Formar hoy para cuidar mañana

La importancia de la formación médica en el país

 

La provincia de Río Negro, la de Rodolfo Walsh y Osvaldo Soriano, la del comisario Laurenzi y el penal más largo del mundo, ofrece diversidad de paisajes y heterogéneas distribución demográfica y composición social.

Puerta de entrada a la Patagonia, proyecto frustrado de capital con Raúl Alfonsín y mapa de los Andes al Atlántico, Río Negro no escapa a la tónica nacional en la distribución de recursos: tanto en el país, como en sus provincias y municipios, el acceso a dispositivos que pueden contribuir a lograr mejores condiciones de vida tiende a concentrarse en los espacios más ricos y poblados.

Sucede en el campo de la salud, pública o privada, aunque los números globales de la Argentina en materia de profesionales de la Medicina en relación con la población la ubiquen por encima de varios países de Europa, Asia y Oceanía.

Como ya desarrolló El Cohete, la asimétrica distribución de médicas y médicos se verifica en el plano nacional y también al interior de la Capital Federal. En el distrito subnacional más rico del país, con la mayor densidad de profesionales por cada mil habitantes, la diferencia de años de vida entre el opulento norte y el maltrecho sur puede ser de entre cinco y diez años.

Una de las hipótesis para explicar el fenómeno, dicen quienes posan una mirada heterodoxa sobre este campo, tiene que ver con la también desigual distribución de centros formativos, en particular en una carrera cuyo ejercicio requiere de habilitación académica.

La observación coincide con el “principio de equiparación”, que para el caso argentino ha estudiado Horacio Cao: supone que si una región alcanza un determinado grado de desarrollo en un rubro es muy probable que exhiba el mismo nivel en los restantes elementos que la componen. La Ciudad Autónoma de Buenos Aires concentra, efectivamente, las cúspides de los poderes económicos, judiciales, académicos y políticos, que no soltó cuando, a mediados de la década del ’80, Alfonsín propuso hacer nueva capital argentina a la rionegrina Viedma.

Por ello es que cobran relevancia las todavía incipientes iniciativas de descentralización en la enseñanza de la Medicina, una de las cuales transita su segundo año en Bariloche. Pertenece a la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN), cuyas nueve sedes pueblan distintos puntos de la provincia desde su creación, en 2007.

La aprobación de la apertura de la carrera de Medicina en Bariloche, en noviembre de 2020, estuvo precedida de un estudio del territorio que constituye una radiografía sobre la atención de la salud rionegrina. Coincidentemente, el Ministerio de Salud de la Nación recogía por entonces los datos que le permitieron elaborar el mapa más completo de profesionales de la salud en las últimas décadas, dado que para percibir las asignaciones estímulo otorgadas como plus por el combate a la pandemia era obligatorio inscribirse en un registro mediante número de CUIT o CUIL.

 

 

Inequidad, pandemia permanente

Cuando por fin se conozcan los resultados completos del censo 2022, podrán actualizarse los de doce años antes, que encontraron a la mitad de la población de Río Negro sin cobertura de seguro médico y, por ende, confirmaron la importancia del sistema público en la provincia.

Distintos estudios realizados desde entonces y recogidos por la UNRN relevaron que:

  • La cobertura de salud muestra diferencias notables en los diversos deciles de ingresos en la provincia.
  • La distribución etaria dentro de esos deciles muestra que en los cuatro más bajos se da una alta incidencia del grupo de entre 0 y 14 años, por lo que la situación actual será gran condicionante del perfil futuro de la población provincial, al tiempo que hay una baja participación de personas mayores de 64 años.
  • El gasto de salud sobre el total del de los hogares es en Río Negro del 3,3 %, contra el 8 % de la Capital Federal y el 5,3 % de la media nacional.
  • Entre médicas y médicos, menos del 17 % del total matriculado se desempeña en el sistema público de salud.
  • Para el segmento de población de menores ingresos, la relación es de 1,3 % generalistas cada mil habitantes y de 3,3 % si se suma también a las y los especialistas.
  • Esos números demuestran una clara inequidad cuando se los contrasta con la media nacional (roza los 4 por mil), la provincial (6,59) y la del segmento de población que accede a medicina privada y puede alcanzar una relación de hasta 12 profesionales por cada mil habitantes.
  • Durante la próxima década, más de 1.200 profesionales cumplirán 70 años. Representan un 20 % del total actual, lo que debería llevar a analizar las necesidades de formación a un plazo no muy lejano, teniendo en cuenta que los planes de estudio de Medicina contemplan entre 5 y 7 años.

Estos datos revelan la importancia de robustecer el sector público de salud, que en Río Negro se divide en seis zonas sanitarias. Sólo en la III, que corresponde a la capital Viedma, el número de médicos y médicas cada mil habitantes se aproxima a 2. En el resto es inferior a 1,5 y en la zona V o sur, con cabecera en Ingeniero Jacobacci, no llega a 1.

Uno de los anexos de la resolución de la UNRN que puso en marcha la carrera de Medicina en Bariloche plasma esos y otros datos en un cuadro que caracteriza al sistema público de salud provincial (ver p. 14):

 

File name : RES-CSDEyVE-N-042-20-Creacion-de-la-carrera-de-Medicina.pdf

 

 

A las diferencias entre las zonas sanitarias se añaden las que se verifican al interior de cada una, incluyendo la diversidad y cuantía de consultas y las distancias a los hospitales de cabecera, emplazados en las localidades más pobladas.

La UNRN se planteó habilitar la carrera de Medicina en Bariloche no sólo por los números de los sistemas de salud de las zonas IV y V, sino también por la lejanía que ambas tienen respecto de otros centros universitarios donde se ofrece esa formación: las Universidades Nacionales del Sur, en Bahía Blanca, y del Comahue, en Cipoletti. Si para el resto de las zonas sanitarias la carrera de Medicina más cercana nunca se ubicaba a más de 280 kilómetros, para las IV y V las distancias no bajaban de 429. Por otra parte, en ambas la relación de profesionales de la Medicina de tiempo completo es de entre 0,93 y 1,1 por cada mil habitantes.

El relevamiento previo de la UNRN también detectó que no sólo es bajo el número de generalistas, sino también de especialistas que atiendan a las condiciones geográficas, climáticas, económicas, sociales y culturales de la población local. En 2017, la propia Universidad había recogido datos de atención en el principal hospital de la zona IV, en Bariloche: detectó un tercio de demandas insatisfechas, un 71 % de turnos solicitados por mujeres, un 85,6 % de consultas correspondientes a pacientes sin cobertura y un 24,1 % que concurrió allí al no encontrar la especialidad requerida en los centros de atención primaria.

La salud también revela su importancia en una de las principales actividades económicas de la región: el turismo, siempre en riesgo de ser afectado por el impacto de enfermedades propias de la zona, como las provocadas por el hantavirus.

El imaginario centralista del país puede figurarse un Bariloche suizo, pero la realidad aparece bastante más mezquina. Antes de la pandemia de Covid-19, pero luego de la del macrismo, la pobreza infantil en la ciudad y sus alrededores se estimaba ya cercana al 30 %.

 

 

 

Salud, Bariloche

La carrera de Medicina de la sede Bariloche de la UNRN sigue el modelo de aprendizaje basado en problemas, que supone contacto con pacientes simulados y reales desde tramos tempranos de la formación.

Dada esa singular característica, la carrera tiene una matrícula previamente limitada de 48 estudiantes por cohorte, a los que se agregan nueve de cupos protegidos para colectivos con vulnerabilidades. Dos de ellos son comunes a toda la UNRN: las personas con discapacidades y los pueblos originarios tehuelches, puelches, huarpes o pehuenches y mapuches. Un tercer cupo protegido fue añadido por quienes organizaron la nueva carrera en Bariloche, y corresponde a localidades del interior de la zona sanitaria.

Tras la aprobación en la UNRN, el comienzo del trámite de acreditación nacional y un semestre de capacitación del plantel docente, en diciembre de 2021 se tomaron las inscripciones de 541 aspirantes. En marzo de 2022, 57 comenzaron el cursado. El 96,5 % lo completó y sólo dos estudiantes abandonaron la carrera, pero ninguno lo hizo por razones académicas o socioeconómicas.

La experiencia andina fue llevada por el propio grupo de estudiantes a un congreso internacional en Valparaíso y por las autoridades y el plantel docente a 500 jóvenes de pueblos y ciudades pequeñas del interior profundo de la región sur de Río Negro, como Ramos Mexía, Sierra Colorada, Los Menucos, Maquinchao, Ingeniero Jacobacci, Comallo, Pilca Viejo y Pilcaniyeu, una de las localidades con mayor índice de mortalidad infantil de la provincia, cuatro puntos por encima de la tasa nacional.

 

 

Las experiencias previas de este tipo de trayecto formativo, basado en problemas y con tutorías sobre los cupos, revelan una tasa de finalización alta. En la Universidad Nacional del Sur de Bahía Blanca, que transita un formato similar desde comienzos de la primera década del siglo, ronda el 97 % y un tiempo de finalización de 6,2 años, apenas por encima del plan previsto.

Al pie de los Andes, allí donde concluye la línea sur, la expectativa es que en alrededor de un lustro haya medio centenar de médicas y médicos más por año. Y que el hecho de haber evitado el desarraigo y aprendido la Medicina en contacto diario con la comunidad facilite y estimule la decisión de vivir y servir en esa zona, tan frecuentemente olvidada.

 

 

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