La ignorancia presidencial

De justicia social y manipulación de la Biblia

Milei en la inauguración de un templo evangélico en Chaco.

 

En su pseudo-homilía en el Chaco, el Presidente señaló lo preocupante que es la “envidia” (12 veces en su texto). De hecho, afirmó que la justicia social es “envidia con retórica”. La primera vez que la alude es en una cita de Génesis 26,12-14 [desconozco de qué traducción se valió ya que, por ejemplo, dijo “Dios lo bendijo” cuando el hebreo utiliza el tetragrama YHWH (que muchas traducciones evitan y transcriben Señor), mas jamás “Dios”]. Es a partir de esto que comienza a hablar de la envidia y la justicia social. Y acá afirma claramente:

“¿Desde cuándo la envidia dejó de ser un pecado capital y pasó a convertirse en una virtud? No nos van a doblegar. Nosotros conocemos las Sagradas Escrituras”.

Voy a dejar de lado que en ningún lado de las Sagradas Escrituras se hace referencia a los “pecados capitales” [que, además, muchísimos escritores tradicionales o contemporáneos afirman que no se trata de “pecados” sino de “vicios”, lo cual es distinto, ciertamente; ya hemos escrito en Los vicios capitales, Buenos Aires: Paulinas, 1997, pág. 63-76]. Y acá repetirá que “la justicia social, básicamente, es robarle a una persona el fruto de su trabajo y dárselo a otra”.

Siendo que la envidia, como la de los filisteos, atraviesa todo el delirio presidencial, quiero detenerme brevemente en ella. Lo cierto es que el texto del cual parte afirma que, luego del enriquecimiento de Isaac, “los filisteos le tenían envidia” [en hebreo kana’]. Evidentemente, un discurso presidencial no es, ni debe ser, una “clase de Biblia”, pero, al menos, antes de decir algo sobre temas que desconoce debería informarse a fin de no decir tonterías.

Para comenzar, el enriquecimiento de Isaac en el texto citado no se debe a su esfuerzo y trabajo (el cual se supone, ciertamente: “Isaac sembró”) sino a que YHWH lo bendijo, por lo que su cosecha fue del ciento por uno. Evidentemente, el texto es heredero de una teología habitual en los textos más antiguos de la Biblia, en los que se sostiene que a quienes son “justos” Dios los bendice con abundancia de ganados, cosechas, hijos… Este tema, con el tiempo, se fue relativizando (la experiencia decía lo contrario, por cierto) hasta ser finalmente descartado (por ejemplo, en libros como Job o Qohelet). Por tanto, la referencia bíblica presidencial es totalmente incompleta (y fundamentalista). Pero vayamos a la “envidia” de los filisteos, que es –para su insensatez y tergiversación– la causa de los males, la madre de la perversa justicia social y un pecado capital. El conflicto con los filisteos, además, es un tema muy importante en la historia bíblica, y, ciertamente, aquí es anacrónico, pero vayamos a la mala envidia [kana’] que los filisteos tienen.

Resulta que otro texto muy antiguo, también mal citado por el no-doctor Milei, es el de los habitualmente llamados “Diez Mandamientos” [Ex 20,5; Dt 5,9]. Allí, el primero de los mandamientos afirma que Israel no puede “postrarse” ante otros dioses [recordar esto, que volveremos] porque Dios es “un Dios celoso”. Esta “característica de Dios”, sus “celos”, traduce aquí el mismo término hebreo kana’ (lo importante es notar que se trata del mismo término). Así que resulta que un término aplicado negativamente a los filisteos, en otra ocasión es una cualidad divina. ¿No era que había leído las Sagradas Escrituras? Si en otras ocasiones se jactaba de citarla en hebreo, no hubiera estado de más que lo hiciera también aquí y, en ese caso, no hubiera dicho tonterías. Pero ya sabemos eso de las peras y los olmos…

En otro momento, repitiendo un lamentable texto de Jesús Huerta de Soto, hizo referencia a la tentación del diablo a Jesús en Lucas 4,5 (pésimamente mal leída, por cierto). Lo que Satanás pretende es que Jesús se postre (en griego proskynêsês) ante él. Ciertamente, hacer eso atentaría contra el primer mandamiento –que recién hemos citado– puesto que Dios es celoso (kana’), por lo que Jesús responde citando el Deuteronomio 6,13, donde se reitera que Dios es kana’ (v.15). Hemos de suponer que este Dios bíblico, para la mesura presidencial no será un dios kuka, zurdo o cosas peores.

Y terminemos con un dato… Ciertamente el conflicto posterior entre Israel y los filisteos está en el trasfondo del texto de Isaac, y, precisamente por eso, los filisteos combaten a Isaac a quien, por otro lado, Dios bendice, y, como decimos, en los textos más antiguos, esta bendición se hace manifiesta en bienes, cosechas, etcétera. Pero, por ejemplo, sería manipulación de la Biblia (que es lo que Milei y los suyos, habitualmente hacen) olvidar que, precisamente cuando no hay bendición, por más que el ser humano trabaje arduamente la tierra, “con fatiga sacarás de (el suelo) el alimento todos los días de tu vida. Espinas y abrojos te producirá, y comerás la hierba del campo” (Gén 3,17-18). La clave no está en el trabajo (que ciertamente se supone) sino en la bendición que Dios da a quienes son justos. Pero, ya sabemos, hablar de justicia irrita la neurona presidencial. Es preferible, para su esquema primitivo e inhumano, creer que la bendición de Dios se hace manifiesta en que, milagrosamente, 100.000 pesos argentinos se transformen en 100.000 dólares y así se pueda edificar una mega iglesia en la cual puede decir cualquier cosa sin que nadie lo cuestione. ¡Amén!

 

 

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