Luis Almagro y el golpe en Bolivia

El Parlasur analiza el rol de la misión de la OEA en el golpe contra Evo Morales

 

En el Parlamento del Mercosur hemos comenzado una investigación para determinar la actuación de la Misión Electoral de la OEA en Bolivia en 2019 y su responsabilidad en el golpe de Estado que se produce a partir del informe de esa organización, con consecuencias nefastas para ese país. Las misiones electorales son responsabilidad de la Secretaría General y están bajo las órdenes de Luis Almagro. El Parlasur estuvo presente en aquella elección y en sus informes preliminar, inmediatamente después de las elecciones, y definitivo, emitido posteriormente, se refleja que no encontró elementos que lleven a la conclusión de que correspondía hacer una nueva elección, como propuso la Misión de la OEA.

Según los datos con que se contaban y analizando otros estudios que se hicieron para evaluar lo actuado, se llega a la conclusión de que no hay ninguna evidencia estadística de fraude que se pueda encontrar en las tendencias en el conteo preliminar interrumpido y continuado posteriormente, y que no existe un gran salto en el apoyo a Morales después del alto: el tamaño del margen de Morales parece legítimo, por lo tanto el análisis estadístico y las conclusiones de la OEA parecerían profundamente defectuosas.

En el artículo ¿Ganó Evo?, los investigadores del Laboratorio de Ciencia y Datos Electorales del MIT, John Curiel y Jack R. Williams, recuerdan que a partir de ahí una maquinaria golpista echó a andar hasta consumar la renuncia “obligada” de Evo Morales a instancias de las fuerzas armadas y la Policía Nacional, lo que provocó su exilio en México y en Argentina, acusaciones de terrorismo y sedición, así como el arresto de unos 40 funcionarios de su gobierno y la muerte de unas 35 personas tras el conflicto postelectoral.

En su investigación, Curiel y Williams no encontraron evidencia para respaldar el reclamo de fraude electoral que sirvió de justificación a la derecha boliviana para dar el golpe de Estado y apoyar la instauración de un gobierno de facto.

Curiel y Williams anotan que más allá de los cuestionables señalamientos de la OEA, sí era posible una victoria de Morales en la primera vuelta de las elecciones, como determinó entonces el Tribunal Supremo Electoral, pues de acuerdo con las leyes bolivianas pudo hacerlo al acumular el 40% de los votos y una ventaja del 10% sobre su rival Carlos Mesa.

La investigación llevada adelante en el Parlasur registra:

  • No hay evidencia de una diferencia estadística significativa entre el margen de ventaja de Morales sobre Mesa antes y después de que se detuvo el conteo preliminar de votos.
  • El desarrollo de la acumulación de datos previos apunta a una ventaja superior a los 10 puntos porcentuales por parte del candidato del Movimiento al Socialismo (MAS).

De igual forma, el análisis revela que el informe de la OEA destaca cambios en la tendencia de los votos tras haberse detenido el conteo preliminar sin tener en cuenta una serie de variables. En ese sentido destacan:

  • Al votante trabajador que ejerce ese derecho más tarde en el día;
  • A los centros de votación ubicados en las áreas más pobres del país, donde las filas para votar son más largas, lo que reduce así la posibilidad de un conteo rápido de las boletas.

Las conclusiones a la que hemos llegado apuntan además a la ausencia de un cambio drástico en los resultados antes y después de la detención preliminar del conteo o en la tendencia del voto, que siempre favoreció a Morales.

También se tuvo en cuenta otro estudio del Centro de Investigaciones Económicas y Políticas (CEPR) que advierte sobre “un gran error de codificación” en el análisis de la OEA a partir de una auditoría encargada por esa organización al politólogo de la Universidad de Georgetown en Washington, Irfan Nooruddin.

En los datos de Nooruddin las marcas de tiempo estaban ordenadas alfanuméricamente, y no cronológicamente, error considerado vital pues no sustenta las alegaciones de un “cambio drástico y difícil de justificar en la tendencia de los resultados preliminares”.

La OEA indicó en su informe final sobre las elecciones que las tendencias observadas en el conteo rápido inicial también podían apreciarse en el oficial, cuando esta conclusión está basada en marcas de tiempo ordenadas incorrectamente. Sobre el referido error llamó la atención el economista del CEPR David Rosnick, tras analizar metódicamente el estudio de Nooruddin. “La OEA no tenía una cronología real del conteo de votos de Bolivia, a pesar de que hizo acusaciones sobre un cambio en la tendencia de los votos a lo largo del tiempo que sugería la existencia de un fraude”, explicó Rosnick.

Por su parte el director del Departamento para la Cooperación y Observación Electoral de la OEA, Gerardo de Icaza, alabó los resultados de la investigación de Nooruddin, incluso después del estudio de Rosnick. “Sus hallazgos sobre las recientes elecciones bolivianas se mantienen a pesar de las afirmaciones sesgadas y neófitas que optaron por ignorar los hechos”, escribió el directivo en Twitter.

En febrero el blog Monkey Cage del diario The Washington Post publicó los resultados de una investigación que también descartó el fraude en las elecciones bolivianas. Los firmantes de la misiva agregaron que los pronunciamientos de la organización sirvieron como una de las “justificaciones” más utilizadas para el golpe militar.

Los puntos más destacados de la investigación que se llevó adelante indican que no hay evidencia de una diferencia estadística significativa entre el margen de ventaja de Morales sobre Mesa antes y después de que se detuvo el conteo preliminar de votos. Y la tendencia apunta a una ventaja superior a los 10 puntos porcentuales por parte del candidato del Movimiento al Socialismo (MAS).

El análisis realizado por el Parlasur revela que el informe de la OEA destaca cambios en la tendencia de los votos tras haberse detenido el conteo preliminar sin tener en cuenta a los votantes trabajadores y a los centros de votación en áreas de mayor pobreza. El estudio apunta además a la ausencia de un cambio drástico en los resultados antes y después de la detención preliminar del conteo o en la tendencia del voto, que siempre favoreció a Morales.

De lo expuesto se puede sacar la conclusión de que los datos contradicen la afirmación de la OEA de que la detención de la Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP) produjo una anomalía en la tendencia de votación Y que si bien hubo una detención en el conteo rápido, la tendencia sustancial de los votos que se informaron posteriormente se puede determinar en base a un análisis de los votos contabilizados antes de la detención de la TREP.

Por lo tanto, no podemos encontrar resultados que nos lleven a la misma conclusión expresada por la OEA. Creemos que es muy probable que Morales haya ganado por el margen de 10 puntos porcentuales requerido para obtener la victoria en la primera vuelta de las elecciones del 20 de octubre de 2019.

Por todo esto se hace imprescindible que la OEA realice una investigación para saber por qué se produjeron errores de esta magnitud o si hubo intencionalidad política, ya que lo informado por la Misión Electoral fue determinante para justificar el golpe de Estado que trajo consecuencias gravísimas para Bolivia.

La tarea del Secretario General de la OEA debe ser la de armonizar las diferencias entre los Estados partes y consensuar al interior de ellos. La de buscar acuerdos, proponer alternativas ante las confrontaciones, defender las instituciones, garantizar el disenso y evitar cualquier alteración a la democracia. Luis Almagro ha actuado violentado ese mandato en muchos casos, por ejemplo en Venezuela, donde tomo partido por Juan Guaidó. Pero en el caso de Boliva habrá que ver si además de respaldar a una de las partes en puja, los errores groseros de la Observación Electoral fueron sólo eso o se utilizó el informe para fomentar un Golpe de Estado.

 

* El autor es diputado del Parlasur.

 

 

 

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