Los dueños del mundo

La hegemonía del capital financiero de los Estados Unidos

El JP Morgan, una de las entidades financieras con grandes intereses en el país.

 

La difusión de la figura de Javier Milei fue obra de los grandes grupos locales; apareció en el programa Animales Sueltos del canal América y rápidamente se propagó en los medios de comunicación impulsados por los que pagan la publicidad. Su carrera política fue apañada por los medios y la influencia que tienen sobre la población.

Mauricio Macri había quedado desgastado por su gestión de endeudamiento y fuga, cierre de empresas y desocupación. Esto lo llevó a endeudarse fuertemente con el FMI (el crédito fue de 57.000 millones de dólares, pero por claros incumplimientos de las metas acordadas con el FMI, se le otorgó la suma de 44.019 millones de dólares). Incluso no pudo pagar la deuda en pesos y debió recurrir a su “reperfilamiento”. De esa suma, de junio a septiembre de 2018, cuando Luis Caputo era el presidente del BCRA, se vendieron 15.000 millones de dólares a los grandes bancos y fondos financieros, por lo que la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, le solicitó al gobierno argentino la renuncia de quien actualmente ocupa el cargo de ministro de Economía.

 

 

La administración de Alberto Fernández no solo convalidó la deuda con el FMI (que no fue autorizada por el Congreso de la Nación) y toda la deuda heredada de la gestión de Cambiemos, que no fue investigada pese a haberse comprometido a hacerlo, sino que les pagó a los bancos intereses por encajes remunerados, dinero captado por los bancos que no se utilizó y que al 30 de noviembre de 2023 sumaban 24.166.330 millones de pesos (convertido al tipo de cambio oficial, más de 60.000 millones de dólares). Esto representaba el 13,2% del PIB, un porcentaje mayor que todo el crédito dado por el sistema financiero oficial, que apenas superaba el 11% del PIB, cuando en campaña Alberto Fernández había dicho que entre los jubilados y los bancos prefería a los primeros.

 

 

Ante el descrédito de la dupla Fernández-Massa (Sergio Massa ofició de super ministro en el final de esa gestión) y la maniobra de los grupos locales (Mauricio Macri incluido), en el balotaje ganó Milei con el 55,7% de los votos.

Pero antes de asumir la presidencia de la República, acordó con el capital financiero de Manhattan, especialmente con BlackRock, cuyo CEO es Larry Fink y con quien había conversado por Zoom varias veces, la designación de Luis Caputo como ministro de Economía y de Santiago Bausili como presidente del BCRA [1].

Es más, el 14 de abril de 2025, cuando el secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Scott Bessent, vino a la Argentina en su carácter de gobernador del FMI para ampliar el crédito dado al gobierno en 20.000 millones de dólares, de los cuales ingresaron 14.000 millones a la fecha, lo hizo acompañado de Robert Citrone y Matt del Orfano del fondo Discovery Capital Management, y de Matt Schlapp y Soledad Cedro, de Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC).

En los primeros días de octubre de 2025 llegó a la Argentina otro conspicuo miembro de CPAC, Barry Bennett. Acompañado del asesor presidencial Santiago Caputo, se reunió con gobernadores y con los jefes de bloques Rodrigo De Loredo, Miguel Pichetto y Cristian Ritondo. Esto explicó, entre otras causas, por qué el Congreso de la Nación no rechazó la privatización de Nucleoeléctrica Argentina, que es la que administra el uranio en el país.

Es también la razón por la que directivos del JP Morgan en la Argentina hablaron con gobernadores y legisladores para impedir la reforma de la regulación de los DNU y la coparticipación de la distribución del impuesto a los combustibles líquidos (ICL). Esto se hizo bajo amenaza de que si se aprobaban, disminuían los recursos de la administración nacional y, con ello, se caía el salvataje de Donald Trump al país.

Paralelamente, la Cámara de Comercio Americana en Argentina (AmCham) comunicó: “Como socio estratégico, Estados Unidos sigue siendo fundamental para las aspiraciones de la Argentina de progreso a largo plazo. La comunidad empresarial estadounidense, representada por AmCham, está dispuesta a contribuir activamente a este proceso”.

 

 

JP Morgan

No es extraño entonces el encuentro anual del JP Morgan realizado en el Teatro Colón de Buenos Aires. Este estuvo presidido por su CEO, Jamie Dimon, asistido por Facundo Gómez Minujín en su carácter de presidente de JP Morgan para Argentina, Uruguay, Bolivia y Paraguay y presidente de AmCham, más la presencia de Tony Blair, ex primer ministro del Reino Unido y actual asesor de la entidad, Condoleezza Rice, ex secretaria de Estado de Estados Unidos y socia del grupo financiero, más los representantes y directivos de JP Morgan en la región. Además, entre los invitados estaban empresarios argentinos como el presidente del grupo IRSA, Eduardo Elsztain; el fundador de Mercado Libre, Marcos Galperin; el titular de Pampa Energía, Marcelo Mindlin; el titular del Grupo Albanesi [2], Armando Loson; Alejandro y Marcos Bulgheroni de PAE; Mariano Bosch de Adecoagro, entre otros.

El JP Morgan es el primer banco de los Estados Unidos por tamaño de activos. Sus principales accionistas son BlackRock y Vanguard Group. También tienen participación State Street Corporation, Morgan Stanley, Geode Capital Management LLC, Bank of America Corporation, etc. La participación creciente de los fondos financieros en el JP Morgan se dio tras la crisis de securitización del año 2008. En esa oportunidad, la entidad adquirió, con ayuda del gobierno y los buenos oficios de Larry Fink (CEO de BlackRock), los bancos de inversión Bear Stearns y First Republic Bank y la entidad financiera Washington Mutual, que habían quebrado por las pérdidas sufridas de las hipotecas de alto riesgo.

La crisis económica generada por las quiebras bancarias en los Estados Unidos provocó, entre enero de 2008 y febrero de 2010, la pérdida aproximada de 8,7 millones de empleos en el sector privado. La tasa de desempleo pasó del 4,7% al 10,0% en dicho lapso. Sin embargo, el gobierno de Barack Obama aumentó fuertemente la emisión monetaria, pero para favorecer mucho más al sistema financiero que a la población.

Obama fue elegido por un segundo período y fue reemplazado en enero de 2017 por Donald Trump, que armó un consejo económico (Strategic and Policy Forum) con la participación de Larry Fink, que era miembro destacado del Partido Demócrata y asesor de Barack Obama.

Con la misma versatilidad, el JP Morgan se recicla y gana protagonismo en la Argentina; toda la dirección del equipo de economía de Milei trabajó en dicho banco[3]: Luis Caputo, Santiago Bausili, José Luis Daza, Vladimir Werning, Pablo Quirno. Este último fue designado el lunes 27 de octubre de 2025, ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de la Argentina, cuando toda su vida profesional la ha realizado en la actividad financiera (de ellos 17 años en el JP Morgan).

Fue Pablo Quirno quien anunció el lunes 20 de octubre de 2025 que el JP Morgan actuará como asesor financiero para la recompra de bonos de deuda soberana, una operación de 16.300 millones de dólares. Y el JP Morgan también es uno de los bancos[4] que negocia con el Tesoro para otorgarle a la Argentina un préstamo repo (acuerdo de recompra) de 20.000 millones de dólares para garantizar el pago de los bonos.

Desde el 9 de octubre de 2025 y en diversas oportunidades, el Tesoro de los Estados Unidos, por medio de los bancos JP Morgan, Citibank y Santander, vendió dólares por pesos (se estima una cifra en torno a los 1.160 millones; otras fuentes dicen que llegaron a vender 1.800 millones de dólares). Obviamente, esos pesos los convirtieron en títulos públicos argentinos a dólar linked (se ajusta por la devaluación oficial del dólar), pero ingresaron dólares al MULC (mercado único libre de cambio) del país, cuando antes de esa fecha, el único oferente era el Estado a través del BCRA, con dólares del Tesoro de la Nación Argentina que debía guardar para pagar los vencimientos de la deuda o con divisas del BCRA que son fruto de deuda (con el FMI, con otros organismos internacionales de créditos y con el encaje de los depósitos en divisas captado por los bancos del sistema).

 

 

En las últimas semanas transcurridas, el Banco Central intensificó sus intervenciones en el mercado de futuros del dólar para contener las expectativas de devaluación (con contratos en pesos; esto es, el BCRA infiere un precio para fines de octubre, otro para fines de noviembre, etc., y los que infieren que el precio del dólar de ese fin de mes va a ser mayor firman el contrato). Solo en el mes de septiembre de 2025, la posición vendida a futuro del BCRA aumentó en 1.800 millones, alcanzando un total de 6.800 millones de dólares. A mediados de octubre, el monto operado ya habría superado los 7.000 millones, según distintas estimaciones, el nivel más alto en lo que va del año.

Estas operaciones consisten en pactar un precio del dólar a futuro: si la cotización real supera el valor acordado, el Banco Central debe pagar la diferencia en pesos. No se entregan dólares reales, pero sí se asume el costo en nuestra moneda. Esto agrega un problema financiero para el gobierno si los contratos de dólar futuro concentrados en octubre implican fuertes pérdidas para el BCRA, porque deberá compensar la diferencia con emisión (como hizo en septiembre de 2025).

 

 

En síntesis

Es claro que la magnitud que toma la deuda pública es cada vez más impagable. Esto implica que no se pueden pagar ni los intereses que devenga mensualmente, de allí que se capitalicen en gran parte. A la vez, el gobierno permite y propicia que se concentren las acreencias en pocas manos, donde el capital financiero de Manhattan es hegemónico.

La Argentina no puede acumular dólares de la cuenta corriente de la balanza de pagos, donde el superávit comercial es cada vez menor (vendiendo proporcionalmente más materia prima e importando más productos industriales [5]), que se torna en déficit de la cuenta corriente con los servicios reales (royalties o patente, fletes, seguros, turismo, comunicaciones, etc.) y financieros (giro de utilidades y pago de intereses de la deuda), que son negativos por un monto mayor que el superávit comercial.

 

 

No tan paradójicamente, hace un año, el mismo JP Morgan avisó a sus clientes que el modelo de la administración de Javier Milei iba a llevar a una inflación de 60% en dos meses y a un derrumbe de la actividad y los ingresos.

La inflación prevista por el banco estadounidense no se produjo y ahora, ante la posibilidad de un derrape cambiario, el capital financiero de Manhattan busca convertir sus títulos de deuda en pesos (Bonar y Global en pesos, Bonte, Boncer, Boncap, etc.) y de jurisdicción argentina, que suman 158.897 millones de dólares (son en pesos, pero la Secretaría de Finanzas de la Nación los contabiliza en dólares). Se infiere que el capital financiero de Manhattan posee no menos de 35.000 millones de dólares de esos títulos en pesos.

Y esa es la razón por la que el Tesoro de los Estados Unidos vende dólares en el mercado cambiario argentino, por la que viene toda la comitiva del JP Morgan y el capital financiero de Manhattan extiende su influencia en un gobierno que le es funcional y solo cuenta con el apoyo de las finanzas estadounidenses y de la política de ese país.

No es que no van a devaluar, no lo hacen ahora porque primero necesitan comprar o canjear los títulos públicos de deuda argentinos en pesos por billetes y/o títulos en dólares (“con una paridad de 1.500 pesos me siento cómodo”, dice Luis Caputo); de otra manera, bajaría mucho la cotización de los bonos en moneda nacional y le generaría una cuantiosa pérdida a sus poseedores.

Después van a convertir esos títulos en recursos naturales y en las empresas del país que les interesen.

Los grupos locales que propiciaron a Javier Milei quedan afuera del reparto de nuestra riqueza y se ven relegados a un rol muy menor.

Del resultado de las elecciones legislativas nacionales de este domingo 26 de octubre depende si la Argentina está muriendo, como afirma Donald Trump, o si resurge de sus cenizas como el Ave Fénix.

 

 

[1] Ambos son los titulares de Anker Latinoamérica, que es una consultora sobre negocios en la Argentina y la región, cuyos principales clientes son BlackRock y Vanguard.
[2] El Grupo Albanesi es contratista del sector público; Armando Loson, su titular, fue detenido por la causa de los cuadernos y ofreció pagar a la Justicia, el 11 de septiembre de 2025, la suma de 181.236.691,18 pesos en base a lo estimado en el requerimiento fiscal. El grupo participa en Generación Mediterránea (Gemsa) y Central Térmica Roca (CTR), empresas que no pueden pagar, desde junio de 2025, los intereses de una deuda de 1.100 millones de dólares.
[3] Demian Reidel también trabajó en JP Morgan y actualmente es vicepresidente de Nucleoeléctrica Argentina.
[4] Los otros tres bancos son Goldman Sachs, Bank of America y Citibank.
[5] Por ejemplo, la balanza comercial de autopartes presentó un rojo de 6.085 millones de dólares en los primeros ocho meses de 2025, según informó la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC). De esta manera, ya se encuentra por encima del déficit de todo el año 2024, que fue de 5.703 millones de dólares.

 

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