De las crisis y los liderazgos

Es incierta la salida de la recesión y la incertidumbre resquebraja los posicionamientos políticos

 

Milicias derechistas en espera

La pandemia es la paradoja final de una crisis global que plantea un horizonte siniestro que no permite visualizar una salida. La destrucción en masa del empleo, el empobrecimiento generalizado, la caída del consumo son algunos de los aspectos del paisaje planetario. La situación actual es comparable a la que precedió las dos contiendas mundiales del siglo pasado y tendrá su definición en el epicentro del sistema mundial, los Estados Unidos. O guerra civil en Estados Unidos o guerra mundial. Para otros, renuentes al horror y con la esperanza en ristre, es el fin de la globalización y el comienzo de otra etapa donde el capital financiero global, responsable de la concentración de la riqueza a extremos insoportables, debe ceder la hegemonía en favor del capital productivo, la producción y el comercio para recuperar vitalidad subordinando a los especuladores. Clave para esto es discutir el endeudamiento de los países cuya lista encabezan los propios Estados Unidos.

Lo dice el periodista Juan Elman, en su columna del sitio Cenital: “También hay que decir que estamos ante una jornada donde se puede pudrir todo. Existe la posibilidad de que la elección se defina por un fallo de la Corte Suprema, o que mientras esperamos el final del conteo se vivan enfrentamientos en algunas ciudades, o que vuelen acusaciones de fraude. La polarización que vive el país, sumada a todos los episodios que vivimos este año (Trump no solo dice que va a haber fraude sino que se ha negado a condenar milicias de extrema derecha, diciéndoles que “retrocedan y esperen”) alcanza para tenerlo en mente. Esto, por supuesto, no quiere decir que vaya a ocurrir, y tampoco hay que pasarse de rosca con el fatalismo”, modera Elman.

 

 

El final de Pinochet

 

“El pueblo/ que se alza/ en la lucha/ con voz de gigante”. Emoción en la Plaza de la Dignidad.

 

 

El 78,91 por ciento del Apruebo es una cifra que liquidó lo que queda del período presidencial de Sebastián Piñera. Es un Chile donde el 1 por ciento de la población se lleva el 26,7 por ciento del PIB, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el 66,5 por ciento reúne sólo el 2,1 por ciento de este producto. Se votó por un país que debe cambiar estructuralmente. Según la agencia Telesur, es “un gobierno derechista, amigo de los gobiernos más golpistas y desestabilizadores del continente, sometido a los designios de Washington. Un gobierno enemigo de los procesos progresistas de los pueblos hermanos latinoamericanos. Un gobierno amigo de los dueños de la salud, de la educación, del comercio mayorista, de los que administran nuestros fondos de pensiones. Una administración preocupada de acrecentar las utilidades de bancos y financieras, del incremento del lucro de la educación superior privada. Muy preocupado de incrementar patrimonios y no de buscar caminos de equidad social”.

Las preguntas de este plebiscito fueron dos: ¿quiere usted una Nueva Constitución? Con dos alternativas: Apruebo o Rechazo. La segunda pregunta fue: ¿qué tipo de órgano debiera redactar la Nueva Constitución? Ganó una “Convención Constitucional” que es una asamblea conformada por 100 por ciento de constituyentes elegidos conformados paritariamente por hombres y mujeres. Chile tendrá una nueva Constitución. La derecha va a apelar a todo de tipo de maniobras, las que suele usar en toda la región cuando ve que el control se le escapa de las manos: uso de los medios de información gráficos, radiales, televisivos, redes sociales. El poder financiero, el poder militar barajan incluso un autogolpe.

La salud no puede seguir siendo una mercancía ni la educación un negocio para el enriquecimiento de mercenarios. El fin del ciclo laboral debe tener una jubilación merecida. El plebiscito es el evento político más importante de los últimos 30 años y rompió con esta pseudo democracia de roscas políticas y sus resabios que regía desde el fin de la dictadura.

“Mil voces de combate se alzarán”, se canta en todo Chile. “El pueblo unido jamás será vencido”, y si está movilizado es una fuerza invencible. Honor a los tuertos, a los jóvenes, a la primera línea, que hicieron posible esta revolución en las calles y las urnas.

 

 

Una comparación necesaria

Para los trabajadores, sea cual fuere el escenario, su existencia colectiva amparada por derechos y organización es una puja constante, porque la lógica perpetua de los patrones es mantener la tasa de ganancia a expensas de debilitar el salario y precarizar las condiciones de trabajo, aumentar la explotación y abolir derechos y conquistas.

Este panorama mundial adquiere las características propias de los países: su historia, su cultura y su relación de fuerzas sociales. Lo de siempre, con el dramatismo agregado por la pandemia. El poder concentrado es el hacedor de fondo de las crisis. Otra vez como en 2001 confrontan devaluacionistas con dolarizadores, las dos versiones de la salida que pagarían los sectores populares. Aguantar las presiones sin ceder y poner en marcha la economía, abriendo las mismas puertas que abrió Néstor, es el desafío de la hora. Los diez años de su muerte fueron masivamente recordados en el sagrario del poder, a pocos metros de la Casa Rosada. El amor vence al odio, pero en algún momento y algún día debe suceder la batalla y Alberto debería saberlo mejor que nadie. La violencia restauradora no se detiene con discursos ni explicaciones en las redes.

El emocionado homenaje de miles de seguidores fue un canto a la nostalgia del gobierno de Néstor. Una generación de pibes dejó de odiar a la política siguiendo un sueño colectivo al que convocaba un estadista con gestos de militante de base. Supo hacer las cosas en el momento adecuado. Bajó los cuadros de los genocidas para terminar con la corte adicta y las leyes de la impunidad. Mil genocidas condenados por delitos de lesa humanidad en un mundo donde raramente se juzgan y se condenan las masacres. No solamente denunció las injusticias y señaló el horror de la crisis sobre los más desposeídos. De las dos fechas del 27 de octubre, los diez años de la muerte de Néstor y el año del triunfo de Alberto, la primera convoca al nuevo gobierno a seguir el camino inconcluso de aquella gesta.

La caída franca del macrismo en las encuestas da cuenta de un ex Presidente con una impopularidad creciente y un rechazo que lo convierte en el enemigo fácil de vencer. Los cambiemitas con olfato –Elisa Carrió, Miguel Pichetto-- empiezan a separarse de Mauricio Macri y a buscar un espacio institucional que no los arrastre. Para colmo un hermano menor estafado aparece en un libro denunciando un entramado de delitos y perversidades que parecen ser una pequeña parte de lo que puede decir. Alerta: la política necesita más que esa táctica rebuscada.

 

 

CGT: A dónde está, que no se ve…

 

La instalación del busto de Néstor frente a la CGT no apaciguó las internas del palacete.

 

El diálogo social es posible aunque el resultado sea incierto. La gran pregunta es qué hará el sindicalismo, depositario directo de este debate con el conjunto de los trabajadores convencionados y sindicalizados que reclaman su destino con una cúpula fragmentada y diversa hasta el límite de lo contradictorio. Se suceden reuniones y conciliábulos entre el ala más albertista, en cabeza de Héctor Daer, y los duhaldistas de Luis Barrionuevo y otros. No es la unidad del movimiento obrero, ni siquiera del sindicalismo variopinto existente en la realidad. La CTA de los Trabajadores está excluida por los Custodios de la Fe de la derecha sindical, que no aceptan siquiera ponerlo en agenda y apelan a la figura de José Rucci para sostener a Carlos Acuña en la cúspide y ahuyentar los demonios combativos. La representación de los trabajadores en la mesa del Consejo Económico y Social es una pregunta sin respuesta.

Los sectores más progresistas se van a replegar sobre sus reivindicaciones específicas de las bases que representan y apostarán a la renovación generacional para lograr la unidad. Como dice la calle: “Con estos viejos no se puede”.

El periodista Juan Alonso, breve y simple, describe la herencia recibida por Alberto: “Puertos: en manos chinas y norteamericanas. Energía: en manos de Lewis, Caputo y los socios de Macri. Justicia: en manos de la Corte macrista, Casal e Irurzun. Fuerzas de Seguridad: infiltradas por el neofascismo. Comercio exterior: en manos de las aceiteras”. Buen punto de partida para evaluar el rumbo y el ritmo de los cambios indispensables.

 

 

Funcionarios que no funcionan

A contramano de la tendencia mundial de estatizar las aerolíneas o aumentar el subsidio estatal a las privadas que se observa en los países centrales, la vuelta de los vuelos con protocolo sanitario trajo vientos huracanados dentro de las fuentes gremiales del conjunto de los gremios aeronáuticos de nuestro país.

En la transmisión de Facebook “Aeronáuticxs Conectadxs”, los trabajadores reivindicaron la potencia de la idea contra la inacción que sostienen las autoridades nacionales. En su programa entrevistaron a Edgardo Llano, secretario general de la Asociación del Personal Aeronáutico (APA), quien analizó la situación: “Buscan que los sindicatos como APA con trabajo colectivo abandonen la lucha. La pelea contra la 'Revolución de los Aviones' macrista que encabezaba Guillermo Dietrich nos golpeó, pero salimos fortalecidos como organización. La única empresa que no acordó y decidió levantar su filial en el país fue Latam, que en el peor momento económico, sanitario y social de la pandemia cerró sus oficinas acusando vilmente a los sindicatos por sus decisiones”.

 

 

Los gremios aeronáuticos vienen denunciando la falta de una política aérea nacional.

 

 

“A los ministros de Transporte y Trabajo les habíamos anunciado”, continuó Llano, “que con el primer vuelo iban a arrancar las medidas de fuerza si la empresa transnacional no acataba la legislación argentina y las resoluciones del Ministerio de Trabajo”.

“La Juventud de Intercargo-Ezeiza realizó una asamblea de apoyo a los trabajadores de Latam con una presencia desmesurada de efectivos policiales, al menos para un gobierno nacional y popular como el que necesitaba el país y por el que contribuimos a su victoria. Acompañaron la asamblea de Latam y de Intercargo compañeros de Gol, de British, de Aeropuertos Argentina 2000; tomamos esta medida bajo un gobierno que apoyamos pero no vamos a dejar de criticar cuando no trabaje para beneficiar a los trabajadores o, como en este caso, no busque una solución a los puestos de trabajo de Latam”.

Llano finalizó en forma contundente: “Al ministro de Trabajo Claudio Moroni el traje le queda muy grande, no tiene siquiera la autoridad de sentar a la CEO de Latam en el ministerio, y el ministro de Transporte Mario Meoni es un mentiroso, porque se comprometió a garantizar los puestos de trabajo y no cumplió. Hay 600 compañeros sin tareas cobrando el 50% por decisión de la empresa”.

El hartazgo es grande con los “funcionarios que no funcionan”: a Latam no le quitaron las rutas que pertenecían a Lan Argentina y que pretendían operar desde sus filiales extranjeras –área de Meoni— y Trabajo no hizo valer los ATP y la prohibición de despidos —área de Moroni—. No definieron una política hacia las low cost y sus sindicatos pro-patronales, con convenios de trabajo a la medida de esas empresas, que devalúan los salarios argentinos. Para complicar aún más el escenario general, el sector del turismo, presionado por sus propias necesidades, operó vía el ministro Lammens para ejecutar protocolos aeronáuticos… sin participación de quienes los tienen que ejecutar: los trabajadores aeronáuticos.

 

 

Santificar la propiedad privada

 

 

Hubo represión, balas de goma, quema de casillas y 37 personas terminaron detenidas.

 

Las situaciones límite se van corriendo al centro de la escena. No solo el dólar presiona, sino que del otro lado los más dañados que ni siquiera cobran haberes lo hacen. El desalojo de Guernica impugna los intentos de que prevalezca el diálogo y la negociación, interpela a los funcionarios y a los dirigentes de las organizaciones sociales. Además del gobierno y los más necesitados, existe un poder real que actúa para que ese camino resulte inviable. La ola de repudios que generó la represión en Guernica levantó una polvareda que no permite ver el escenario con nitidez. ¿Quién mandó la cana, el gobierno provincial o el fiscal? ¿Quién gobierna cuando está de por medio un bien tan preciado como la integridad de las personas? ¿Qué hacía Sergio Berni de gira por los canales de televisión y radio defendiendo la “propiedad privada”? ¿Por qué no hubo una prórroga de dos días más, cuando las posiciones presumiblemente estaban tan cerca? Son temas tan delicados que verifican el viejo dicho de que el que calla otorga.

La idea de la crisis sin salida empieza a resquebrajar los posicionamientos políticos. Es tan incierta la salida de la recesión como la llegada de la vacuna y la incertidumbre resquebraja los posicionamientos políticos. La oposición se va rompiendo como un edificio a punto de derrumbe y la figura de Mauricio Macri, que estaba en la azotea, concita la distancia de todos. En la vereda de enfrente, el gobierno solo da señales intermitentes que no permiten iluminar el escenario.

Las ATP se mantendrán hasta fin de año, mientras las automotrices y el SMATA pergeñan un proyecto de reactivación de la industria automotriz sobre la base de un 70% para exportación y aumento de componentes nacionales en las unidades. Los agroexportadores se proponen aumentar producción y exportaciones. Son apenas señales que no logran constituir un plan. Falta el proyecto de las pymes y los sindicatos, que proponen empezar reactivando el consumo y la industria destinada a sostenerlo. El gran enemigo de todas las soluciones es el tiempo. Y esa es la ventana con tranca neoliberal que el gobierno aún no logra abrir.

 

 

 

 

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