Las consecuencias de Ezeiza

La masacre anunció la determinación de liquidar “toda forma de organización política de la clase obrera”

 

 

“Napoléon se llamaba Bonaparte y terminó mal. Yo me llamo Malaparte y terminaré bien”.
Kurt Suckert, Técnica del Golpe de Estado

 

La masacre de Ezeiza fue una poderosa divisoria de aguas. No sólo explicitó al máximo los conflictos acumulados durante décadas al interior del peronismo, sino que además operó un drástico cambio de orientación de las expectativas históricas. La fracción del peronismo con mayor capacidad de movilización, la Juventud Peronista, resultó entrampada por el aparato militar de los sindicatos y de la derecha lopezreguista del movimiento. A menos de un año de la masacre de Trelew en manos de la Marina, triunfaba un método: el asesinato colectivo de grupos incapaces de sostener un enfrentamiento armado defensivo. El escenario del reencuentro de un líder exiliado y unas multitudes entusiastas fue copado por la fracción reaccionaria del peronismo como respuesta a la extraordinaria movilización militante que un mes antes había participado de la asunción del gobierno de Héctor J. Cámpora.

Ese mismo 20 de junio el joven periodista Horacio Verbitsky comenzaba a redactar un informe sobre los acontecimientos tratando de responder a la pregunta más difícil de todas: ¿cómo se había preparado semejante ataque a la izquierda peronista bajo un gobierno popular? La intención frustrada de aquellas páginas se dirigía a advertir al ministro del Interior del joven gobierno, Esteban Righi, de la puesta en marcha de un golpe de Estado contra Cámpora. Unos pocos meses antes del golpe del ‘76, nutrido de abundante información proporcionada por la JP, aquel informe inicial se había convertido en un primer borrador de libro, que sería arrebatado por la dictadura durante los primeros meses de la toma del poder de la junta militar. Fue casi una década después, en 1984 –luego de reconstruir el material secuestrado en base a microfilms conservados fuera del país– que el director de la editorial Contrapunto, Eduardo Luis Duhalde, se encontró con el borrador de Ezeiza.

Su publicación en 1985 fue un verdadero acontecimiento. El libro no sólo ofrecía una investigación rigurosa y detallada de la masacre sino que se atrevía a romper el tabú que prohibía hablar sobre las contradicciones dentro del peronismo y del papel en ellas del último Perón. Duhalde debió realizar cinco ediciones durante los primeros dos años de su publicación. Ezeiza está dedicado a la memoria de Pirí Lugones, secuestrada en 1977. La estructura del libro consta de una introducción y tres partes: los preparativos, los hechos, los documentos. En la contratapa de aquellas primeras ediciones se lee “libro auspiciado por la revista Entre Todos”, del Movimiento Todos por la Patria. Aunque muchos lo recuerdan como su primer libro, Verbitky había publicado para ese entonces Prensa y poder en Perú (México, 1975) y La última batalla de la tercera guerra mundial (Buenos Aires, 1984) sobre la guerra de las Malvinas. Ese mismo año, 1985, se publica además Rodolfo Walsh y la prensa clandestina 1976-1978. Libros, estos últimos, referidos al pasado pero escritos en democracia.

¿Qué afirmaba Ezeiza? En primer lugar, que la derecha peronista, con el apoyo de aquel Perón “viejo y enfermo”, había decidido golpear –en el sentido técnico que da Curzio Malaparte al Golpe de Estado– a la izquierda peronista (“prepotente e ingenua”) y al gobierno de Cámpora. Y que la derecha tanto peronista como no peronista advertían la oportunidad para liquidar todo aquello que había convergido, durante los años de resistencia, en hacer del peronismo el hecho maldito del país burgués. En otras palabras, la masacre anunciaba la determinación de liquidar “toda forma de organización política de la clase obrera”. Ezeiza, decía Verbitsky, “contiene en germen el gobierno de Isabel y López Rega, la AAA, el genocidio ejercido a partir del nuevo golpe militar de 1976, el eje militar-sindical en el que el gran capital confía para el control de la Argentina". La investigación se proponía demostrar que la masacre obedecía a fines políticos: hacer de la transición presidencial Cámpora-Perón una carnicería que escarmiente a la izquierda del movimiento; que el poder de fuego perteneció enteramente al grupo masacrador; y que por medio de la trampa montada a la JP los masacradores lograron realizar sus objetivos.

Sucesivas ediciones fueron sumando nuevos textos del autor. “Veinte años después”, de marzo del 2002, cuenta la historia de la producción del libro. En 1984 Verbitsky concluyó una nueva redacción que presentó a Duhalde. Durante la década que va entre la primera redacción y la publicación –cuenta Verbitsky– las fracciones del peronismo se unían en una denuncia unánime contra la dictadura, olvidando aquellos enfrentamientos que el libro investiga. De allí la frase del autor: “La organización que integraba prefería no recordar aquellos años de disputa entre la juventud maravillosa y la burocracia sindical”. Durante el menemismo, los líderes Montoneros Vaca Narvaja y Perdía presionaban por el indulto pidiendo piedad para sus enemigos y proponiendo una reconciliación. Aquel párrafo cierra con un amargo apego a los hechos: “La verdad es la mejor divisoria de aguas, aunque no sea política”. La última edición, hecha por Las Cuarenta en el 2021 –que el autor considera definitiva– consta de un último prólogo dedicado a responder a quienes, como el ex vocero de la embajada menemista en el Vaticano, Ceferino Reato, no han dejado de pedir arrepentimiento a los militantes de los años '70. Repasando al detalle las reflexiones de Juan Gelman, Rodolfo Walsh y las suyas propias, Verbitsky muestra que la autocrítica posee más valor cuando se la hace en el momento en que aún pueden corregirse los extravíos, y la distingue del sacramento católico que busca la salvación individual.

 

Ezeiza en el Centro Cultural Kirchner

El último miércoles 7 de junio, Día del Periodista, se realizó en el CCK el segundo encuentro de discusión de la obra de Verbitsky, esta vez sobre el libro Vida de Perro, balance de un país intenso del ‘55 a Macri. La lectura del libro quedó a cargo de Flavia Dezzutto, decana de la Facultad de Humanidades y Filosofía de la Universidad Nacional de Córdoba, y coordinó el encuentro la historiadora Camila Perochena. La discusión sobre el libro fue protagonizada por el economista Pablo Gerchunoff y por Verbitsky

El próximo jueves 22 de junio a las 18 en el Salón de Honor del CCK se realizará el tercer encuentro del ciclo de discusión de la obra de Verbitsky que organizamos junto a Perochena y Daniel Tognetti. A cinco décadas de la masacre, conversarán sobre Ezeiza con el autor y con Mónica Peralta Ramos, Doctora en Sociología y columnista de El Cohete a la Luna. Autora de libros como Etapas de acumulación y alianzas de clase en la Argentina (1930-1970) (Siglo XXI, 1972) y La economía política argentina. Poder y clases sociales (1930-2006) (FCE, 2007), colaboradora de la Revista Militancia Peronista dirigida por Eduardo Luis Duhalde y Rodolfo Ortega Peña. El encuentro se desarrollará con una presentación precisa a cargo de la filósofa Mariana Gainza y la coordinación de la periodista Luli Trujillo.

 

Peralta Ramos, Gainza y Trujillo

 

 

 

--------------------------------

Para suscribirte con $ 1000/mes al Cohete hace click aquí

Para suscribirte con $ 2500/mes al Cohete hace click aquí

Para suscribirte con $ 5000/mes al Cohete hace click aquí