Mendozilandia, una República inviable

Mendoza no tiene posibilidades de ser el país independiente con que amenaza su ex gobernador

 

Hace pocos días, enojado por la genuina preocupación de los gobiernos de las provincias de Buenos Aires, Neuquén, Río Negro y La Pampa (provincia que lleva un largo litigio contra Mendoza, por verse perjudicada en su acceso al agua del Río Atuel) acerca del impacto ambiental de una represa en Portezuelo del Viento (sobre el Río Grande en la cuenca del Colorado), el ex gobernador mendocino y actual diputado nacional, Alfredo Cornejo, lanzó como bravata, en plena rabieta, que Mendoza “tiene todo para vivir como un país independiente".

Darle entidad a este discurso es peligroso y, en gran medida, un sinsentido, pero el hecho de que haya sido perpetrado por el titular del partido opositor con mayor presencia territorial en el país, obliga a tener que analizarlo, por más disparatado que sea. Es casi lo mismo que le pasa a un geógrafo al tener que rebatir a un terraplanista.

Con el máximo respeto por el pueblo mendocino, su hermosa tierra y su vino, tomemos al todo por una parte particularmente importante para cualquier “país independiente”: la fiscal.

Ya en 1853, el santiagueño José Gorostiaga, en pleno debate de la Convencional Constituyente, señaló que "no hay Estado sin recursos" y que "no hay poder sin tesoro".

Atento a ello, es importante señalar con seriedad el escenario de una hipotética República de Mendoza, en el plano fiscal.

Para ello, en primer lugar, algunos datos centrales sobre Mendoza en relación al conjunto del país. Según las proyecciones del INDEC, en 2019 habitaban el suelo mendocino casi dos millones de personas, que representaban un 4,4% de la población del país. A su vez, según se estima en base a los datos oficiales del propio gobierno provincial, el Producto Bruto Geográfico de Mendoza representó un 2,8% del total de la producción nacional. Ello basta para encender una primera luz de alerta: no se estaría en presencia de una provincia “rica”, en tanto su producto por habitante resulta menor al observado para el promedio de la Argentina. Dicho de otra forma, si se toma a Mendoza “como un país” por un lado, y al resto de la República Argentina por el otro, el PBI por habitante mendocino sería un 38% menor al argentino.

Eso no resulta una base muy auspiciosa, en tanto no quita que Mendoza “tendría todo para vivir como un país independiente”, pero requiere aclarar que lo haría “como un país independiente, más pobre que la Argentina”.

Veamos ahora cómo funciona y cómo podría funcionar esa Mendoza independiente a nivel fiscal. En primer lugar, hay que analizar si la situación financiera del gobierno provincial es tan holgada como para alentar el sueño del “Presidente Cornejo”.

En 2019, según datos oficiales del propio gobierno provincial, Mendoza tuvo un déficit de más de 12.700 millones de pesos, es decir que no tuvo los recursos necesarios para afrontar el pago de 1 de cada 9 pesos que gastó el año pasado. A ese quebranto hay que sumar el hecho de que tuvo que pagar capital de su deuda pública por otros casi 2.000 millones de pesos, con lo que las necesidades totales de financiamiento del gobierno provincial fueron del orden de un 2,4% del PBG provincial. Ello no parece propio de una pujante nación por nacer.

Otorguemos, así y todo, el beneficio de la duda, y veamos entonces dos factores que pueden ser determinantes:

  1. Verificar si el Estado Nacional, tanto en materia del esquema de coparticipación federal de impuestos (que son transferencias automáticas a todas las provincias), como por medio de las transferencias no automáticas (popularmente calificadas de “discrecionales”) del gobierno nacional, ha estado discriminando o perjudicando a Mendoza. Como ya mencionamos, en Mendoza vive el 4,4% de la población del país y se produce un 2,8% de la riqueza nacional, sin embargo, según el anuario de estadísticas tributarias de la AFIP, los impuestos nacionales que allí se recaudan representaron, en 2018 (último dato disponible) apenas el 1,6% de la recaudación total de la Argentina. Pese a ello, en el reparto de la coparticipación y regímenes conexos, en 2019, Mendoza recibió un 3,8% del total distribuido entre las 24 provincias. Es interesante hacer notar que creemos que Mendoza debería recibir más, en tanto lo obtenido representa menos que su peso poblacional, pero debería lograr más a partir de criterios distributivos, que busquen propender a la igualdad en las condiciones de vida entre nuestros y nuestras compatriotas de todas las regiones. En cambio, de aplicarse criterios del tipo devolutivos (es decir, que devolviesen a la provincia lo que en ella se produce y recauda), obtendría todavía menos, percibiendo menos de la mitad de lo que recibe en la actualidad.
  2. En materia de transferencias “discrecionales”, tampoco se verifica la hipótesis de la Mendoza “castigada por el gobierno nacional” y mucho menos en 2019, en que el gobierno provincial formaba parte de la coalición Cambiemos, a cargo del Ejecutivo Nacional. Así, el propio gobierno mendocino reconoce haber recibido en ese año 2.200 millones de pesos de aportes no reintegrables, cifra que, por su valor, permitió afrontar los pagos de capital de la deuda provincial correspondientes al ejercicio 2019 (ya hemos dicho antes que era de casi 2.000 millones de pesos).
  3. El otro factor a considerar, es, entonces, la recaudación propia del gobierno provincial, de modo tal de dar cuenta de si, en la actualidad, la provincia de Mendoza se encuentra desarrollando un importante esfuerzo fiscal y puede atender sus gastos con su propia recaudación.

En 2019, Mendoza recaudó impuestos provinciales por 39.200 millones de pesos, a los que se deben sumar otros 27.700 millones de pesos de recursos no tributarios (entre los que se destacan 7.900 millones de pesos de regalías a la actividad petrolera, fundamentalmente), sumando así un total de 66.900 millones de pesos de recursos propios corrientes. Lamentablemente, dado que el gasto en personal en el ejercicio 2019 fue de 68.500 millones de pesos, el “vivir con lo nuestro” de Mendoza no habría alcanzado ni para pagar los sueldos de los empleados públicos provinciales.

Por todo ello, haciendo uno de esos mashups, tan populares en estos tiempos de virtualidad, entre las palabras del ex gobernador Cornejo y el constituyente Gorostiaga, Mendoza resultaría un “Estado sin recursos” y un “poder sin tesoro”. En definitiva, desde el plano de las finanzas públicas, la provincia de Mendoza no tiene grandes posibilidades de ser el país independiente con el que amenaza su ex gobernador.

 

 

Alejandro López Accotto ([email protected]), Carlos Martinez ([email protected]), Martín Mangas ([email protected]) y Ricardo Paparás ([email protected]) de la Universidad Nacional de General Sarmiento.

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