Los trabajos y los días

¿Cuántos fines del mundo caben en un día capitalista?

 

Es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo. El latiguillo que recoge Mark Fisher de Zizek parece explicar por qué proliferan tantos productos culturales apocalípticos. Vaya a saber a través de qué mecanismo psi convertimos en placer el temor. No va a ocurrir un apagón como plantea la película Dejar el mundo atrás, con Julia Roberts. Asistimos a finales todos los días y, sin embargo, el relato de un meteorito o un gran tsunami produce calma al ponerle forma a lo ominoso.

Carol y el fin del mundo es una serie animada, creada por Dan Guterman, que transcurre durante los siete meses finales del mundo. Un planeta va a chocar con el nuestro y la forma de vivir los últimos días que elige la mayoría es en estado de bacanal: orgías colectivas, viajes en cruceros y mucho poliamor. Carol no sintoniza con esta prescripción de hedonismo obligado, aunque se mueva por la ciudad en su auto al que le grafitearon Carpe-Diem. El mundo se desmorona y Carol encuentra sosiego cuando se topa con una oficina en un edificio de más de 30 pisos, en apariencia abandonado. Hay gente trabajando en escritorios. “Contabilidad”, dice un cartel. Rápidamente, alguien le toma los datos y le asigna un escritorio. ¡Qué alivio! Para Carol, el mundo continúa cuando hay una tarea sistemática que hacer, números para registrar y un horario que cumplir frente a un escritorio con otros de la misma especie.

Sin embargo, el mundo no terminará con un golpe seco: más bien se irá extinguiendo gradualmente, dice Mark Fisher en Realismo capitalista.

 

 

Son las 20:55 del miércoles 27 de marzo, estoy frente a la computadora en mi casa. La orden es que después de las 21 llegará un mensaje al correo institucional dirigido a quienes serán despedidos del Estado. Entro al Outlook 21:05 y no encuentro nada, sigo ansiosa mirando Facebook, entro a las 21:12 y nada, entro a las 21:20 y empieza a sonarme el WhastApp: me despidieron, dicen mis compañeros, en el grupo que armamos para compartir el impacto. Efectivamente, en el correo institucional encontré mi mail de despedida. No le renovamos el contrato, dice el comunicado, porque el gobierno preparó bien esta movida: en diciembre oficializó el Decreto 84/2023 sobre la Administración Pública Nacional que establece que las contrataciones no podrán ser renovadas por un período mayor de 90 días corridos. Finalmente estábamos todos precarizados, no éramos planta permanente ni intermedia ni artificial.

 

 

Y acá estoy, sentada en el escritorio de casa, la noche previa de un feriado extra-largo, despedida de mi trabajo, y el fin del mundo como un pedazo de cielorraso cayó sobre mi cabeza. Me quedan seis días de feriado por delante para asimilar mi nuevo estado.

Una semana después, tras las vacaciones de los que pudieron tomárselas, vuelvo a mi lugar de trabajo por una asamblea. Es mi cumpleaños, el peor cumpleaños de mi vida: lloro, no hay nada por hacer para evitar esta catástrofe que se incorporó a mi vida. Me circula de un lado a otro en la cabeza el poema de amor de Idea Vilariño: Ya no, ya no será, ya no tomaré este ascensor, ya no me sentaré en mi escritorio, ya no pasaré por el molinete, ya no tendré trabajo.

“Tal vez el mayor problema sea que la vida, tal como la conocíamos, ha dejado de existir, pero aun así nadie es capaz de asimilar lo que ha sobrevenido en su lugar”, escribe Anna Blume en El país de las últimas cosas, de Paul Auster.

¿A dónde van a parar los despedidos? En Linkedin asoma un nuevo mundo y con él un nuevo lenguaje. Todo se resume en una cosa: growth hacking, las herramientas habituales de trabajo que piden como requisitos incluyen Unbounce, WordPress (para landings y funnels), Vidalytics (para vídeos), Monday y Slack (para proyectos), Google Sheet, Analytics y Data Studio (para medición), Zapier y Make (para conexiones), ActiveCampaign (para emails). Google Ads y Meta (para media). (¿?) También se habla mucho de liderazgo: “Las habilidades de un líder son variadas y son la clave para generar una influencia sobre un determinado grupo de personas”. “Para destacarnos y prepararnos para el futuro, todos y cada uno de nosotros debemos ser un líder impulsado por propósitos en todos los niveles”. Entre los requisitos que solicitan al “postular” se encuentra que posea habilidades de organización, capacidad para negociar y establecer relaciones sólidas con diversos interlocutores. Interés y motivación para el aprendizaje continuo. Te alientan ofreciendo “acompañarte en tu desarrollo para que tu camino no tenga límites”. Te piden: “Ser protagonista, apropiándote de tus objetivos y generando resultados. Ser ágil, adaptándote con rapidez a los cambios y ejecutando efectivamente. Ser apasionado, superándote día a día, e identificándote con tu trabajo”. Las ofertas buscan “la excelencia y la innovación, fomentando la mejora continua”. La clave es: “Demostrar iniciativa y asumir riesgos”.

“La gente que usa el lenguaje fantástico siempre muere mientras duerme. Durante uno o dos meses andan con una extraña sonrisa en la boca y los rodea un extraño halo de enajenación, como si ya hubieran comenzado a desaparecer”. El país de las últimas cosas, Paul Auster.

Evidentemente es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo. Pero ¿cuántos fines del mundo caben en un día capitalista?

 

* La autora es periodista, una de las 120 trabajadoras y trabajadores despedidos de la Biblioteca Nacional.

 

 

 

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