PENSAMIENTO MÁGICO

Lo que importa es desatar el miedo, que por arte de magia convierte al relato en realidad

 

Cada día que pasa aumenta la controversia mundial en torno a los tiempos de la cuarentena, al cuándo y al cómo se abrirán las puertas del encierro que confina al aislamiento a miles de millones de ciudadanos del mundo. El avance del coronavirus no se detiene y se multiplican los interrogantes sobre su origen y su futuro. Muy pocos, sin embargo, se preguntan por el valor de la vida humana en los tiempos que corren. Hacerlo implicaría reflexionar sobre el contexto que nos rodea, las miserias e injusticias que se acumulan a diario, sus causas estructurales y el sentido de un relato que, de un modo mágico, detona la violencia del miedo.

El virus ha llegado envuelto en el tufo de la muerte, esa tragedia que desde los orígenes del tiempo acosa a la vida humana. Sin embargo, también ha desgarrado la fragilidad de una vida social que, organizada en torno a la maximización de ganancias a cualquier precio, conduce a la muerte colectiva. La pregunta por el valor de la vida desnuda la falta de racionalidad y de ética del mundo en que vivimos. En otras notas hemos abordado el análisis del impacto económico del coronavirus. Este ultimo, sin embargo, afecta a todos los aspectos de la vida humana. Su estampida también levanta el espeso velo que oculta la otra cara del capitalismo global monopólico: su industria de guerra. Contribuye así a descarnar la violencia inherente a la expansión económica y a los avances tecnológicos de nuestra época.

En los tiempos que corren la pandemia intensifica los conflictos existentes a lo largo y a lo ancho del globo. En medio de estas turbulencias resuenan los ecos del canto del cisne. Se sabe, desde tiempos remotos y mitológicos, que el cisne solo canta al morir.

 

 

 

El coronavirus y el rumor de la guerra

Gorbachov, ultimo Presidente de la Unión Soviética y figura central de los acuerdos que terminaron con la Guerra Fría, decidió romper un prolongado silencio para alertar al mundo sobre los peligros que hoy enfrenta nuestra civilización. La incapacidad de establecer fines comunes a toda la humanidad y la falta de una estrategia global para lograrlos ha llevado, según Gorbachov, a una enorme fragilidad del orden mundial, a la militarización de la seguridad nacional y a la inminencia del caos. Hoy, un enfrentamiento nuclear, las pandemias, la miseria, la degradación del clima y del medio ambiente y el desplazamiento de poblaciones, amenazan la integridad del mundo en su conjunto. La carrera armamentista y las guerras no son una solución. En este contexto ningún país podrá salvarse solo. Esto obliga, según Gorbachov, a redefinir el concepto de seguridad nacional y a desmilitarizar las relaciones internacionales. Propone dar un primer paso hacia una nueva civilización convocando a una reunión de emergencia de la Asamblea de las Naciones Unidas para revisar la agenda global y recortar inmediatamente el gasto militar (time.com 15 3 2020).

Este llamado a las potencias mundiales cayó como una gota en el océano de turbulencias que sacude a la coyuntura internacional cada vez mas agitada por el descontrol del coronavirus. El conflicto entre los Estados Unidos y China ha escalado alcanzando su nivel mas alto, y se esperan mas tensiones a corto plazo (wsj.com 7. 5. 2020). En un principio, Trump acusó a China de ocultar la gravedad de la pandemia y la responsabilizo por la rápida propagación mundial del virus. Luego, ante el descontrol de la pandemia en Estados Unidos y el consiguiente deterioro de su imagen política, Trump ha endurecido su posición, advirtiendo sobre la aplicación de medidas punitivas en lo comercial y amenazando con la imposición de una enorme penalidad económica por las muertes y desastres ocasionados por el coronavirus. Mas recientemente, Trump ha acusado a China de “recurrir a cualquier método” para desestabilizar al gobierno norteamericano y ha ordenado a los organismos de inteligencia la realización de una investigación sobre los orígenes de la pandemia. La conclusión preliminar de esta investigación, sostiene que el virus, habría escapado en “estado natural “de un laboratorio de alta seguridad en Wuhan (thenation.com 6 3 2020). Este laboratorio coopera con otros laboratorios del mundo, entre ellos algunos norteamericanos, y ha recibido en el pasado financiamiento norteamericano, así como también de otros países.

Estas acusaciones se dan en el contexto de una creciente controversia respecto a una posible modificación genética del coronavirus que explicaría su agresividad. Teorías radicalmente opuestas fluyen tanto en occidente como en China y países aliados. Esta controversia, alentada por la falta de contundencia de la información disponible, contribuye a naturalizar una práctica frecuente que carece de un efectivo control internacional. La manipulación genética de organismos letales en laboratorios de alta seguridad (nivel 3 y 4) tiene motivos legítimos vinculados al avance de la investigación científica y a la producción de vacunas. Sin embargo, esta legitimidad puede ser contaminada por la utilización de estas investigaciones con fines militares. La escasa  transparencia y control centralizado tanto local como internacional y la rápida multiplicación de estos laboratorios en el mundo facilita esta posibilidad.

Una investigación realizada en 2007 por un órgano del Congreso norteamericano (Government Accountability Office, GAO) registro la existencia de 15 laboratorios de alta seguridad (nivel 3 y 4) en los Estados Unidos, sugiriendo que podrían existir muchos más y alertando sobre la inexistencia de un control central sobre su funcionamiento. Hacia 2017 otro informe de GAO contabilizaba la existencia de 276 laboratorios de alta seguridad alertando nuevamente que su número podría ser superior y que su control “era fragmentario y descansa principalmente en las políticas de los propios laboratorios”. Estas circunstancias se asocian a una serie de graves accidentes de seguridad ocurridos en los últimos años en el manejo del material patógeno en estos laboratorios (thebulletin.org 19 3 2020).

 

 

Coronavirus y pensamiento mágico

El discurso del gobierno norteamericano sobre la pandemia, y su adecuación a los fines políticos del Presidente Trump muestra el intento de construir un relato que impone una agenda política global a través de la manipulación del miedo. En esta construcción, la veracidad de los hechos no tiene importancia alguna. Lo que importa es desatar el miedo, fenómeno que por arte de magia convierte al relato en realidad objetiva.

Algo semejante ocurrió con la invasión norteamericana a Irak, justificada oportunamente ante la ONU por la necesidad de proteger al conjunto de la humanidad ante la posesión de armas nucleares por parte de un gobierno inescrupuloso. Estas armas nunca existieron, y tiempo después el Secretario de Estado norteamericano reconoció que fue “mal informado” por la CIA. Sin embargo, la veracidad de los hechos ya no importa y la continua presencia norteamericana en este país continúa justificándose en la necesidad de proteger a la comunidad internacional, esta vez ante el avance del terrorismo internacional.

La pandemia ha intensificado el sonido y la furia de un posible enfrentamiento militar entre las principales potencias del mundo. Los ciudadanos de a pie encerrados en sus pequeños mundos reciben a diario el bombardeo de un discurso que alienta al miedo y obstaculiza el análisis de los hechos. Esta táctica destructiva de toda racionalidad, predomina hoy en todos los ordenes de la vida social. Amplificada por la utilización de una tecnología que permite controlar deseos, ideas, acciones y movimientos, la manipulación de opiniones y acciones a través del miedo busca instalarse como algo natural. En este baile los hechos desaparecen por la ventana y el relato se convierte mágicamente en la propia realidad. Sin embargo, los objetivos y límites de este pensamiento mágico quedan al desnudo cuando se trasciende los miedos atávicos que azotan a los individuos y se analiza la realidad objetiva desde la perspectiva de los intereses sectoriales en juego y de la realización del bien común al conjunto de la sociedad.

 

 

 

Financiamiento militar en la pandemia

Desde el atentado a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001, la industria militar norteamericana ha prosperado al amparo de miles de millones de dólares en concepto de contratos del gobierno con las principales corporaciones del sector. La capacidad del complejo industrial militar para mantener el presupuesto de defensa artificialmente alto ha sobresalido en los últimos 9 años en que estuvo perpetuamente amenazado por recortes impuestos por la ley de Control del Presupuesto de 2011 (Budget Control Act). Desde la aprobación de esta ley el presupuesto militar se ha incrementado anualmente en cerca de 750.000 millones de dólares (billions) muy por encima de lo gastado durante las guerras de Vietnam y de Corea. Durante este periodo centenares de funcionarios del área de Defensa (645 solo en el 2018) han pasado por la “puerta giratoria” y ocupado posiciones en las corporaciones, como lobistas, ejecutivos, contratistas y miembros de sus directorios. Los tres últimos Secretarios de Defensa han sido ejecutivos o miembros del directorio de tres grandes corporaciones: General Dynamics, Boeing y Raytheon (thenation.com 17 3 2020).

Durante el gobierno de Trump las corporaciones del complejo industrial militar se beneficiaron con aumentos del presupuesto militar mientras en paralelo se producían drásticos recortes del presupuesto destinado a la salud. En el ultimo presupuesto se propuso un aumento de 7.000 millones de dólares (billions) para el gasto en armamento nuclear y se destinaron cuantiosos fondos para la creación de la Fuerza del Espacio. Al mismo tiempo, se recortaron 1.200 millones de dólares del presupuesto para el CDC, (Center for Disease Control) hoy el órgano central en la lucha contra la pandemia. Este año la inversión en salud (National Institute of Health, NIH, y FDA, Food and Drug Administration) representó menos del 1% de lo gastado por el gobierno norteamericano en las guerras de Irak y Afghanistan desde el atentado a las torres gemelas (thehill.com 28 3 2020). Esta pérdida de importancia relativa del financiamiento del sector salud explica su falta de preparación ante el avance de la pandemia.

Entre 2005 y 2017 las corporaciones del complejo militar y de defensa hicieron lo mismo que el resto de las corporaciones norteamericanas: sustituyeron la inversión productiva por la recompra de sus propias acciones, gastando 114.000 millones (billions) de dólares por este concepto con el objetivo de elevar los precios de sus acciones. Esto ha colocado a algunas de ellas, y especialmente a Boeing, en una situación de endeudamiento extremadamente comprometido. Hacia principios de marzo de este año la situación de Boeing era muy precaria. Luego de la intervención directa de la Reserva Federal en el mercado de bonos y del despliegue de ayuda financiera, Boeing recibió miles de millones de dólares de asistencia y hoy es uno de los principales beneficiarios del estímulo fiscal (CARES ACT) recientemente aprobado por el Congreso para combatir a la pandemia (wsj.com 27 3 2020). Asimismo, las corporaciones del complejo industrial militar han sido designadas como “empresas esenciales” durante el periodo de la pandemia y son pasibles de recibir ayuda financiera de diversa índole (thenation.com 27 3 2020). Al mismo tiempo, el Pentágono está articulando medidas para proteger al sector ante el posible avance de capitales extranjeros que, aprovechando la complicada situación económica y financiera desatada por la pandemia, pretendan acceder a tecnología comprando a pequeñas y medianas empresas del complejo industrial militar (defensenews.com 25 3 2020).

Así mientras el coronavirus continúa cobrándose vidas, más de 30 millones de norteamericanos han perdido su empleo y miles de pequeñas empresas están al borde del colapso, el complejo industrial militar se ha asegurado un lugar de privilegio para recibir ayuda del gobierno y expandir sus actividades durante la pandemia.

 

 

 

Presiones empresariales y pensamiento mágico

Esta semana se intensificaron los intentos de erosionar al gobierno a través de presiones de distinta índole para provocar un rápido levantamiento de la cuarentena. Promocionando a través de las redes una “revolución de los barbijos” para expresar el repudio al gobierno y al supuesto “retorno del comunismo” se pretendió reeditar otro cacerolazo en todo el país, esta vez en la calle. La batahola propuesta, sin embargo, no concretó mucho ruido. Expuso, sin embargo, la decisión de usar intensivamente tácticas destinadas a movilizar a la opinión publica a través del miedo a un enemigo: comunista, populista o peronista, según la ocasión, detonando el miedo a “los de abajo” y a sus demandas. Esta embestida por levantar prontamente la cuarentena coincide con la rápida propagación de la pandemia en los barrios mas pobres de la capital y del conurbano.

Esta ofensiva, impulsada por dirigentes del PRO, coincidió con la fuerte presión ejercida por las organizaciones empresariales que nuclean a los sectores económicos más poderosos del país. En una solicitada, la AEA reclamó al gobierno “acciones que posibiliten una vuelta ordenada al trabajo y la producción… dando especial prioridad a mantener vivo el aparato productivo apoyando la red de empresas pequeñas, medianas y grandes”. Al mismo tiempo, solicitó “evitar el default de la deuda externa” (ámbito.com 6 5 2020). El Presidente contestó rápidamente que “entre todos los argentinos se están pagando los sueldos de sus empleados para mantener en pie el sistema productivo, así que no se abusen” (infobae.com 6 5 2020). Aludía al pago por parte del Estado de la mitad del salario mas las contribuciones patronales a todas las empresas afectadas por la cuarentena. Al día siguiente IDEA, cuyos socios concentran al 50% de la producción del país, advertía sobre la necesidad de “poner en marcha a nuestro país en general y en particular a la economía”, recordando que lograr “un acuerdo que evite el default también es cuidar a los argentinos”. Ante esto, Alberto Fernández respondió “sepan que salir ya en los términos que ellos reclaman es llevar la muerte a miles de argentinos” (pag12.com 8 5 2020).

La presión de los sectores económicamente mas poderosos se da al mismo tiempo que se profundizan las distorsiones en las cadenas de pago agravadas por la demora de los bancos en hacer llegar a destino las líneas de crédito especiales dispuestos por el gobierno para incentivar a la producción. Más de 80 entidades representativas del sector pyme denunciaron que en abril los bancos rechazaron el 50% de los cheques diferidos. Esto afectó en primera instancia al comercio minorista para repercutir luego en las industrias pymes y distribuidores mayoristas y terminará afectando a las medianas y grandes empresas (bae.com 4 5 2020). Otra encuesta realizada por la Unión Industrial Argentina (UIA) entre 1.329 empresas de diversas actividades, regiones y tamaños reveló que ocho de cada diez no pudieron acceder a los créditos bancarios al 24% y que el 81% de las firmas no pudo cobrar cheques en abril (infobae.com 5 2 2020).

Otro problema preocupante es la inflación. Hoy el 70% del PBI nacional está afectado por las restricciones derivadas de la cuarentena. Ello implica, según el titular del INDEC, que los precios “deberían de haberse desacelerado, pero no fue así”. A esto contribuyó la existencia de “muchas distorsiones en los canales de comercialización” (infobae.com 6 5 2020). Así, poco a poco se configura un contexto de descontrol progresivo por parte del gobierno sobre el impacto que tienen las medidas tomadas para paliar la cuarentena. Esta situación también afecta, a los sectores sociales más vulnerables. Según un dirigente de la CTEP, las trabas burocráticas existentes en el Estado, que vienen de muy lejos, dificultan la llegada de asistencia alimentaria a los 10.000 comedores comunitarios que en muchos casos registran demoras en recibir alimentos “desde hace un mes y pico” (infobae.com 5 5 2020).

Este panorama cada vez más complicado internamente se suma a la incertidumbre y a las presiones derivadas de la reestructuración de la deuda externa. Así, es posible que en un futuro inmediato esta confluencia de factores aumente el voltaje del conflicto social y político. De ahí la necesidad de una comunicación más clara y continua de los objetivos que se persiguen y una mayor rapidez y eficiencia en la implementación de las políticas. En este contexto, la participación en la toma de decisiones y en la ejecución de políticas por parte de los organismos que representan a los sectores mas vulnerables de la población y de las pequeñas empresas contribuirá a poner límites al poder destructivo del pensamiento mágico sobre el conjunto de la población

 

 

 

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