D’Alessio en la nube de confusión

Causa Traficante. Episodio 8. Rolando Barreiro después de dieciocho meses en prisión

 

“Quiero pasar un poco a cómo lo conozco yo al señor D’Alessio”. Así comienza la declaración pública de Rolando Barreiro. Cómo conocí a D’Alessio parece ser el principio elegido por todos los testimonios; el ¿cómo lo conocí? encierra esa otra gran pregunta, para muchos sin respuesta: ¿Cómo fue que me dejé llevar? En una primera e irresponsable lectura, se podría decir que D’Alessio tiene un don, un talento que lo ayuda a mesmerizar a sus interlocutores; en una segunda –y no menos irresponsable lectura–, se puede afirmar que todos y todas las personas que hablaron con D’Alessio relataron una experiencia similar.

“Mis hijas iban al mismo colegio que los hijos (de D’Alessio). La relación empieza por las nenas, buen vínculo entre ellas (…). En esa relación de cercanía, un día D’Alessio me dice que él sabía dónde yo trabajaba (en la AFI), pero que me quedara tranquilo, que él trabajaba en algo parecido.”

Así comienza la declaración de Rolando Barreiro. Es un hombre joven; acusa 39 años de edad, es delgado; en su declaración explica que ha perdido casi diez kilos de peso durante los dieciocho meses que pasó en prisión. A pesar de su hablar pausado y calmo, se lo escucha enojado. La esfera de lo humano también se filtra en su discurso: detrás de cada acusado hay hijas, hijos, padres, madres, parejas. El desarrollo del vínculo entre D’Alessio y Barreiro y las consecuencias sobre sus respectivas hijas, amigas entre sí, bien podría ser el argumento de una película. Pero no lo es. “Después de todo lo que pasó, se cortó, como se cortó mi vida, las relaciones mías con el mundo, con mis ex compañeros y amigos, pasaron a desaparecer”.

Barreiro cuenta que un día D’Alessio lo vio, “de manera fortuita”, reunido con otros agentes de la AFI. En ese momento, le ofreció trabajar para él. “Yo no tenía un trato muy fluido, pero era una persona muy entradora, siempre alegre (…). Vos preguntabas en Canning quién era D’Alessio y todos hablaban maravillas. Con vínculos importantes, con una familia con nombre (…). Había elecciones, él había trabajado en Enarsa y me ofrece trabajo porque me dice que él iba a volver a Enarsa con un cargo como el que tenía o más alto, quería formar un grupo de trabajo para terminar con las corrupción. Yo estaba trabajando en la AFI, no estaba cómodo con lo que estaba haciendo, pero para hacer algo así tenía que renunciar”. “Lo que me dice pasa después. Fue director en Enarsa. Para mí era darle mucha más credibilidad a todo lo que me había dicho. No cualquiera te lo dice dos meses antes y se concreta. Al mes, me dice, tuve que renunciar”.

 

Barreiro. Boceto: Fede Geller

 

 

“’Me peleé con el ministro de Energía (Aranguren), pero quedate tranquilo que algo vamos a hacer juntos, yo estoy relacionado con el gobierno''', dice Barreiro que le contó D’Alessio en su momento, pero como él tenía trabajo, no le dio demasiada importancia. Sin embargo, en 2016, Barreiro se va de la AFI. Y D’Alessio vuelve a convocarlo. “’Tengo que charlar con vos, yo estoy haciendo algunas cosas para el ministerio de Seguridad’”, dice D’Alessio, según Barreiro. “Y me hace referencia concreta a su relación con Patricia Bullrich, me dice que estaba armando una presentación sobre el narcotráfico, la hidrovía… Y me pide una opinión (…). Todo lo que él me decía, iba pasando. En la tele sale junto a la ministra (Bullrich) en la cuestión de Marcelo Mallo. Quiero dejar en claro que (…) lo que él decía era tal cual. No era un charlatán. Hoy me cuesta entender qué es D’Alessio, no sé si es abogado, si no… es una nube de confusión”.

A pesar de la nube de confusión y del extraño vínculo que se fue desarrollando con D’Alessio, Rolo Barreiro no parece enojado con él. Lo narra con distancia, como si se hubiera tomado tiempo para reflexionar cómo fue el devenir de esa relación. Sin embargo, comienza a hablar del doctor Bidone, y su tono se modifica.

“Con Bidone tuve una relación totalmente informal. Me lo presentaron en un restaurante. Yo no me presenté en ningún momento en la fiscalía diciendo: ‘Soy agente de la AFI’ .(…) A él alguien le dijo que yo era ex agente (…). Me dio el pie para hablar del caso emblema de él. Opiniones al aire en un restaurante. Nada de querer introducirme en la investigación del Triple Crimen, que él ya no la tenía, la investigación estaba en el juzgado de Servini de Cubría, él me lo comentó”.

Dos meses después de conocerlo, Barreiro le comenta a Bidone que conoce a un abogado que dice saber sobre cuestiones relacionadas al Triple Crimen; que dice tener conexiones y datos importantes. Ese alguien es Marcelo D’Alessio. “Le comenté a los dos (a D’Alessio, a Bidone), los dos estuvieron de acuerdo en que los presente… y contentos. Lo que ahora sí me cierra es que ellos tenían sus contactos mutuos. (Antes de conocerme), Bidone tenía relación con la señora Patricia Bullrich, ministra de Seguridad en su momento. A principios de 2016, se reúne con Patricia Bullrich y con la cúpula de la AFI, él lo declara en su momento”.

Barreiro hace una pausa para hablar de su paso por la cárcel. Muestra un informe sobre el estado de la prisión en la que estuvo detenido. “Un año y medio en Marcos Paz (…). Quiero exponer las condiciones de detención a las que fui sometido por dichos... Por dichos de personas”. Cuenta que estuvo en un pabellón de castigos, donde van los presos del penal por mala conducta. “Muy complicado el lugar. Me compadezco de lo que está pasando D’Alessio. Situaciones que no se las deseo a nadie. No me quedo con el rencor.”

En el cuadradito del zoom, dentro de la misma sala corroída por la humedad, D’Alessio escucha. Mientras el padre de la mejor amiga de su hija se compadece con tono sincero de su estado actual, D’Alessio tamborilea sus dedos en la mesa, como si estuviera escribiendo algo en un teclado invisible.

Rápidamente, Barreiro vuelve a Bidone, quien, de a poco, se va convirtiendo en el centro de su declaración. “A Traficante no lo conozco. El fiscal Bidone sabía de esta investigación o de la denuncia que había hecho el señor Traficante (a D’Alessio, por extorsión), sin embargo (…) él le aportaba información no sé para qué y sabiendo esto siguió aportándole información al señor D’Alessio. ¿En calidad de qué? Solamente él lo sabrá. En (el juzgado de) Dolores, por el hecho de que se lo detiene a D’Alessio, el supuestamente productor agropecuario (Etchebest). Por ese hecho yo no tengo nada que ver. Con D’Alessio no tenía relación, más de la que tenía mi hija (con la hija de él)”.

“No sé qué hago en este juicio. Hay dichos de personas que me ubican en ciertas reuniones que no existieron o en las que no estuve. Los dichos de estas personas, acusados como acusadores, se entremezclan con la causa de Dolores. Mucha gente (de la Aduana) quiso sumarse a la causa del juzgado de Dolores para mejorar su situación procesal en sus causas. Lo mismo que hace el fiscal Bidone intentando (decir) que a mí me mandó la AFI a infiltrar. Es su estrategia de defensa y la respeto. Pero no voy a respetar que se mienta sobre mi persona”.

Finalmente, Rolando Barreiro vuelve a D’Alessio, a resumir las tareas y el trabajo que hizo cuando fue convocado por él. “Si hay algo que le tengo que agradecer es que me haya dado trabajo. Trabajé en el country donde él era director del directorio. Me hice cargo de la seguridad. No estando él, trajeron a otras personas, me sentí desplazado y renuncié (…). Cuando D’Alessio se va toma otro camino: empieza a salir en la tele, a exponerse públicamente, lo cual mucho yo no compartía o no me gustaba. Tampoco veía que D’Alessio tuviera una dirección concreta, yo decidí dedicarme a mi familia”.

“D’Alessio utilizó mi nombre diciéndole a Traficante: ‘Quedate tranquilo que quien maneja la cuestión de observaciones judiciales es un tal Rolo Barreiro. (…) Y me llama la atención la respuesta de Traficante: ‘¿Y a este Rolo Barreiro cómo lo pagás?’ ¿Quién le dijo quién era Rolo Barreiro? Yo no se lo dije. ¿Por qué el temor a Rolo Barreiro si ni siquiera me conocía? Traficante declaró no conocerme ni haber hablado nunca conmigo. Pero la elevación a juicio dice que yo presté ayuda al reforzar el temor que D’Alessio sembró en los socios o amigos de Traficante en una supuesta reunión. Y acá empiezan las contradicciones”. Un poco agotado y con el fastidio colmando su voz, Barreiro hace un repaso sobre los testigos que lo sitúan en algunas de esas reuniones. “Garcés dice que yo le dije que Gabriel Traficante iba a ir preso, en una reunión que no existe”.

La declaración de Barreiro llega a su fin. Mientras los abogados agendan las fechas de los alegatos —que tendrán inicio el lunes 28 de junio—, los participantes sueltan las tensiones contenidas. Algunos bostezan, otros chequean celulares, se mete el audio de los ladridos de un perro, la voz de un niño que necesita la computadora para un Zoom. D’Alessio recoge su carpeta con apuntes, la guarda y se dispone a regresar a su celda.

Anteriores:
D´Alessio descascarado. Causa Traficante. Episodio 1
D´Alessio: esperando conexión. Causa Traficante. Episodio 2.
D´Alessio, el cazador. Causa Traficante. Episodio 3.
D´Alessio de ronda. Causa Traficante. Episodio 4.
Perdigonada al aire. Causa Traficante. Episodio 5.
D’Alessio super show. Causa Traficante. Episodio 6.
El diario del lunes. Causa Traficante. Episodio 7.

 

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