La lógica de la mafia

La dramática declaración de Cristobal López: Macri quería un canal pintado de amarillo

 

El  empresario Cristóbal López declaró ante la jueza María Servini. El testimonio volcado en dieciocho páginas es un caso testigo del drama que atravesó uno de los protagonistas de uno de los casos más simbólicos de la persecución del gobierno, con el agregado del retrato de la intervención en primera línea del Presidente Mauricio Macri.

Cristóbal López vio a Mauricio Macri frente a frente una vez. Pero su nombre aparece de modo permanente en los padecimientos que siguieron durante estos años. El entonces candidato Mauricio Macri lo citó el día de las elecciones generales del 25 de octubre de 2015 en la casa de Barrio Parque de su padre. Ahí comienza la declaración testimonial. Que tiene entre sus méritos mostrar a escala humana al Presidente y a su entorno más cercano.

Ese día López se adelantó cinco minutos a la cita de las 11 de la mañana. Macri llegó a bordo de una camioneta, tipo furgón, cerrada, color gris, con secretario y custodios. Era el domingo de elecciones pero Macri sabía que María Eugenia Vidal iba a ganar la provincia de Buenos Aires. Y que él iba a ganar el balotage.

—¿De dónde sacas esos datos?— preguntó López.

Son datos de la Embajada.

López contó en el testimonio la persecución no de un Presidente, sino del Estado. Primero porque querían usar el canal de noticias C5N para meter presa a Cristina Fernández, después para sacarle la petrolera Oil Combustibles, el Casino y el canal. Cuando nada de eso alcanzaba, ofreció ceder todo con tal de no ir preso, como dijo, pero no alcanzaba. Macri lo quería detenido. Y pasó preso dos años.

Cuando en 2013, la Comisión Nacional de Valores abrió los archivos de la dictadura para revisar las actas del directorio y las políticas de aquellos años, encontró lógicas para explicar cómo el Estado horadó la arquitectura burocrática de algunas compañías para saquearlas en beneficio de otras. Entonces se hablaba, se sabe, de subversión económica para legitimar la persecución en términos sociales. Hoy no se pueden extrapolar esas interpretaciones, como dice una de aquellas investigadoras, Celeste Perosino, pero los detalles del testimonio de López arrojan claves escalofriantes para pensar paralelismos bajo el estigma de la corrupción. Agitada para validar cualquier cosa, el inicio del testimonio con una escena en la casa de Franco Macri, tiñe a la vez todo de lógica de mafia.

Para aquel encuentro, Macri llevaba días buscándolo. López estaba en Comodoro Rivadavia, pero viajaba a votar a Buenos Aires. Quedaron en verse. Al comienzo, la reunión ocurrió de modo normal, dijo el empresario a la jueza. "Me habló de sus hijos, yo le conté de los míos. Me dijo que había hecho un fideicomiso para cada uno, así se administraban".

López no entendió de qué iba el encuentro ni la urgencia hasta el vaticinio electoral. Allí, Macri le dijo que estaba molesto con C5N y con el Bailando de Tinelli. Casi una protesta infantil. Tinelli lo había invitado a un programa con Daniel Scioli y Sergio Massa, pero a él lo habían hecho aparecer segundo.

Yo no tengo nada que ver con el Bailando —le dijo López—, eso lo maneja Tinelli.

De C5N, dijo que lo que repitió dos o tres veces a lo largo de la hora de encuentro.

Todos los candidatos se quejan de lo mismo —dijo—. Tratamos de ser lo más neutrales posible, no bajamos línea a los periodistas como en otros lados, estos son independientes en serio.

La línea editorial era tema de su socio, Fabián de Sousa. De Sousa se reunía con Macri cada tanto. López se lo recordó.

Sé que almuerzan cada tanto.

--Si, nos juntamos —dijo el candidato—, pero ya no tengo buena relación.

Y preguntó:

—¿Y Cristina?

Pará, pará —dijo López—. Primero, yo no soy palo blanco de nadie, y todo lo que tengo es mío.

¿Palo blanco?

Testaferro de nadie —aclaró, sobre algo que aún se pregunta cómo es que no entendió—. El canal es 70 por ciento mío y 30 por ciento de De Sousa. Así que ese cuento que anda por la calle diciendo que el canal es de Cristina, sacátelo de la cabeza, porque no es cierto.

—¿Qué vas a hacer después del 10 de diciembre? —siguió el candidato.

¿Cómo, qué voy a hacer?

—Sí. ¿Cómo va a ser el trato del nuevo gobierno y C5N?

No vamos a ser oposición —dijo López—. Nuestro canal va ser neutral, pero no voy a poder influir para que digan que sos el mejor Presidente.

López hablaba y hablaba. En los papeles de la transcripción, Macri aparece así, seco, cortado, como ventrílocuo. Macri volvió a Cristina. La idea fija. Su obsesión.

—Y con Cristina, ¿cómo es tu relación?

Mi relación no es con ella, fue con el marido, Néstor Kirchner. Con él tenía una buena relación.

Macri dijo que necesitaba el canal para ir por ella.

¿Qué quiere decir ir por Cristina?

—Hay que meterla presa.

—No cuentes conmigo. Yo no soy amigo de Cristina pero la aprecio, creo en el proyecto político del kirchnerismo.

"No sé cómo fue el resto de la charla", le dijo a la jueza. "Me quedé muy nervioso. Me alteró. Él no se mostró molesto ni nada. Dijo todo con naturalidad, como si hubiéramos arreglado una cena".

Cerca de las 12.15 llevaban una hora de conversación. Entró el secretario.

—Ingeniero —le dijo—, acuérdese que tenemos un asado.

 

La causa judicial

Servini investiga una derivación de una causa en el fuero comercial. Hechos que fueron separados de un expediente que investiga el concurso y pedido de quiebra de la petrolera Oil Combustibles. Fabián De Sousa denunció allí al Presidente y su círculo cercano por coacción, extorsión y como integrantes de una asociación ilícita que persiguió de modo sistemático y planificado a él y a su socio. La denuncia fue derivada a la justicia penal. De Sousa hoy es querellante en el juzgado de Servini. López declaró como testigo.

Los dos permanecieron detenidos entre diciembre de 2017 y octubre de 2019. Cuando López dejó la cárcel, su abogado Fabián Lértora le aconsejó no dar entrevistas hasta declarar en el juzgado. Allí realizó un testimonio situado en tiempo, modo y lugar con el objeto de que cada cosa pueda ser cotejada vía testimonios y geolocalizaciones.

En la causa están imputados Macri, José Torello y Fabián Pepín Rodríguez Simón de la mesa judicial del gobierno; el amigo de la vida del Presidente, Nicolas Caputo, y el ex vice jefe de gabinete Mario Quintana. También está denunciado el entonces jefe de la AFIP, Alberto Abad. López describió encuentros personales alguno de ellos: Macri, Pepín Rodríguez Simón y Caputo. Quintana y Torello aparecen referidos por intermediarios. Y, como se dijo, Macri atraviesa el detrás de escena de los aprietes que se pusieron en marcha.

El primer tema fue sacarlo del Casino de Buenos Aires. En enero de 2016, Pepín Rodríguez Simón quería verlo. López recibió un mensaje a través de Federico Achával, su socio en el Hipódromo de Palermo. Se vieron varias veces, en Hotel Hyatt, en el Palacio Duhau. Las características de la intervención de Macri en esa gestión aparecen reflejadas por dos frases. Pepín Rodriguez le decía: Yo soy Macri. Y por lo que ocurrió cuando apareció un conocido en uno de esos lugares. Rodríguez Simón levantó la reunión.

—Este tipo nos va a escrachar —dijo—, vámonos a otro lado.

 

Duhau.

 

Rodríguez Simón "venía en nombre del Presidente" a resolver el tema del Casino, le dijo.

—Yo soy Macri —explicó en uno de los primeros encuentros. "Y venía a decirnos que el ingeniero había decidido que teníamos que pagar más impuestos o más canon. Me acuerdo de frases como: 'Ustedes ganaron mucho dinero en los últimos años, ahora van a estar cuatro años sin ganar nada'. Yo le decía:

Si este es un gobierno de derecha, vos me estás haciendo un planteo comunista.

—Somos un gobierno de derecha —respondió Rodríguez Simón—, pero Mauricio no quiere que ustedes ganen nada.

López dijo no haber sentido antes esos niveles de apriete. En una segunda reunión escuchó:

—Es esto, o les rescindimos los contratos.

Macri quería duplicar el porcentaje de canon que pagaba el Casino. López intentó detenerlo con la presentación de un análisis de costos para demostrar que eso era inviable. Negoció vía Rodríguez Simón que se iba de las reuniones para revisar las propuestas con el Presidente. Luego volvía sin acuerdos.

—Pero, por lo que entiendo Pepín —le dijo López—, lo que me estás diciendo es que cierre el negocio. Por eso, prefiero ir a juicio, lo que planteas es totalmente ilegal.

López comenzaba a recibir quejas de sus socios. Estaban molestos porque la línea editorial de C5N les rompía el negocio. Él tenía 14 % del Hipódromo y 7% del Casino. Buscó vender su parte para bajar la presión, pero nadie quería comprarle a alguien que estaba con esa exposición.

Mira —le dijo a Rodríguez Simón—, con esto están jodiendo a gente que no tiene nada que ver. Si el problema soy yo, salgo del juego. Vendo y termina el problema.

—Vos hacé lo que quieras —dijo Rodríguez Simón.

Me estás llevando a eso. Me estás enfrentando con mis socios. Los medios son míos y de De Sousa.

Rodríguez Simón siempre hacía lo mismo. Convocaba a la reunión, iba, gritaba y apretaba. "La sensación que yo tenía, nunca la tuve en reuniones de negocios", dijo. En una última reunión parecían haber llegado a un acuerdo, pero 48 horas después Rodríguez Simón se comunicó con un conocido para dar marcha atrás.

Arreglá los honorarios con tus clientes —le dijo—: empezó la guerra.

Ni él ni sus socios entendieron de qué se trataba esa guerra hasta el domingo 13 de marzo de 2016. Hugo Alconada Mon publicó una nota en La Nación. Esa noche, Macri repitió el anuncio en voz alta, y en nombre propio en una entrevista con Luis Majul. Dijo que estaban tratando de embargar a Cristóbal López para cobrarle una deuda con la AFIP de 8.000 millones. Hoy un peritaje de la Corte Suprema tiene probada que esa deuda no existía sino que era producto de un crédito con plan de pagos al día, una línea que el nuevo gobierno cerró cuando asumió lo que empujó a la quiebra a la empresa.

—Esa fue la declaración de guerra —le dijo López a Servini.

 

La Nación, marzo 2016.

 

López no volvió a ver a Rodríguez Simón hasta que lo llamó por un programa de Roberto Navarro. El periodista había hecho un informe sobre Pepín, su despacho con reuniones de gente del PRO y una trastienda con un caño en la que había bailarinas que bailaban. "Se volvió loco", dijo López. El empresario había vendido su parte del Casino. Rodríguez Simón llamó y amenazó a sus ex socios. Se vieron. "Me dijo de todo y yo volví a decir que no manejaba a los periodistas. Me dijo que iba a hacerme un juicio y que se iba a quedar con el canal".

A mediados de 2017, la guerra llevaba año y medio. "Una guerra despareja, porque éramos dos perejiles contra el Estado completo. Macri nos tiró el Estado encima".

En ese contexto, comenzó a escuchar versiones por distintas vías con el aviso que lo iban a meter preso y, explicó, "la previa a meterte preso es más duro".

Consultado para esta nota, Rodríguez Simón dijo que no conocía de qué se lo acusaba y que no hablaría al respecto.

 


Para exhibirlo en Plaza de Mayo

En junio de 2017 López supo que querían detenerlo. El 3 de junio le pidió a su amigo Daniel Mautone que hablara con Daniel Angelici para saber si las versiones eran ciertas. Mautone era socio de Angelici. Se rió. Le dijo que estaba loco. Pero un día después le confirmó esa versión en su departamento. López llamó a su abogado. Carlos Beraldi sacó todos los códigos penales y le dijo que no había ninguna posibilidad de que quedara detenido. Su socio, Fabián De Sousa, le dijo lo mismo.

—Dejá de comprar carne podrida —dijo—, te están haciendo la cabeza para hacernos vender el Grupo.

A López efectivamente le estaban haciendo la cabeza. A partir de entonces empezó a buscar a alguien para transferir, vender o ceder el Grupo con el único propósito de no ir preso. Conectó a Orly Terranova, el corredor de coches del Dakar. ¿Por qué él?, dijo. Porque era una persona cercana a Nicky Caputo y a Mauricio Macri, además lo conocía porque corría en el equipo de su hijo.

—Mira —le dijo—, prefiero perder el Grupo antes que ir preso.

—Estás loco, a mí no me dijeron nada.

—Fijate, si te interesa.

 

Orly Terranova.

 

Se vieron en el aeropuerto de Mendoza. López voló en avión privado, le dejó una carpeta con la explicación del Grupo y volvió a Buenos Aires. Iban a verse una semana más tarde. Pero se adelantaron los tiempos. Orly Terranova lo llamó al día siguiente. Había hablado con Caputo y Macri que estaban en un campo en los Esteros del Iberá. El llamado abrió una línea de negociación con la cara de Orly, y en el detrás de escena pusieron primero a Torello. Y luego a Quintana.

—No, Orly —le dijo el entonces segundo de la jefatura de gabinete—, no nos interesa que López pague. Políticamente el negocio para nosotros es otro. Lo mejor es que quiebre y poder exhibirlo en Plaza de Mayo.

Orly se quedó duro, dijo López, según supo después. Se supone que iban a negociar un acuerdo pero la negociación no aparecía. Le explicó a Quintana que había hablado con Mauricio y Nicky y estaban de acuerdo. Quintana suspendió la reunión. Volvieron a juntarse al día siguiente. Quintana era otra persona: estaba de acuerdo y tiraba ideas al punto que Orly y sus dos socios tuvieron la sensación, según lo dijeron, de que Quintana quería prenderse al negocio.

El corredor también tenía otros acuerdos: Frigerio, Iguacel, Torello y Quintana. Escribió eso en un mail para De Sousa, que el empresario todavía conserva. Frigerio les ofreció entregar ATN a los gobernadores para que pagaran la pauta al canal que estaba en cero. Necesitaban avanzar con el acuerdo de Abad para acordar el plan de pagos para poder hacer la trasferencia que estaba judicializada. En ese contexto, pidieron la cabeza de Navarro como gesto de que manejaban el canal. Cuando todo estaba cumplido, con los socios y el corredor de carreras, sentados en las oficinas de Oil Combustibles, el acuerdo volvió para atrás.

Orly se reunió con Jaime Durán Barba para coordinar cómo hacer el anuncio a los medios, pero tras la reunión no apareció más. Más tarde supieron que Durán Barba le había bajado el pulgar, una de las hipótesis es que el corredor hablaba demasiado. La lógica de venta-no venta volvió a repetirse con otro interesado. En octubre de 2017, cerca de las elecciones de medio término. Jaime Rottemberg llegó con otra propuesta.

Jorge, sabés que candidatos hay a montones —dijo López—. El problema es que el gobierno acepte al comprador.

—Justamente —dijo Rottemberg—, tengo uno muy cercano al gobierno,

¿Quién?

—Ignacio Rosner, manejaba un fondo de inversión muy grande, americano: El Tejar, y les interesa el negocio de combustibles y el puerto de San Lorenzo.

¿Cercano, a qué punto? —preguntó López.

—Muy, pero que te cuente él.

López lo vio al día siguiente. Nacho Rosner era además hombre del Newman.

 

 

Nacho Rosner.

 

 

—Soy muy amigo de Mauricio —le dijo—, siempre trabajé con él y con el padre en SOCMA. Fui director de Cablevisión, tengo llegada a Magnetto. Fui al Newman, lo conozco a Alberto Abad de toda la vida, yo hablé y tengo el OK para avanzar en la operación.

Sólo agregó un nuevo detalle:

—Ya no es la operación de Orly —dijo. Y López supo que ese hombre que estaba informado de todo, como si hubiese participado de cada charla, exigía también la parte de De Sousa, es decir la venta del cien por ciento del Grupo.

El domingo de las elecciones de 2017 López y De Sousa firmaron un acuerdo con él en el estudio Salaverri. La transferencia completa sin embargo todavía estaba sujeta por la AFIP, que actuaba como ariete a través del cual continuaba la presión.

"Pasaba el tiempo, y un día voy a ver a Nicky Caputo. En las casi tres o cuatro reuniones sólo me dijo que conocía a Rosner de toda la vida, que sabía de la operación, pero que no tenía llegada a Abad" para que acepte el acuerdo.

Yo lo único que quiero es no ir preso —le dijo a Caputo—, me dijeron que Mauricio dio la orden.

Caputo le dijo que sí.

—Andate a Sudáfrica.

¿Por que Sudáfrica?

—Porque no tiene (convenio de) extradición

Porque no te vas a la puta que te parió.

El juez Julián Ercolini ordenó la detención en diciembre de 2017. En marzo de 2018, la Sala I de la Cámara Federal los liberó con el voto de Jorge Ballestero y de Eduardo Farah. Mauricio Macri se puso loco.

—Esto no es lo que habíamos acordado —dijo públicamente.

Ellos volvieron a la cárcel. Ballestero fue obligado a renunciar y a Farah lo desplazaron de juzgado. En septiembre de este año, la jueza María Eugenia Capuchetti determinó que aquella orden de detención de 2016 por la supuesta venta fraudulenta de Oil Combustibles no existió y fueron sobreseidos. En el medio pasaron dos años.

 

 

Entre Franco y Martínez de Hoz

La vieja investigación de la Comisión Nacional de Valores halló documentos sobre la intervención de ese organismo en la selección de empresas a desapoderar con un mecanismo propio de esos años: incluía secuestro y trasferencias bajo tormento. Como se dijo, el hallazgo más importante del equipo de investigadores fue probar con papeles que las persecuciones de unos alimentaban el crecimiento económico de otros. Un caso emblemático fue el de Industrias Siderúrgicas Grassi y el grupo Chavanne, que habían adquirido el banco de David Graiver. La dictadura secuestró, torturó y amedrentó a 28 personas mientras buscaba el dinero de Montoneros que suponía en ese banco. Pero la investigación tenía una segunda lectura: una relación entre la caída de Grassi (dedicada al acero) y el crecimiento de Acindar, vinculada a Martínez de Hoz.

¿Son espejos para mirar estos años? Sí y no. La antropóloga Celeste Perosino trabajó ese informe. "En la propia experiencia de investigación de la Comisión Nacional de Valores y del Banco Central, donde abrimos los archivos de la dictadura para aportar datos a la Justicia sobre el rol de estos organismos en la campaña represiva pero también en casos particulares, pudimos reconstruir cómo en aquel momento se persiguió a ciertos grupos empresariales para beneficiar a otros. Por ejemplo, el caso de Industrias Siderúrgicas Grassi o el caso Iaccarino. Algo similar entra en juego en este caso", explica.

"Sin embargo, si bien esa experiencia puede ayudar a pensar lo ocurrido durante este gobierno en cuanto a la persecución de empresarios, entiendo que no es asimilable la violencia en gobiernos democráticos, aun en gobiernos democráticos de baja intensidad, como el que estamos terminando de transitar. Creo que estamos ante un nuevo marco de violencias, violencias que ya no se presentan ni sistemáticas ni monolíticas ni unidireccionales", dice.

"Existen aquí otras lógicas de capitalización de los cuerpos. Podemos ver a partir de la experiencia de investigación en contexto dictatorial los paralelismos, pero no es tan fácil ver sus diferencias y quiebres".

La causa que corre en Tribunales es un comienzo. Luego de la declaración de López ,la fiscalía separó dos nombres de la lista de posibles testigos: Rosner y su socio Santiago Dellatorre pueden aparecer como posibles imputados.

 

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