Fenomenología mafiosa

El garante, el faccendiere y la red organizada: socavones que atentan contra la vida popular

 

La escritura investigativa de Alejandra Dandan está soldada a El Cohete a la Luna: lo más agudo de la comunicología nacional. Los teléfonos fantasma de Macri empieza con este fraseo: “Marcodina S.A. es una empresa de servicios de telefonía encriptada y de recepción de mensajes. Mauricio Macri recibió una comunicación de esa compañía diez días antes del encuentro en Barrio Parque con Cristóbal López del 25 de octubre de 2015: aquel encuentro [...] en el que el entonces candidato a Presidente le exigió que pusiera a disposición los medios de comunicación del Grupo Indalo para destruir la imagen de Cristina Fernández [...]. Pero es, además, la primera comunicación de Macri en el denominado Hito 1 del encadenamiento de 42 hitos alrededor de los cuales la jueza María Servini busca probar la ruta de extorsión, ahogo financiero y desapoderamiento del Grupo Indalo. Dos días antes del encuentro en casa de Franco Macri, Fabián ‘Pepín’ Rodríguez Simón recibió una comunicación del mismo abonado de Marcodina S.A. Y un día después, el 26 de octubre, una comunicación de la misma compañía entró al teléfono del empresario Ignacio Jorge Rosner, quien meses después apareció entre los emisarios enviados por el gobierno para quedarse con las compañías. Marcodina S.A. es uno de los servicios de comunicaciones seguras que utilizaba el ex Presidente. Pero no la única. En general, sólo usaba vías de contacto similares, provistas por empresas o por teléfonos locales o alojados en el exterior sin identificación. Las mismas líneas de teléfono eran usadas antes o después por otros funcionarios del gobierno y empresarios investigados en la causa”. Entre los interlocutores del ex Presidente desfilan distintos faccendiere (mediadores/operadores): empresarios como Rosner, Orlando Terranova –ambos investigados en la causa Indalo–, Martín Rappallini; y José María Torello, “Pepín” Rodríguez Simón, Nicolás Caputo, Alberto Abad (ex titular de la AFIP). Otro pasaje relevante que Dandan deriva de la investigación de Servini, referido a la forma de interlocutar de los actores: “‘Utilizaban empresas relacionadas con telefonía segura, que son una especie de call center. Siempre son terminales o repetidoras de mensajes [...] Son empresas que brindan servicios de télex o muchas veces transmiten imágenes, audios y sonido desde el exterior, son difíciles de rastrear’”.

 

 

En encriptado resuena la palabra latina crypta, que a su vez retiene una vibración más remota, del griego krýte: las bóvedas subterráneas (ahí están los sótanos de la democracia de los que habló el Presidente Fernández). Pero en encriptado vibra también cripta, derivado del griego krytó: “yo oculto”. En lo encriptado de ciertas comunicaciones está lo oculto de una identidad y una cultura. Al ser ubicadas en una escala mayor de operaciones el texto de Dandan y las investigaciones de Servini adquieren otra dimensión. Las mafias son organizaciones que han demostrado la capacidad de aprovechar los desarrollos tecnológicos y científicos. Saben recurrir a saberes profesionales del campo de la economía, del marketing político (recordar: Durán Barba), la justicia y también de la comunicación. En cuanto a las tecnologías de la información, la ‘Ndrangheta hace un uso inescrupuloso (como todo lo que toca) de las innovaciones tecnológicas para expandir y reforzar su poder económico y político-territorial. Por caso, a través de una investigación de la Policía de Palermo (Italia) sabemos que una de las técnicas recientes empleadas por sus asociados para comunicarse consiste en usar peculiarmente cuentas de email: “creaban cuentas de correos electrónicos con las que mafiosos calabreses y sicilianos se limitaban a componer mensajes que no se enviaban, sino que se guardaban en una carpeta. El destinatario, con el nombre del usuario y la contraseña se limitaba a entrar y a leer los mensajes” (Antonio Nicaso, ‘Ndrangheta. Le radici dell’odio, Aliberti, Reggio Emilia, 2007, pp. 102-103). Otro modo frecuente usado para comunicarse es Skype (cuya sede legal está en el Gran Ducado de Luxemburgo, una de las cuevas fiscales más emblemáticas de Europa) puesto que esa tecnología descompone la voz de lxs interlocutores en una serie de paquetes de datos digitales que viajan por la red. Los datos son encriptados por un algoritmo secreto (o de compleja decodificación), la plataforma genera contraseñas temporales cada vez que se inicia una comunicación y por lo tanto resulta laberíntico geolocalizar un llamado (Marco Mensurati/Fabio Tonacci, “Su Skype il boss è imprendibile”, la Repubblica, 14/2/2009). La criminalidad organizada de signo ‘ndranghetista actualmente usa también una red de comunicación encriptada. Emergió de la muy reciente operación Platinum-Dia (mayo 2021) que ha desmantelado una red de la ‘Ndrangheta entre Italia, Alemania, Rumania y España. Federico Cafiero de Raho, actual Procurador nacional antimafia de Italia, declaró: “La red de comunicación encriptada que es utilizada por estos sujetos [implica el uso] de teléfonos con protocolos encrochat y aparatos con sistema encriptado Sky Ecg”; en los países en donde “no se tiene la capacidad de control de estos equipos se experimenta una debilidad en la lucha en contra de las mafias”; “no sólo a nivel europeo sino a nivel global es preciso intervenir porque en este sector es necesario que la policía y la autoridad judicial puedan operar para asegurar la garantía de nuestra democracia”. A los mafiosos estas estrategias les permiten operar en zonas comunicacionales subterráneas, que ocultan sus identidades, modos culturales de proceder y por sobre todo negocios y poder.

 

 

Dandania

Los teléfonos fantasma de Macri explica con perspicacia la característica que tienen algunos episodios (42 hitos) cuya índole no parece ni ocasional ni aislada. Habla de hechos cuya naturaleza es tendencialmente estable, de carácter serial, y muestra una red extendida y ramificada de relaciones entre una pluralidad de operadores que durante 2015-2019 actuaron en sectores distintos: económicos y políticos. El grado de avance de las investigaciones de la jueza Servini muestra una red organizada y con un grado de sistematicidad en la que de manera nítida aparece un “centro de autoridad” que parecería tener el papel de garante para el cumplimiento de unos pactos –que habrá que calificar oportunamente en sede judicial– y el respeto de “normas de comportamiento” en función de su capacidad para resolver disputas con vistas a asegurar un orden, cierta previsibilidad y la estabilidad de ciertas relaciones.

En general, en cuestiones de mafia, ese garante puede ser un partido político, un clan político-burocrático, un alto funcionario, un empresario, un cártel de empresarios, un mediador, un boss mafioso o, más generalmente, una organización criminal. Giuseppe Pignatone y Michele Prestipino –magistrados y eminentes estudiosos de los fenómenos mafiosos italianos– en un texto teórico-crítico de lo más destacado –Modelli criminali. Mafie di ieri e di oggi (Laterza, 2019)– explican que cuando una organización criminal activa una corrupción sistémica u organizada –en el caso de Servini, la ruta de la extorsión, ahogo financiero y desapoderamiento del grupo Indalo–, los operadores que la impulsan tienden a multiplicarse “para controlar cada uno de los pasajes (político, burocrático, empresarial) [y por] la necesidad de interponer entre los protagonistas principales otros sujetos (in primis, los llamados faccendiere) que no sólo evitan los contactos directos sino que aportan una contribución específica, hecha de relaciones y know-how de cuestiones progresivamente más complejas. Es [...] obligatorio relevar que en estos esquemas se hallan siempre más frecuentemente también magistrados [...] porque a menudo cuestiones importantísimas en el plano económico son decididas en sede judicial (esto, además, es un fenómeno que hoy caracteriza todas las sociedades occidentales)” (p. 172). Sin necesidad de mucha intuición, esta dimensión judicial puede ser puesta en diálogo con las conclusiones de Dandan: “El informe actualiza viejos datos. Fabián Rodríguez Simón registró 16 comunicaciones con Carlos Fernando Rosenkrantz, antes y después de que Mauricio Macri firme, el 14 de diciembre de 2015, el DNU 83/15, que lo designaba en comisión juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. También registró 13 llamadas con un abonado del Grupo Clarín y 2 comunicaciones con Gabriel Bouzat, ex socio de Rosenkrantz en el estudio jurídico que compartían”.

 

El juez y el emisario.

 

 

 

Faccendiere/operador

En cuestiones de mafia, el faccendiere es generalmente emanación de una figura política de relieve, de un decisor público que busca hacer trastabillar experiencias populares o, incluso, gobiernos democráticos sin ningún tipo de virulencia. Su función consiste en detentar un poder y una influencia que el decisor no puede ejercer ni mostrar públicamente. El faccendiere se ocupa generalmente de transmitir mensajes, formular intimidaciones, cobrar –importantes– sumas de dinero de parte de privados que luego se encarga de distribuir al interior de la organización. El faccendiere no suele ser un funcionario y tampoco ser titular de un munus público. No es un político ni expresión de una articulación política. Es más bien una expresión de intereses privados engarzados en lo público. Se trata de una figura con un rol decisivo en una cadena corruptora/extorsiva y suele articular relaciones con un sujeto interno (o varios) de la administración pública. El faccendiere entonces es un engranaje de una comunidad orientada hacia una única dirección, que trabaja para acumular poder en detrimento de lo público. En términos generales, los daños derivados de estas operaciones pueden tener distintas declinaciones: despilfarro de dinero público, incidencia negativa en la cantidad y calidad de servicios prestados por la administración pública o en la calidad de las obras públicas, alteración de los criterios de elección para privilegiar las obras más lucrativas por sobre aquellas más útiles para la sociedad. Ya indiqué que el método mafioso está configurado –también– por actos corruptivos/extorsivos. No hay mafia sin corrupción, extorsión, colusión, aunque la corrupción mafiosa no está relacionada con actividades “sueltas” sino más bien con acciones programáticas implementadas por grupos de negocios que la usan como instrumento de poder. En definitiva, la corrupción/extorsión constituye el corazón de redes de negocios conspicuos y está conectada con formas estructuradas de criminalidad de tipo económico (que a menudo tiene que ver también con formas mafiosas).

Las redes corruptivas –de tipo mafioso– hacen peligrar los edificios democráticos y son particularmente perniciosas en sociedades altamente polarizadas porque no se limitan a forzar decisiones políticas específicas a cambio de negocios suculentos. Financiando directa o indirectamente asociaciones o fundaciones, grupos, partidos o alianzas políticas, o a tal o cual político, despliegan una capacidad para influir elecciones y la selección de élites que a la hora de conducir Estados provocan “grietas” –que una vez desplegadas son de complejísima resolución–; verdaderos socavones entre las expectativas humanas y las formas de la crueldad, que atentan contra la vida popular.

 

 

 

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