich, vuelve a repetirse el entramado de persecución hacia las comunidades mapuches. El problema sigue siendo el mismo de siempre. Si el Estado no cambia el enfoque, es decir el modo de abordar la problemática territorial vinculada a los pueblos originarios, nada cambiará. No se puede anteponer el Código Penal frente a las recuperaciones territoriales.

Casi al unísono, personajes vinculados al Frente de Todos como Sergio Berni, más todo Cambiemos, incluido el dinosaurio Miguel Ángel Pichetto, salieron a manifestarse sobre los “mapuches violentos”. El ex candidato a Vicepresidente de Macri llegó a preguntarse: “¿Cuánto falta para que los mapuches maten a alguien con sus acciones?”.

Un artilugio de la desmemoria, teniendo en cuenta que fue Cambiemos el que reinauguró esta etapa de persecución con el saldo de la desaparición y muerte de Santiago Maldonado y el asesinato por la espalda de Rafael Nahuel. Justamente esta semana, hubo una concentración en la puerta de Tribunales para reclamarle a la Corte Suprema de Justicia que defina qué juez debe continuar en la causa por la desaparición forzada de Santiago.

 

Sergio Maldonado junto a dirigentes de derechos humanos en la puerta de Tribunales. Foto Luis Angeletti.

 

Esa desmemoria incluye el casi centenar de causas penales inventadas bajo la supuesta existencia de una organización terrorista llamada RAM, sobre la que no hay evidencias ciertas. De hecho, basta recordar el fallo de la jueza Carina Estefanía que, al absolver a todos los integrantes de la Pu Lof en Resistencia Cushamen durante el juicio por usurpación iniciado por Benetton, en el mismo territorio donde desapareció y murió Santiago, sostuvo: “Quisieron meterme a la RAM y no hay evidencia de su existencia”. Carina Estefanía no es kirchnerista. De hecho, es radical y fue asesora del ex senador Hipólito Solari Yrigoyen.

Otro desafortunado actor de esta nueva trama discursiva de persecución hacia los pueblos originarios es Federico Massoni, candidato del gobernador Mariano Arcioni en la provincia de Chubut y su actual ministro de Seguridad. Sus comentarios apuntaron al embajador en Chile, Rafael Bielsa, quien había participado de una audiencia por la libertad condicional del lonko Facundo Jones Huala, preso en Chile desde hace tres años.

 

Pichetto, Berni & Massoni, dinosaurios con distintas camisetas.

 

“Lo que nos costó apresarlo a Jones Huala. No va a pisar ni un centímetro de esta provincia”, afirmó Massoni. Vale la pena recordar que Facundo Jones Huala fue detenido a partir de las torturas al joven Gonzalo Cabrera. Lo que relataré a continuación me lo contó su madre María Luisa Huincalen, autoridad de la comunidad Feutren Kimun (Mucho conocimiento):

“Lo agarraron en la plaza (de Gualjaina), le pusieron las esposas y lo reventaron. Lo tiraron como una bolsa de papa, él se defendió un poco y al perro lo asustaron con las balas. Yo sentía un pálpito, era la única vez que faltaba en la casa. Cuando lo agarraron, él grito ‘resistencia mapuche’ y ahí sonó. Todavía tiene las marcas, cortado por todos lados. Cuando vinieron acá (los policías), no me dieron tiempo de nada. Encontraron algunas cosas de Facundo. Cuando lo llevan a Gonzalo al calabozo le empiezan a dar. Después me cuenta que como no quería que me hicieran nada a mí, ahí habló. Los policías le dejaban la puerta abierta para que se fuera y ahí pudieran tirarle un tiro. Gonzalo tenía 19 años. Un día lo llamaron para ir a Esquel, le pagaron el hotel, la estadía y cuando vino a casa me trajo cuatro hojas y me dice: ‘Mirá mami, todo esto me tengo que aprender de memoria’. Cuando empiezo a leer, era todo a favor de la policía, cuando habían sido ellos quienes lo habían cagado a palos. Ahí fue cuando le dije: ‘Vos contá la verdad’”.

A Facundo Jones Huala, que fue absuelto del delito de usurpación, lo capturaron por primera vez luego de haber torturado a un joven de 19 años. La segunda lo apresaron tras un acuerdo entre la Argentina y Chile para perseguir a las comunidades, acuerdo que incluyó el espionaje conjunto entre Gendarmería y Carabineros.

Es importante pensar que la cuestión de fondo no tiene nada que ver con un incendio o la violación a la propiedad privada, que puede haber ocurrido o no, algo que es materia de investigación en El Bolsón. Lo que devela nuevamente esta época es que existe un caldo de cultivo que tiene adherentes muy concretos, sobre todo del poder económico de la Patagonia, que pretende sacarse de encima a estas comunidades porque son las que exponen sus intenciones de avanzar sobre los recursos naturales.

En este marco, no se puede pensar en resolver la cuestión territorial con el Código Penal en la mano. Hay que cambiar la óptica de análisis. Y eso implica desaprender todo lo occidentalmente aprehendido. ¿Qué quiere decir esto? Entender el porqué de las recuperaciones territoriales y por qué ocurren donde ocurren. Entender que el sujeto histórico de estas recuperaciones son pibes y pibas que llevan sobre sus hombros la persecución que sufrieron sus bisabuelos, abuelos, padres y ellos mismos, desplazados hacia las zonas urbanas de sus territorios post estallido del 2001.

Hasta que no se entienda esto, hasta que el Estado no comprenda que no se resuelve inscribiéndolos en una asociación civil dentro de un registro para reconocerlos como comunidad, el problema seguirá existiendo.

 

 

 

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